Carta a Allamand: Reactivar el TPP-11 es una maniobra antidemocrática y colonialista que impone un modelo económico que no beneficia a Chile

Chile está exportando su suelo, su agua en perjuicio de la realidad del campesinado chileno y el TPP-11 apunta a intensificar este sistema, sostienen los dirigentes sociales.

Lucio Cuenca de OLCA haciendo entrega de la carta redactada por Wallmapu sin TPP en la CancilleríaLucio Cuenca de OLCA entregando la carta en la Cancillería

Este martes fue entregada en la Cancillería Chilena, la carta escrita por la organización Wallmapu sin TPP y firmada por más de mil personas pertenecientes a distintas, organizaciones sociales, campesinas, ambientales, entre otras, en la que dan a conocer al Ministro Andrés Allamand su rechazo a que el TPP-11 sea aprobado previo a la redacción de una nueva Constitución.

“Sabemos que una eventual ratificación del TPP-11 significará una camisa de fuerza de cara a la discusión constitucional venidera y una seria limitación de los derechos sociales que los pueblos de Chile esperamos queden plasmados en el nuevo documento refundacional del país”, declara el documento.

Sobre estos nuevos intentos por parte del Gobierno de reactivar el trámite del TPP-11 durante el proceso constituyente Alejandra Parra, de la Red de Acción por los Derechos Ambientales Araucanía declara que: “Es una Maniobra completamente antidemocrática que pretende superponer los intereses de la élite económica mundial por sobre los intereses, necesidades, derechos de la ciudadanía y de los pueblos. Es además una maniobra colonialista porque de nuevo nos vienen a  imponer un modelo económico extranjero, globalizado que beneficia a otros países más que al nuestro”.

Además de las implicancias en la soberanía del país y las consecuencias que la ratificación de este tratado pueda tener en la nueva Constitución, a los movimientos sociales les preocupa los daños ambientales y la vulneración de derechos que produce la profundización del modelo extractivista.

Raimundo Marchant de la ONG permacultura Río Puelo de la Región de Los Lagos opina que el TPP-11 “apunta a consolidar este sistema de exportación, de agricultura convencional intensiva y dejando de lado las problemáticas sociales, ambientales y económicas de las realidades de nuestra población.” También explica el daño que ha hecho la agricultura tradicional de exportación a los bosques nativos por la deforestación que ésta produce. “Chile está exportando su suelo, su agua en perjuicio de la realidad del campesinado chileno”, señaló Raimundo.

Por su parte, Lucía Sepúlveda del Comité Socioambiental de la 8M, Considera que el TPP-11 y los Tratados de Libre Comercio en general, definen a la mujer como un objeto laboral, puesto que la forma en que enfoca los derechos laborales es muy equívoca, ya que se remite a respetar los derechos laborales estipulados por la OIT hace 20 años e ignora todas las conquistas que las mujeres hemos ganado, como los permisos postnatales y prenatales.

Lucía también apunta a las condiciones de trabajo de las mujeres en las empresas agroexportadoras que será un rubro beneficiado por este tratado. “En el fondo, el TPP-11 va a fortalecer un sistema de producción, en el agro sobretodo, que va contra la salud de las mujeres. La forma convencional de la agricultura implica muchos costos de salud para las mujeres, condiciones congénitas de sus hijos, deterioro de las capacidades laborales muy rápido por la forma en que se trabaja tan intensiva y que no es reconocida en términos salariales”, indica. “En este tratado las mujeres son vistas como objetos de capacitación para ser integradas al mercado laboral”, concluye Lucía Sepúlveda.

Organizaciones firmantes

Las organizaciones que suscriben la carta a Allamand a partir de la iniciativa llevada adelante por Wallmapu sin TPP son  más de 450 en total, desde el Norte Chico (“Valles en Movimiento”, de Monte Patria y Limarí) hasta Cochamó (“Permacultura Río Puelo”, de Los Lagos) en el sur.  Incluyen  mayoritariamente asambleas territoriales, cabildos, coordinaciones,  redes territoriales y miembros de movimientos sociales tales como Valles en Movimiento, con un número muy importante de organizaciones de pueblos originarios y campesinas.

Entre los adherentes del Wallmapu está la ANEF Araucanía, Ad Kimun, PDTI Kurarrehue, Paimuri de Paillaco,   y en la zona centro resaltan OLCA, ANAMURI,  las Mujeres de Zonas de Sacrificio así como la Escuela Agroecológica Reberde.

También suscribieron comités y colectivas feministas y mesas sociales territoriales, colectivos ambientales como el Comité de Defensa de Paine, ONGs ambientales como “Alianza Basura Cero Chile” y la Red de Acción en Plaguicidas RAP-Chile  y  asimismo sindicatos campesinos y del Retail,  entre otras múltiples asociaciones tales como juntas de vecinos, medios de comunicación populares y agrupaciones de variados temas.  Además se hicieron parte de esta demanda personas y ciudadanas, muchos de ellos estudiantes.

 

Protegiendo las tierras indígenas: lecciones desde Chile

La ONG chilena Observatorio Ciudadano brinda apoyo a los pueblos indígenas en la tarea de demandar responsabilidades de las compañías mineras internacionales, a través de la combinación de Evaluaciones de Impacto en Derechos Humanos y el mapeo de las cadenas de inversión.

Los Colla han sido legalmente reconocidos como pueblo indígena y habitan en la región de Atacama, al norte de Chile. A pesar de que su territorio ancestral se extiende sobre 800.000 hectáreas, el gobierno chileno solo les ha otorgado derechos sobre cerca de 9.000 hectáreas de tierra.

Al ser pastores, los Colla migran con su ganado a través de los altos valles andinos, trasladándose desde los fríos pastizales montañosos en las estaciones cálidas, hacia humedales en latitudes bajas durante los meses fríos. Debido a este sistema de migración, cada una de las 55 comunidades colla necesitan contar con una gran extensión de tierra.

Sin embargo, el gobierno chileno no ha reconocido legalmente ni una décima parte del territorio indígena colla y por tanto, no se ha respetado su soberanía territorial. De hecho, Chile ha otorgado concesiones mineras a no menos de seis compañías mineras distintas, las que actualmente están realizando exploraciones dentro del territorio ancestral colla, interviniendo en humedales y lagunas que deberían ser áreas protegidas de acuerdo a la legislación nacional.

La compañía minera cuprífera de origen canadiense, Kinross Company, opera tres proyectos en las tierras ancestrales de una comunidad: la comunidad colla de Pai-Ote.

Entre los años 2007 y 2013, Kinross emitió grandes cantidades de mercurio en aguas de la comunidad colla de Pai-Ote, convirtiéndose en el segundo mayor emisor de mercurio en Chile. Producto de esto, los miembros de la comunidad se enfermaron y sus animales murieron luego de beber el agua contaminada.

En respuesta a las demandas interpuestas por la comunidad en 2016, la autoridad medioambiental chilena dictaminó que Kinross era responsable de la contaminación por mercurio y obligó a la empresa a llevar a cabo una limpieza.

El año 2012, Kinross comenzó con exploraciones para abrir nuevas faenas mineras a tajo abierto. Esta labor formó parte del proyecto “La Coipa fase 7”, con una inversión proyectada de 200 millones de dólares.

Durante la evaluación de impacto ambiental de este proyecto, Kinross sostuvo que no existían comunidades indígenas en el área de impacto del proyecto, pese a que se basó en mapas gubernamentales donde se reconoce el territorio colla y además, en conocimiento de que las actividades previas en esta misma área tuvieron como resultado la contaminación de las aguas de la comunidad colla de Pai-Ote. No obstante, esta evaluación de impacto fue aceptada por el gobierno chileno, y se otorgó el permiso para continuar con el proyecto.

El Observatorio Ciudadano (OC), es una ONG chilena enfocada en las violaciones de los derechos humanos en Chile y América Latina, con una preocupación particular por los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales.

Cuando José Aylwin, el coordinador del programa “Globalización y Derechos Humanos” del Observatorio conoció durante una reunión con parlamentarios en Santiago a Ercilia Araya, lideresa de la comunidad Colla de Pai-Ote, ella le dijo: “Mi comunidad es un territorio de conservación indígena y tenemos a diez mineras canadienses operando ahí. Queremos que nos venga a ver y trabaje con nosotros”.

El OC ha colaborado con la comunidad colla de Pai-Ote documentando los impactos de la minera Kinross en sus territorios, animales y recursos, así como también el acoso que del que ha sido víctima  Araya y su familia por parte de la policía, quienes constantemente la amenazan con iniciar un proceso en su contra debido a su activismo.

La Evaluación de Impacto en Derechos Humanos

Para poder abordar los conflictos relacionados con la minería, el OC y la comunidad colla de Pai-Ote trabajaron en conjunto una Evaluación de Impacto en Derechos Humanos (EIDH) en La Coipa Fase 7, la cual pronto estará operativa.

Una Evaluación de Impacto en Derechos Humanos identifica los impactos existentes y potenciales de las operaciones de una empresa en los derechos humanos de las familias y comunidades afectadas. Generalmente, las corporaciones desarrollan sus propias evaluaciones de impacto social, medioambiental y en derechos humanos, como parte de las diligencias necesarias que se deben realizar antes de una inversión.

Sin embargo, una EIDH impulsada y dirigida por la comunidad, asegura que los impactos identificados sean aquellos que efectivamente experimenta la comunidad. Además, empodera a los miembros de la comunidad para que logren vincular las violaciones vividas con las normativas nacionales e internacionales que protegen sus derechos.

Con el apoyo y la facilitación del equipo del OC, la comunidad colla de Pai-Ote analizó y discutió las normativas chilenas e internacionales vigentes, entrevistó a miembros de la comunidad y representantes de la Embajada de Canadá en Chile y se comunicó con los representantes en Chile de Kinross. Lo anterior, se complementó con documentos gubernamentales de conocimiento público tales como sentencias y expedientes de casos judiciales y los resultados de las evaluaciones de impacto ambiental.

En la EIDH, Segundo Araya Bordones, comunero colla de Pai-Ote, afirma: “Donde las grandes mineras extraían [agua] había hermosas llanuras, grandes lagunas, marismas… [Ahora,] no queda nada [más que] suelo puro, todo está árido…están secando las napas subterráneas”.

En julio de 2020, el OC y la comunidad colla de Pai-Ote publicaron su informe de EIDH y lo enviaron tanto a los ejecutivos de Kinross como a representantes gubernamentales de Chile y Canadá. El informe concluyó que ambos Estados han fallado en proteger los derechos territoriales colla.

En particular, el informe considera que el gobierno de Chile no ha reconocido ni protegido los derechos territoriales de la comunidad colla de Pai-Ote, así como su derecho al consentimiento libre, previo e informado (CLPI) en el contexto de las operaciones mineras de Kinross, en virtud del Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional del Trabajo (Convenio 169 de la OIT).

La EIDH también afirma que el estado canadiense (donde tiene su domicilio Kinross) no cumplió con sus obligaciones extraterritoriales de derechos humanos. Finalmente, el informe indica que Kinross:

  1. No siguió los procedimientos de debida diligencia que podrían haber prevenido las violaciones de derechos humanos.
  2. No compensó a la comunidad, tanto por el uso de sus tierras ancestrales como por los daños medioambientales causados previamente, y
  3. Que las actividades mineras de Kinross obstruyeron la migración estacional de la comunidad colla de Pai-Ote y también “contaminaron los acuíferos y secaron las planicies y humedales andinos”.

La EIDH además consideró que como consecuencia de estas violaciones: “La economía ganadera que constituye la base material y cultural del modo de vida de esta comunidad, se encuentra en riesgo por la potencial contaminación de las aguas, la pérdida de territorio, la construcción de líneas eléctricas en las vegas [prados], las dificultades de acceso a las zonas veraniegas debido al cierre de carreteras, el secado de vegas y humedales como resultado de la extracción de agua dulce para el proceso minero, [todo lo cual afecta la] biodiversidad y el sistema productivo tradicional de las comunidades colla”.

En respuesta a las preguntas escritas enviadas por el OC respecto a sus políticas y operaciones, los representantes de Kinross señalaron: “Trabajamos para evitar todos los potenciales impactos negativos a los derechos de tierra y los intereses de las comunidades indígenas…La empresa cumple rigurosamente las obligaciones establecidas por la legislación nacional en cuanto a la evaluación de impacto de nuestros proyectos”.

Uso del mapeo de la cadena de inversión para ampliar el poder de la EIDH

El mapeo de la cadena de inversión es el proceso de documentar la red global de actores que hacen posible los proyectos de las empresas. Si bien el actor más visible en una cadena de inversión es la empresa que gestiona las operaciones diarias, detrás de ella existen otros actores, tales como:

  • Empresas matrices propietarias de la empresa que gestiona el proyecto.
  • Inversores y accionistas que invierten dinero en una empresa a cambio de acciones.
  • Prestamistas que otorgan préstamos a un proyecto o empresa.
  • Compañías de seguros que aseguran el proyecto contra eventuales riesgos.
  • Contratistas que realizan determinados trabajos en terreno para el proyecto.
  • Compradores que adquieren los productos del proyecto,
  • entre otros.

En cada momento de la cadena de inversión, se llevan a cabo negociaciones y se toman decisiones. Si las denuncias presentadas ante las autoridades locales y nacionales o la empresa en sí tiene un éxito limitado, las comunidades pueden llevar sus denuncias a otros actores de la cadena de inversión. Cada entidad de la cadena podría ser un punto de presión, lo que generaría ventajas a las comunidades, para que así la empresa modifique su comportamiento.

El OC realizó un mapeo de los inversores de Kinross, que incluyen al Deutsche Bank AG, al Banco de Nova Scotia, al Banco Morgan Stanley and Norges, los cuales son miembros parte del United Nations Global Compact (Pacto Mundial de Naciones Unidas) y por consiguiente, deben adherir a sus 10 principios, los que incluyen: “el apoyo, respeto y protección internacional de los derechos humanos proclamados internacionalmente (Principio 1), y deben asegurarse de que sus socios y colaboradores de proyecto no sean cómplices de la violación de tales derechos (Principio 2)”.

Consejo para lograr un impacto

El OC enviará prontamente el informe de EIDH a cada uno de los inversionistas y entidades pertenecientes a la cadena de inversión de Kinross y quedará a la espera de sus respuestas.

Si bien el trabajo de defensa está en curso, el OC ya puede dar cuenta de los beneficios de utilizar el mapeo de la cadena de inversión, como una forma de potenciar el informe de EIDH.

El mensaje del OC para otras organizaciones de la sociedad civil que defienden la tierra y que hacen frente a las violaciones a los derechos humanos cometidas por actores del sector privado, es claro: Si cuentan con un análisis basado en derechos humanos y un mapa de inversión, es posible dar cuenta qué derechos han sido violados, constatar cuáles son los actores involucrados y así poder tener muchas mejores posibilidades de generar un impacto. ¡Son estrategias muy complementarias!

El mapeo de las cadenas de inversión se está convirtiendo rápidamente en una herramienta de reparación jurídica para múltiples organizaciones en distintos continentes. Si le interesa saber más acerca del caso colla de Pai-Ote, las EIDH y los mapeos de las cadenas de inversión, el OC abordará este trabajo en un seminario web denominado “Estrategias para el empoderamiento en derechos territoriales locales: lecciones de Liberia, Indonesia, Chile y Nepal” que se llevó a cabo el 18 de noviembre del presente año.

Traducción: Carmen Luz Morales y Mabel Cobos

Ver texto original: https://www.iied.org/protecting-indigenous-lands-lessons-chile

Organizaciones y comunidades indígenas demandan consulta indígena del Proyecto Ley Marco sobre cambio climático

  • En una detallada minuta que dirigieron a la Comisión de Medio Ambiente del Senado y el Ministerio de Medio Ambiente, entregan argumentos basados en el derecho internacional y del impacto y contribución de pueblos indígenas frente al cambio climático para fijar la procedencia de la consulta previa.

Por comunicaciones Observatorio Ciudadano

«Derecho de los Pueblos Indígenas a ser Consultados sobre el Proyecto de Ley Marco sobre Cambio Climático«, se titula el documento que organizaciones y comunidades indígenas elaboraron para hacer presente el deber del Estado de Chile de consultar a los pueblos indígenas y denunciar la situación de incumplimiento en la que se encuentra, en particular el Ministerio del Medio Ambiente y el Congreso Nacional, al avanzar en la tramitación de este proyecto de ley sin el debido proceso de consulta, como lo exige expresamente el Convenio 169 de la OIT para el caso de medidas legislativas que puedan afectar sus derechos e intereses.

La minuta fue remitida a la Comisión de Medio Ambiente del Senado, donde actualmente se tramita el proyecto, y al propio Ministerio, detallando múltiples argumentos basados en el derecho a consulta y en la situación de asimetría, inequidad y especial vulnerabilidad de los pueblos indígenas frente al cambio climático.

Destacan que la asimetría e inequidad radica en que si bien los pueblos indígenas no son quienes han contribuido con las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero, se encuentran entre los grupos más vulnerables a sus efectos, ya que habitan en las áreas geográficas más expuestas a eventos climáticos extremos y sus medios de vida dependen de estos territorios, lo que ha sido señalado también por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2019).

“Los pueblos aymara, quechua, likanantai, colla, diaguita son especialmente vulnerables a los aumentos de los períodos de sequías y a la escasez del recurso hídrico, elemento vital para sostener sus modos vida; el pueblo mapuche en algunas territorialidades también se está viendo afectado por la sequía, pero también por la amenaza de crecientes incendios en los bosques que habitan y por la pérdida de biodiversidad; los pueblos chango, rapa nui, mapuche (lafkenche, williche), kawésqar y yagán como habitantes ancestrales de zonas costeras y de islas son especialmente vulnerables al aumento del nivel del mar”, citan como ejemplos.

Agregan que esta situación que les afecta “es aún más inequitativa si se considera que desde tiempos ancestrales habitamos y custodiamos importantes sumideros de carbono –ecosistemas de bosques, áreas costeras y marinas, bofedales, humedales y turberas– y por lo tanto cumplimos un rol clave en la mitigación del cambio climático”, algo que viene siendo reconocido desde hace décadas por distintos foros internacionales (CBD, UICN). Sin embargo, en Chile cuentan con escaso reconocimiento y apoyo por parte del Estado. “Por el contrario, encontramos importantes trabas para la formalización de nuestras tierras y territorios y muchas veces somos criminalizados por defender nuestros derechos territoriales frente al avance de la industria extractiva”, recalcan.

Alertan que el Proyecto de Ley “no menciona en ninguna parte de su texto a los pueblos indígenas” y recuerdan “que esta no es la primera vez que el Estado no reconoce la importante relación que tenemos los pueblos indígenas con la biodiversidad, los recursos naturales y el medio ambiente” ya que el año 2014 el Proyecto de Ley de Biodiversidad inició su trámite legislativo también sin mencionar a los pueblos indígenas” y que luego por la exigencia de organizaciones indígenas “el Ministerio de Medio Ambiente debió realizar un proceso de Consulta Indígena a nivel nacional (2016-2017), el que ha modificado sustancialmente el proyecto original.”

Finalmente, exigen ser consultados señalando que “la acción climática requiere además de soluciones innovadoras y ambiciosas, de la participación activa de todos los actores claves en la lucha contra el cambio climático, y en especial de los pueblos indígenas”.

Revisa la minuta AQUÍ

Foto: Lorena Arce, Observatorio Ciudadano

Declaración Pública Acuerdo de Escazú: ¡Ahora más que nunca!

Con la ratificación de México, se hace más evidente la ausencia de Chile en

esta etapa inicial, obligando al país a sumarse tardíamente.

¡Viva México! ¡Viva América Latina y El Caribe!

El jueves, por unanimidad, el Senado mexicano ratificó el Acuerdo de Escazú. Con esto, sumado a la de Argentina, se cumple el requisito de 11 ratificaciones para su entrada en vigencia. Es decir, 90 días después de que el documento sea depositado en la ONU por parte de estos Estados, América Latina y El Caribe, tendrán el primer acuerdo regional
sobre Acceso a la Información, Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales.

México reafirma su voluntad de fortalecer la democracia ambiental y en particular en la protección de los y las defensores ambientales, en un país con una de las tasas más altas de asesinatos en la región.

Sin duda esta es una gran noticia, no solo para los mexicanos y su medio ambiente, sino para todo el mundo, pues muestra el logro de un amplio consenso sobre que la mejor manera de tratar los asuntos ambientales, es a través de la democracia y esto solo se alcanzará entregando más y mejores herramientas para todos/as los actores de la sociedad.

Esta decisión del Estado mexicano contrasta con la de el gobierno de Chile, que propuso y lideró el Acuerdo durante toda su negociación y que en septiembre de este año, señaló que no firmaría, ignorando cómo avanzaba el proceso de ratificación.

A pocos meses de que el Acuerdo de Escazú entre en vigor, la postura del gobierno de Chile es insostenible. Estamos perdiendo la oportunidad de estar dentro de los países que crearán las bases de la ejecución de este tratado. Estamos perdiendo años de participación en un proceso. Pero por sobre todo, estamos perdiendo tiempo para la protección del medio ambiente y de nuestra gente.

Hacemos un nuevo llamado a las autoridades e insistimos que el gobierno de Sebastián Piñera esté a la altura de las circunstancias y reconozca que el Acuerdo de Escazú avanza por la senda correcta, y que es la oportunidad de ser reconocido como impulsor y parte de los países fundantes de la democracia ambiental para América Latina y el Caribe.

Andrea Sanhueza, Representante del Público para el Acuerdo de Escazú
Constance Nalegach Romero
Verónica Delgado Schneider
Valentina Durán Medina
Alerta Isla Riesco
Amnistía Internacional Chile
CODEFF
Escazú Ahora Chile
Fundación Espacio Público

Fundación Humedal Nativo
Fundación Terram
Greenpeace
Observatorio Ciudadano
ONG CEUS Chile
ONG FIMA
Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC)
SCAC Magallanes
SCAC Antofagasta

 

Derecho a la regularización migratoria: el Estado al debe

Por Mabel Cobos*

El pasado lunes 02 de noviembre circuló en diversos medios de comunicación la noticia de la presencia de largas filas de personas de nacionalidades colombiana, venezolana y, en su mayoría, cubana, en las afueras del Departamento de Extranjería y Migración en la comuna de Santiago, debido al rumor de que serían entregadas visas de refugio. Eran hombres, mujeres, niños y niñas migrantes que, en algunos casos, esperan desde hace años regularizar su situación en el país.

La regularización migratoria implica otorgar un rut, una cédula de identidad y un permiso de residencia a las personas en situación de movilidad, con lo cual pueden desarrollar múltiples actividades necesarias para la subsistencia, como trabajar, arrendar un inmueble, tener acceso a salud o educación. “Los sin papeles”, “indocumentados” o “ilegales” como erróneamente se denomina a las personas en situación migratoria irregular, dependen de la gestión efectiva del Estado para regularizar su situación, de lo contrario, son más proclives a ser víctimas de abusos, vulneraciones de sus derechos, exclusión y precariedad.

La Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares que Chile ratificó en 2005, ya en su preámbulo señala la importancia de la regularización de las personas migrantes, indicando que: “los problemas humanos que plantea la migración son aún más graves en el caso de la migración irregular, y convencidos por tanto de que se debe alentar la adopción de medidas adecuadas a fin de evitar y eliminar los movimientos y el tránsito clandestinos de los trabajadores migratorios, asegurándoles a la vez la protección de sus derechos humanos fundamentales”. Esta misma convención a su vez declara en el artículo 69 la necesidad de que los Estados parte tomen las medidas apropiadas para asegurar que la irregularidad de las y los trabajadores migrantes no persista.

La regularización se puede realizar a través de la solicitud de visa o permiso de residencia, o bien, que los gobiernos en ejercicio lleven a cabo regularizaciones masivas extraordinarias, para que así las personas que por distintas razones tengan una situación migratoria irregular, puedan por fin obtener su documentación.

En Chile, han habido tres procesos de regularización extraordinaria. El primero se llevó a cabo el año 1997 bajo el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, proceso llamado “Amnistía provisoria”, en el cual se acogieron 22 mil personas extranjeras -la mayoría de nacionalidad peruana- a quienes se les otorgó visas de trabajo temporales por dos años, sin necesidad de exhibir un contrato de trabajo (Freixas, 2018). Luego, durante el mandato de Michelle Bachelet y gracias a la presión de organizaciones migrantes, se desarrolló entre los años 2007 y 2008 el denominado “Proceso de Regularización de Permanencia”, al cual se acogieron 47 mil personas (Minrel, 2010), la mayoría de nacionalidad peruana, pero también boliviana y ecuatoriana. Este proceso otorgó una visa de residencia temporaria de un año de vigencia, con la posibilidad de que al término de dicho plazo pudieran solicitar la visa correspondiente, de acuerdo a la normativa de Extranjería. Además se estableció que nadie pagaría multas (Freixas, 2018).

El último proceso de regularización impulsado por el actual mandatario Sebastián Piñera, se llevó a cabo entre junio de 2018 y finales de octubre de 2019 y no estuvo exento de problemas. Desde un comienzo suscitó las críticas de diversas organizaciones migrantes y de la sociedad civil, así como de académicos y académicas expertas en materia de movilidad humana, debido principalmente a su deficiente implementación, falencias en el acceso y en la entrega de la información, y por los acotados plazos del mismo. Esto originó incertidumbre y desconfianza en las comunidades migrantes, hablándose incluso de una regularización fallida (Andrade, 2019).

Según estimaciones del gobierno, eran 300 mil las personas que se encontraban irregulares en el país, sin embargo, únicamente se presentaron 155.483 peticiones de Visas Temporarias de Regularización Extraordinaria, de las cuales un 88,5% fueron otorgadas (131.399), un 5% fueron rechazadas y el resto no fueron acogidas por no cumplir con los requisitos (DEM, 2020). Es necesario señalar además que para ciertas nacionalidades, como la venezolana o haitiana, es muy difícil acceder a los documentos que requería el proceso, y por tanto, muchos quedaron fuera. Asimismo, preocupa que la mitad de las personas que supuestamente debían regularizarse, finalmente no lo hicieron o no pudieron hacerlo. Lo anterior explica que en la actualidad exista un alto porcentaje de personas sin su documentación, y por ende, no sorprende el alto número de personas migrantes o afectas a refugio, que estuvieron a las afueras del DEM queriendo regularizarse.

La Comisión Argentina para los Refugiados y Migrantes (CAREF) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) lanzaron recientemente un documento titulado “Laberintos de papel. Desigualdad y regularización migratoria en América del Sur”, el cual realiza un análisis comparado de legislaciones, normas y políticas migratorias de varios países de la región. En uno de sus apartados se señala que: “la regularización migratoria es el mecanismo central para incluir y proteger a la población migrante. Ante la evidencia de que el estatus migratorio irregular profundiza la marginalidad pero no impide ni desalienta la migración, en las últimas dos décadas muchos países de la región promovieron –por lo menos a nivel normativo o discursivo– la regularización como un mecanismo de inclusión, como un deber u obligación de los Estados y como un derecho de las y los migrantes”.

No obstante estos fundados argumentos, preocupa que el proyecto de ley de migración que se está discutiendo actualmente con suma urgencia en el parlamento, se aleja bastante de las recomendaciones del citado documento. De hecho, esta iniciativa, no consagra el derecho a la regularización, al contrario la fomenta, tal como señala Fernanda Stang (2020):“el proyecto de ley crea una serie de obstáculos que empujan a la población migrante a la irregularidad: la visa consular, la imposibilidad de cambiar de categoría migratoria estando en el territorio nacional, además de abrir camino para establecer un sistema de visado con categorías selectivas y, por lo tanto, discriminatorias”.

Urge por tanto que el Estado de Chile aborde la movilidad humana desde una perspectiva de los derechos humanos y actualice su normativa de acuerdo a los estándares e instrumentos internacionales que ha ratificado, así como también considere los derechos a migrar y a regularizarse en la nueva legislación, tal como lo muestra la experiencia comparada, que los han incluido también en sus constituciones. Más aún cuando nos encaminamos a un importante proceso de cambio constitucional. Sólo de este modo podremos cimentar el camino para que no se vulneren los derechos de la población migrante en el país y no tendremos que ser testigos nuevamente de largas filas de personas exigiendo su derecho a regularizarse.

* Chileno-ecuatoriana. Traductora, Magister en Estudios Internacionales. Coordinadora del Área de Educación. Observatorio Ciudadano.

 

Referencias
Andrade, Eduardo. “¿Regularización migratoria fallida? Dudas ante el fin del proceso que pretendía “ordenar la casa””. Diario Universidad de Chile. 19 de julio de 2019. Disponible en: https://radio.uchile.cl/2019/07/19/regularizacion-migratoria-fallida-dudas-ante-el-fin-del-proceso-que-pretendia-ordenar-la-casa/
Comisión Argentina para los Refugiados y Migrantes (CAREF) y Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Laberintos de papel. Desigualdad y regularización migratoria en América del Sur. Octubre de 2020. Disponible en: https://www.cels.org.ar/web/wp-content/uploads/2020/10/CELS_Migrantes_digital_Final-1.pdf
Coalición para el Fortalecimiento de los Derechos Humanos en Chile. Informe Alternativo de Sociedad Civil para EPU, 132° Periodo de Sesiones Consejo de DDHH. Julio de 2018. Disponible en: https://observatorio.cl/informe-alternativo-de-sociedad-civil-para-epu-132-periodo-de-sesiones-consejo-de-ddhh-cfddhhch-julio-2018-2/
Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares. Disponible en: https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/cmw.aspx
Departamento de Extranjería y Migración (DEM). “Baja de migrantes que ingresan a nuestro país comenzó desde mayo de 2019”. 23 de enero de 2020. Disponible en: https://www.extranjeria.gob.cl/noticias/baja-de-migrantes-que-ingresan-a-nuestro-pais-comenzo-desde-mayo-de-2019/
Freixas, Meritxell. “1998 y 2007: así fueron las otras regulaciones migratorias masivas en Chile”. El Desconcierto. 23 de abril de 2018. Disponible en: https://www.eldesconcierto.cl/2018/04/23/1998-y-2007-asi-fueron-las-otras-regulaciones-migratorias-masivas-en-chile/
Ministerio de Relaciones Exteriores. Intervención durante la presentación del informe de Chile ante el Comité de Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares. 16 de septiembre de 2011. Disponible en: https://minrel.gob.cl/intervencion-durante-la-presentacion-del-informe-de-chile-ante-el-comite/minrel_old/2011-09-16/110521.html
Stang, Fernanda. “Sin escuchar a los migrantes”. El Mostrador. 18 de julio de 2020. Disponible en: https://www.elmostrador.cl/destacado/2020/07/18/migrantes-derechos-humanos-y-ciudadanos/