El “Acuerdo Nacional por el Desarrollo y la Paz en La Araucanía”: Análisis crítico desde la perspectiva de derechos humanos

El pasado 24 de septiembre el Presidente Sebastián Piñera viajó a Temuco junto a varios de sus ministros para dar a conocer el denominado “Acuerdo Nacional por el Desarrollo y la Paz en La Araucanía”. El anunciado Plan gubernamental contiene un conjunto de medidas con las que su gobierno pretende hacer frente a la situación de exclusión y pobreza que vive la región de la Araucanía y en especial el pueblo mapuche, y a través de las cuales se espera alcanzar la paz.

La propuesta anunciada consta de diversos elementos que requieren de un análisis en profundidad. Desde la perspectiva de los estándares internacionales de derechos humanos y de pueblos indígenas que orientan nuestro accionar, nos parece pertinente señalar en relación a ella lo siguiente:

  1. Cabe valorar la disposición del Presidente Piñera de hacer un planteamiento que intente abordar las múltiples dimensiones –jurídico-políticas, económicas, sociales y culturales– que determinan el rezago de la región de la Araucanía, y en particular la compleja y conflictiva relación entre el Estado chileno y el pueblo mapuche.
  2. Igualmente debe valorarse la decisión del Presidente de avanzar hacia el reconocimiento jurídico-político de los pueblos indígenas, en particular el otorgamiento de urgencia a dos proyectos de ley actualmente en tramitación en el Senado, cuales son el proyecto de Ministerio de Pueblos Indígenas y el proyecto de Consejo de Pueblos Indígenas. El primero de estos proyectos fortalece la jerarquía de la institucionalidad indígena del Estado y el segundo genera espacios de participación indígena que, sin perjuicio del necesario respeto a las instituciones propias de los pueblos indígenas, abre canales para la incidencia de estos pueblos en el estado hasta ahora inexistentes.
  3. Lo mismo cabe señalar respecto al anuncio de ley de cuotas mínimas para promover mayor participación política de los pueblos indígenas en instancias electivas, participación que hasta ahora también inexistente, y que resulta fundamental para asegurar el derecho a la igualdad y no discriminación de estos pueblos y sus integrantes.
  4. Sin embargo, llamala atención que las medidas anunciadas por el Presidente Piñera sean denominadas “Acuerdo”, como si las propuestas presentadas fueran resultado de un proceso de diálogo entre el Estado y las instituciones representativas del pueblo mapuche. Cuando lo que ha existido ha sido más bien un diálogo entre algunos representantes y organizaciones mapuche con los sectores productivos de la región, por lo que los resultado de este encuentro no pueden ser considerados un acuerdo que brinden las bases para una propuesta nacional de desarrollo y paz en la Araucanía.
  5. Asimismo, resulta preocupante el anuncio de un proyecto de reconocimiento constitucional a ser enviado este año al Congreso Nacional. Aunque dicho reconocimiento ha sido demandado por los pueblos indígenas desde el retorno a la democracia, la propuesta presidencial se limita fundamentalmente a los derechos culturales de los pueblos indígenas, dejando fuera los derechos políticos como la libre determinación y la autonomía, y sus derechos sobre las tierras, territorios y recursos naturales reconocidos en instrumentos internacionales suscritos por Chile, como el Convenio 169 de la OIT, así como la Declaración de Naciones Unidas y la Declaración Americana sobre Derechos de los Pueblos Indígenas. Se trata de una omisión grave, no solo porque el Estado chileno se ha comprometido a respetar e implementar estos derechos al suscribir estos instrumentos, sino también porque su desconocimiento ha estado a la base del conflicto intercultural hoy existente en la Araucanía y regiones aledañas.
  6. En el mismo sentido resulta preocupante el que el Presidente defina de antemano los contenidos de dicho reconocimiento, ya que estos deben ser definidos en un proceso de consulta con los pueblos indígenas conforme a dichos instrumentos internacionales. Más aún, tampoco se hace cargo del hecho de que hace menos de un año se verificó un proceso de consulta con los pueblos indígenas, incluyendo el pueblo mapuche, sobre los contenidos de una Constitución en las materias susceptibles de afectarles, proceso del cual surgieron contenidos para este reconocimiento constitucional –como el derecho de autodeterminación y el estado plurinacional–que no pueden ser ignorados desde el ejecutivo, dada la continuidad del Estado.
  7. Aunque cabe valorar la voluntad de diálogo expresada por el Presidente como mecanismo para el logro de acuerdos y la búsqueda de la paz en la región, el diálogo que se propone dista bastante de aquel que ha demandado el pueblo mapuche y que exigen los estándares de derechos humanos que le son aplicables. En efecto, al igual que en el caso de la Comisión que presidiera el Obispo Vargas, a la cual es Presidente Piñera hizo referencia en sus anuncios, la instancia que se propone para estos efectos –el Consejo por el Reencuentro de La Araucanía– estaría integrado por representantes de diversos sectores regionales, y no solo por el representantes del estado y del pueblo mapuche, que son los interlocutores fundamentales del conflicto que se pretende superar, y sujetos de derecho con capacidad de autodeterminarse.
  8. De la misma manera resultan sumamente preocupantes los anuncios referidos a la reforma de la Ley 19.253 de 1993, conocida como Ley Indígena, los cuales debilitan la protección que dicha ley otorga a las tierras indígenas y que son consistentes con el derecho internacional aplicable a estos pueblos. Entre estos anuncios se incluye el posibilitar que las comunidades titulares de tierras puedan dividir total o parcialmente el título común sobre las mismas y generar títulos individuales de dominio para los miembros de la comunidad, debilitándose de esta manera el carácter comunitario de las tierras indígenas, el que resulta fundamental para los pueblos indígenas, entre ellos el mapuche.
  9. En el mismo ámbito, se busca permitir la posibilidad de que los titulares de tierras indígenas celebren distintos tipos de contratos sobre estas, tales como mediería, arriendo, cesión de derechos y otros en tierra individual o comunitaria indígena por hasta 25 años, contratos hoy prohibidos por la misma ley. Se trata de una propuesta que apunta en la dirección de incorporar las tierras mapuche al mercado para de esa formas facilitar la inversión privada en ellas, sin considerar las externalidades que se pueda generar.
  10. Los anuncios presidenciales incluyen además un Plan Impulso Araucanía que contempla 491 proyectos de inversión pública en un periodo de ocho años (2018 a 2026), equivalentes a un aporte de US$8.043 millones. A ello se agregan una serie de medidas de carácter social en los rubros de vivienda, obras públicas, medio ambiente, educación y salud, que en muchos casos están orientados a la población regional en su conjunto y no tan solo a la población mapuche. Si bien se trata de medidas que consideran una inversión importante para una región históricamente postergada, estas forman parte de las obligaciones que el Estado tiene en materia de derechos económicos, sociales y culturales en general, las que no han sido asumidas por este en el pasado. Por otro lado, pretender que a través de estas medidas se dé solución a un conflicto reconocidamente de carácter político no solo es ingenuo, sino que a su vez inapropiado.
  11. Finalmente cabe llamar la atención respecto al anuncio de incentivos tributarios contenidos en la propuesta presidencial para “todo tipo” de inversiones a realizarse en la Araucanía en los próximos años, a través de los cuales se espera incrementar dicha inversión en un 10%. Esta medida, lejos de beneficiar al pueblo mapuche y a sus comunidades, beneficiaría las inversiones de privados en rubros tales como la forestación, la salmonicultura o la hidroelectricidad, todas actividades que dado sus impactos ambientales y culturales han contribuido precisamente a aumentar la conflictividad existente entre el pueblo mapuche y el estado, que es lo que se pretende enfrentar a través de esta propuesta.

Los anuncios presidenciales, no obstante reconocibles en sus intenciones, están lejos de orientarse por los estándares de derechos humanos aplicables a los pueblos indígenas que el Estado chileno se ha comprometido a respetar, y cuya aplicación en Chile ha sido demandada por el pueblo mapuche. Por lo mismo, es que las perspectivas de que a través de su implementación se pueda avanzar en la superación del conflicto histórico y presente entre este pueblo y el Estado, lamentablemente no parecen ser muy auspiciosas.

Observatorio Ciudadano

  • Temuco- Santiago, 26 de septiembre de 2018

Más de 200 organizaciones de América Latina y el Caribe piden a sus Estados firmar el Acuerdo de Escazú

Gobiernos de toda América Latina y el Caribe pueden hacer historia y establecer nuevas normas de protección del medio ambiente y los derechos humanos firmando el Acuerdo de Escazú durante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York el 27 de septiembre; así lo ha afirmado hoy Amnistía Internacional en una carta conjunta firmada por más de 200 ONG y entregada a los jefes de Estado de los 33 países de la región.

Seguir leyendo

Puchuncaví, zonas de sacrificio y el desarrollo insostenible

Nuevos episodios de grave contaminación en Puchuncaví y Quinteros producto de la actividad empresarial desregulada e irresponsable, que se suman a otros que vienen aconteciendo en distintos territorios y que son denunciados cada vez con mayor fuerza, han abierto una vez más el debate en torno dos realidades que no pueden seguir soslayándose: las zonas de sacrificio y las formas de desarrollo.

Respecto a lo primero, el Mapa de Conflictos Socioambientales elaborado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) registra un total de 116 casos a lo largo de todo Chile; 38% de ellos vinculados a la generación de energía, 28% a la minería, 9% al saneamiento ambiental y 25% a otros sectores cuyas actividades producen una importante cantidad de externalidades negativas sobre la salud de las personas, el medio ambiente y en el acceso al agua. Los que lamentablemente siguen en aumento, concentrados muchas veces en una misma zona, como es el caso de Puchuncaví y Quinteros.

En cuanto a lo segundo, sin duda el tema de fondo y de alcance global, cabe destacar la agenda comprometida por los Estados en el seno de Naciones Unidas, que se materializa en los Objetivos de Desarrollo Sostenible con metas específicas al 2030. Señalar además que Chile cuenta desde hace un año con un Plan Nacional de Acción sobre empresas y derechos humanos, para responder a sus obligaciones internacionales para con los Principios Rectores de la ONU en esta materia. Asimismo, que en la Asamblea General de este último organismo, se firmará en pocos días más un tratado vinculante sobre acceso a la información, a la justicia y la participación ciudadana en materias ambientales, el Acuerdo de Escazú, cuyas disposiciones constituyen nuevos estándares a ser incorporados en la evaluación, y lo que es aún más importante, en la autorización definitiva de proyectos de este tipo.

El debate por tanto, y las respuestas a estos complejos escenarios, no puede centrarse solo en identificar a los responsables de la contaminación, menos siendo las sanciones tan deficientes en relación al impacto. Ni tampoco el gobierno puede eludir su responsabilidad frente a estos hechos, pues es deber del Estado –de acuerdo a los mencionados Principios, a tratados internacionales y a la propia Constitución– salvaguardar que no se vulnere nuestro derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, sea esto provocado por empresas estatales o privadas, nacionales o extranjeras.

Asimismo no puede continuar imponiéndose, con decisiones administrativas y marcos normativos dictatoriales, como son las leyes sectoriales, un tipo de “desarrollo” claramente en crisis y que está a la base de todos estos conflictos socioambientales derivados de la actividad empresarial; 32% de ellos emplazados en territorios indígenas de acuerdo al mapa del INDH, pueblos que de acuerdo al Convenio 169 de la OIT –ratificado y vigente en Chile– tienen el derecho a definir su propio modelo de desarrollo.

Definir por lo mismo qué tipo de desarrollo se requiere para reemplazar al actual “modelo”, que constituye la raíz del problema, es una tarea urgente. Pero esta definición no puede ser resorte únicamente del gobierno o del parlamento, sino que fruto de un debate amplio y de composición diversa, que garantice e incluya la participación de las comunidades afectadas y de los pueblos indígenas. Un debate, además, que se enmarque o que se produzca en paralelo a un proceso de cambio de la Constitución, interrumpido por la administración de Sebastián Piñera, ello bajo mecanismos democráticos y participativos, como han demostrado ser con éxito, en la región y en otros continentes, los procesos constituyentes. Pues de lo que se trata, y he allí el desafío, es de un cambio de paradigma y refundacional.

En este sentido, analizar el caso de Puchuncaví y Quinteros resulta ser muy ilustrador. En efecto, el “Parque” Industrial de Ventanas fue inaugurado en febrero de 1961, siendo presentado como un importante polo de desarrollo económico y una fuente significativa de trabajo, con dos empresas funcionando durante la primera década: la Refinería y Fundición Ventanas, de la Empresa Nacional de Minería (ENAMI), hoy en manos de Codelco, y la Central Termoeléctrica Ventanas de propiedad de Chilgener S.A., actual AES Gener S.A., de la cual forma parte la multinacional AES Corporation.

Sin embargo, en la actualidad son más 15 las empresas que operan en el sector –energéticas, de combustibles, químicas y cementeras–, configurando lo que hoy las autoridades y los medios de comunicación finalmente reconocen como una “zona de sacrificio”. Donde son precisamente las condiciones atmosféricas que hace más de medio siglo se dijo evitarían la concentración de sustancias nocivas, asumiendo que “se las llevaría el viento” costero, las que hoy le distribuyen sobre la población, originando muertes y enfermedades, muchas de ellas irreversibles.

Este desarrollo insostenible, es por tanto la verdadera causa a la que debemos hacer frente. Con autoridades con verdadera voluntad política y una sociedad que tome conciencia de la necesidad de un cambio de rumbo. Pues como afirmó un dirigente de Puchuncaví, “ya estamos cansados de las canchas de fútbol” y de medidas que no mitigan ni compensan. Es tiempo, por qué no, de pensar en sacar de allí todas esas industrias contaminantes, de lograr que los habitantes de Puchuncaví y Quinteros dejen de ser sacrificados, y que se construya en su lugar un verdadero Parque, uno de esos por donde corren los niños y se hace comunidad. Es lo mínimo que se puede hacer, luego de tanto daño causado.

Por Paulina Acevedo Menanteau

  • Periodista y Comunicadora en Derechos Humanos
  • Coordinadora del Programa Ciudadanía e Interculturalidad
  • Observatorio Ciudadano – www.observatorio.cl
  • @PaulinaAcevedoM

Declaración: Observatorio Ciudadano ante extradición de Facundo Jones Huala

La extradición hacia Chile de Facundo Jones Huala el día de ayer, miércoles 12 de septiembre, ha generado gran conmoción desde la perspectiva de los derechos humanos tanto en Chile como en Argentina. Ello dado que esta acción contraviene la Medida Cautelar en su favor otorgada por el Comité de Derechos Humanos de la Naciones Unidas el pasado 05 de septiembre, en la que el Comité requirió al Estado argentino “suspender la extradición de Francisco Facundo Jones Huala mientras su caso se encuentre pendiente de examen ante el Comité”. Dicha situación genera gran preocupación ya que deja en evidencia la falta de cumplimento de la República Argentina de sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, precedente que podría ser replicado por el Estado de Chile.

Es importante hacer presente que Facundo Jones Huala es imputado por su presunta participación en el incendio de un inmueble registrado en 2013 en el fundo Pisu Pisue, en la comuna de Río Bueno, hecho por el cual cuatro de los co imputados resultaron absueltos de los cargos, y la Machi Millaray Huichalaf resultó condenada a la pena de 61 días por el delito de encubrimiento, caso que actualmente se encuentra en conocimiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Es en el contexto de dicho caso que a Facundo Jones Huala se le imputan también los delitos de porte ilegal de munición, porte ilegal de armas e infracción a ley de extranjería.

Cabe dar cuenta también, que tanto Facundo Jones Huala, la Machi Millaray Huichalaf y los demás imputados por el incendio referido han estado involucrados en la defensa del Río Pilmaiquén, en cuyas aguas se proyecta la instalación de dos centrales hidroeléctricas (Central Hidroelectrica Osorno y Central Hidroeletrcica Los Lagos), pertenecientes a la estatal noruega Statkraft, una de las cuales inundaría el Complejo ceremonial Ngen Mapu Kintuante, espacio sagrado para las comunidades mapuche williche.

Aunque el Observatorio Ciudadano ha manifestado en reiteradas oportunidades su condena a hechos de fuerza en el marco de los conflictos por tierras en la Araucanía y regiones aledañas, provenga esta del Estado o de comunidades mapuche, no podemos dejar de subrayar que estamos frente a un caso de criminalización de la protesta mapuche en defensa de sus derechos, protesta legítima que requiere de resolución política.

Es desde esa perspectiva que la extradición de Facundo Jones Huala a Chile, reviste una condición especial, relacionada con la definición política de los Estados de Chile y Argentina de criminalizar la protesta social del pueblo mapuche en estos países, buscando construir nexos entre los procesos de resistencia en ambos lados del Wallmapu, tal como lo pretendían hacer mediante el fallido montaje judicial conocido como operación Huracán.

Por lo mismo instamos al Estado de Chile a buscar caminos políticos para abordar los conflictos generados con el pueblo mapuche en el contexto de proyectos de inversión que afectan sus derechos, única vía de superarlos de manera efectiva y duradera.

Alcalde Millabur sobre el conflicto en la Araucanía: «Hay una doble moral, un doble estándar»

Sin pelos en la lengua, el edil de Tirúa habla de su percepción del ministro Alfredo Moreno y cuestiona cada gobierno que llega trae una idea nueva para sacar de la pobreza a los mapuches. «Tengo comunicación abierta y dura con el Gobierno actual y con todos los gobiernos, a todos les he reparado ese concepto que los mapuches no son pobres. Los Mapuches somos un pueblo empobrecido, ese es un paradigma totalmente distinto a que se nos califique como pobres.  Si fuéramos pobres no tendríamos territorio, no tendríamos cultura, no tendríamos código de entendimiento, no tendríamos relación política entre nosotros. Un pobre que tiene catorce mil años de civilización ¡no es un pueblo pobre¡».

Con solo 26 años se convirtió, en 1996, en el primer edil mapuche en el país. Desde entonces Adolfo Millabur Ñancuil, ha sido reelegido una y otra vez como alcalde de Tirúa y se ha codeado con los gobiernos de todos los colores políticos y por lo mismo, habla con propiedad sobre los conflictos en la Araucanía. Ad portas que La Moneda y el ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, den a conocer el tan anunciado Plan para dicha zona con el que aspiran a bajar los niveles de tensión y conflicto, Millabur habla sin pelos en la lengua al considera «pirotecnia comunicacional» la foto que en julio protagonizó el lonko Aniceto Norin con el líder de la Sofofa, Bernado Matte y la reunión que posteriormente tuvo con el hijo del matrimonio Luchsinger Mackay. «Es legítimo que el Lonko pueda facilitar el diálogo, cualquier mapuche si lo puede, lo hace, puso su imagen pública al servicio de destrabar una situación (…) estuvo preso 5 años por la Ley Antiterrorista, después se descolgó, consiguió unos proyectos productivos, comprar tierras y ahora está en su propia agenda. No obedece al movimiento mapuche. Está reducido a su microempresa», sentenció el alcalde.

-¿El ministro Moreno es un interlocutor al que realmente se le escucha?

-Hasta ahora lo que he logrado entender es que ha tenido una evolución en la comprensión del caso, es un tipo que creo inteligente, hábil, abierto, obedece a una lógica y interés político que no es necesariamente lo más generoso con los mapuches.

-¿Porqué?

-Fue presidente de la CPC (Confederación de la Producción y del Comercio). Están arriba, pensando que todo su accionar es tan generoso, cuando se dan cuenta que en la práctica tienen la escoba por abajo. Me da la impresión que Moreno bajó del olimpo y está dialogando con una realidad.La historia ha demostrado que han pasado muchos gobiernos, con propuestas brillantes, pero en el tiempo se demuestra que no han dado con la solución correcta.

-Si tuviera que hacer una reflexión sobre hechos de violencia en la Araucanía que han terminado con víctimas muertas ¿qué diría?

-Hay una doble moral, un doble estándar. La muerte de esas dos personas ancianas – matrimonio Luksinger Mackay – es lamentable, dificultó y deslegitimó la lucha digna de los mapuches. Los medios han hablado de la muerte de ese matrimonio todos los días como las únicas víctimas, pero quién habla de los papás de Matías Catrileo, ellos también arrastran una pena terrible. ¡Quién habla de Alex Lemun, un joven de 16 años también muerto también! Nadie se ha hecho cargo de los miles de mapuches muertos

-¿Se ha estigmatizado al pueblo mapuche?

-Salvajes e incivilizados, así caricaturizaban al pueblo mapuche los españoles. Luego, en la pacificación de la Araucanía se ahondaría en esa descalificación, con epítetos como mapuche flojo, que no obedece a la lógica de la civilización y hoy se ha replicado, con la imagen del mapuche conflictivo, terrorista.

-Una y otra vez se escucha también decir que viven en la pobreza…

-Cada gobierno llega con la idea que viene a sacar de la pobreza a los mapuches. Tengo comunicación abierta y dura con el Gobierno actual y con todos los gobiernos, a todos les he reparado ese concepto que los mapuches no son pobres. Los Mapuches somos un pueblo empobrecido, ese es un paradigma totalmente distinto a que se nos califique como pobres. Si fuéramos pobres no tendríamos territorio, no tendríamos cultura, no tendríamos código de entendimiento, no tendríamos relación política entre nosotros. Un pobre que tiene catorce mil años de civilización ¡no es un pueblo pobre¡

-¿Cuál es su mirada de las grandes compañías madereras que operan en la región?

-Yo lo llamo “la cuarta invasión”. Estas empresas no tienen otra racionalidad que la explotación indiscriminada, abusiva, violenta los derechos más esenciales culturales del pueblo mapuche. Hay ahí un tema que la sociedad chilena no lo tiene internalizado.

No es posible que en la Novena Región no tengamos apenas un consejero regional. No nos dan la posibilidad de participar en los poderes de decisión para poder gobernar los territorios nuestros. Para que decir en el Parlamento, donde se discuten los temas del país, donde está el poder. Para que decir el Ejecutivo. Y los medios de comunicación más conservadores, cuando planteamos el Estado plurinacional, lo entienden como escisión/ fragmentación cuando no es así, es cohabitación.

-¿Cuáles fueron las otras tres invasiones?

-La primera fue la española, la segunda la del ejército chileno, la llamada Pacificación de la Araucanía y la tercera, la de la instalación de los colonos europeos, alemanes, suizos, italianos y franceses. El año 1866 es la primera ley que origina los títulos de “merced” -una estrategia militar- de reconocer un pedacito de terreno a las comunidades, reducciones indígenas y luego se enajenó todo el territorio mapuche, quedando a nombre del Estado. Fruto de esa ley nos dicen que tenemos derechos de título de merced, pequeñísimo, el resto lo declaran fiscal, ponen al Ejército para proteger la instalación de los colonos que hoy aparecen reclamando derechos también de propiedad.

-¿Falta comprensión del significado real que tiene para el pueblo mapuche el territorio?

-Claro, es que la tierra para el mapuche no tiene que ver con una cosa de mercado, es parte de su esencia, de un sentido de pertenencia, es su seguridad como ser humano. Es cohabitación de todos los elementos del Mapu, es lo que denominamos Itrofil moñen y ahí llega la empresa forestal, se instala en nuestro territorio, sin tomar en cuenta e ignora a un pueblo. Para muchos Mapu es tierra y no, Pulli es tierra, Mapu es todo, por algo yo soy Mapuche, soy che pero pertenezco al Mapu. El Mapu es todo, es como el universo.

-¿Los que llegaron a los territorios mapuches no han respetado su historia?

-Quiénes se han instalado han dado por hecho que los que están ahí no tienen historia, que no hay una historia detrás de ellos. He hablado con gente de la familia de los Matte, les he dicho que llegaron como visita, no pidieron permiso ni golpearon la puerta, se instalaron no más. Fue a través de un sistema de gobierno que era militar. Estoy hablando de las forestales. No había posibilidad de reclamar mucho. Además el problema era que fue subsidiado 100% la instalación de su industria y así, más encima se sienten con la autoridad de decir que nosotros los vulneramos a ellos.

-¿Y qué pasa con la relación entre el mundo mapuche y el mar?

-El año 1992 comenzamos a entender que el tema de los mapuches no solo tiene que ver con la tierra, sino también con el lafken (mar). Si se mira el litoral, donde siempre ha habido comunidades mapuche que han vivido del mar, el ADN de los legisladores, de los gobiernos de turno, no asimilan que los mapuches tienen derecho a seguir viviendo del mar. Así como se vive de la tierra, también se vive del mar. En todas las caletas de pescadores, la mitad o la mayoría son mapuches o mezcla. Tienen un derecho ancestral. Cuando se legisló el año 1991, se dejó sin derecho al mar a los mapuches, es como que hoy se los dejara sin derecho a la tierra.

-¿Y qué hicieron?

-Cuando se aprobó esa ley, nos organizamos. Constituimos lo que se llama la Identidad Territorial Lafkenche y desde ahí construimos la Ley 20.249, se llama Espacio Costeros Marinos de Pueblos Originarios. Hablamos con los Gobiernos, lideré eso junto a otros más, ideamos la ley, hicimos que (Andrés) Allamand estuviera de acuerdo, que (Pablo) Longueira nos apoyara con todo su partido.

-¿Que pasó?

-Sectores económicos, sobre todo la SOFOFA se dieron cuenta que era una dificultad para continuar con sus propios intereses. Ahí aparece Longueira, ministro de Economía del primer gobierno de Piñera diciendo que esta ley – que el mismo aprobó siendo senador – es un problema para el desarrollo del litoral. Le recordé: ¡Ud lo aprobó Ministro¡ ¡Usted era senador¡ ¡estuvimos al lado, codo a codo conversando, negociando¡

-El tema de las aguas ¿está en las conversaciones con el ministro Moreno ?

-¡Sí claro¡ El tema de la tierra, el tema del código de aguas, del borde costero. Están haciendo varias leyes. Hoy hay una que está en el Parlamento sobre quién regula la zona de playa o terrenos de playa. Hay una ley que dice que podría pasar a Bienes Nacionales, que ellos lo administren. Como dirigente, como alcalde le he venido advirtiendo a los distintos sectores políticos que tengan cuidado con esta ley, porque permitiría la privatización de todo el litoral que hoy le pertenece a todos los chilenos.

-¿Cuáles son los tres cerrojos que ud. dice que el ministro Moreno debe abrir para avanzar?

-El primero, establecer puentes que acorten las desconfianzas que existen entre los mapuches con el Estado Chileno. Lo otro, un cambio de paradigma, respetar al dueño de casa, significa que antigüedad constituye grado. El caso de la industria del carbón en la provincia de Arauco, Lebu, Cerro Alto, Curanilahue, la pobreza campea, la actividad movió la industria del carbón en su época, en circunstancia que las comunidades locales quedaron pobres, ¿Qué pasa con la producción de los salmones? ¿Con la del monocultivo de pino y eucaliptus?. Tercero, actos concretos de poder establecer nuevas reglas con los territorios en que se desarrolla esta economía, que son avasalladoras, no es posible que las salmoneras dejen la escoba y queda una crisis medio ambiental y después se van, los capitales se van.

-¿También gestos políticos?

-No es posible que en la Novena Región no tengamos apenas un consejero regional. No nos dan la posibilidad de participar en los poderes de decisión para poder gobernar los territorios nuestros. Para que decir en el Parlamento, donde se discuten los temas del país, donde está el poder. Para que decir el Ejecutivo. Y los medios de comunicación más conservadores, cuando planteamos el Estado plurinacional, lo entienden como escisión/ fragmentación cuando no es así, es cohabitación.

-¿Es Chile un Estado plurinacional?

-Chile es, en los hechos, plurinacional, porque tiene varias naciones, lo que pasa que la mayoría de los intelectuales confunden – intencional o no – Estado versus nación y perfectamente pueden cohabitar, hay muchas experiencias comparada.