Declaración de Bilbao sobre Defensoras y defensores de derechos humanos

9 de septiembre de 2023-, En el marco de la conmemoración del 75 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) y del 25 aniversario de la Declaración de las Naciones Unidas sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos (1998), también conocida como la Declaración sobre los defensores de derechos humanos (DDH), la Asociación de Institutos de Derechos Humanos (AHRI), reunida en la Universidad de Deusto (Bilbao, España) con la participación de un amplio número de defensoras y defensores, hace un llamamiento a favor de un apoyo firme al rol esencial que desempeñan los DDH para la consecución de una sociedad democrática. Enfatizamos la legitimidad de su trabajo frente a una situación de fuerte deterioro en muchas partes del mundo. Como proclamamos en la Declaración de AHRI en Edimburgo (2018), estamos “profundamente preocupados por los ataques contra los y las defensoras de derechos humanos”.

Lamentablemente, esta proclamación es más urgente que nunca. La adopción de la Declaración sobre los DDH por la Asamblea General de las Naciones Unidas hace 25 años marcó un punto de inflexión, consagrando el derecho a defender los derechos humanos junto con muchos otros derechos que son necesarios para los DDH en su trabajo de promoción de todos los derechos humanos para todas las personas. Entre todos estos derechos, subrayamos la importancia de los derechos a la libertad de asamblea, asociación, opinión y expresión, el derecho a desarrollar y discutir nuevas ideas acerca de los derechos humanos, el derecho al acceso y a la comunicación con órganos internacionales, el derecho a un remedio efectivo, el derecho a acceder a financiación para desarrollar su trabajo, así como el derecho de los DDH a su protección.

La Declaración sobre DDH abrió la puerta a cambios significativos en el ámbito normativo, institucional y jurisprudencial. En primer lugar, se han adoptado un amplio número de normas tanto internas como internacionales para facilitar el trabajo de los DDH. El primer tratado en esta área fue el Convenio sobre Acceso a la Información, la Participación Pública en la Toma de Decisiones y el Acceso a la Justicia en Materia de Medio Ambiente (Convenio de Aarhus, 1998). Una profundización en este terreno vino de la mano del Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe (Acuerdo de Escazú, 2018). Nos encontramos ante el primer tratado internacional que establece una protección específica para los y las defensoras ambientales. Asimismo, se han creado varias instituciones relevantes para apoyar el trabajo de los DDH. En el año 2000, la antigua Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas creó el mandato del Relator Especial sobre los DDH, quien ha contribuido inmensamente a la aplicación de la Declaración sobre los DDH. En la misma línea, en 2004 la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos estableció una relatoría especial sobre los DDH para monitorear su situación en el continente africano y recomendar medidas efectivas para su protección. Inspirándose en estos mandatos, la Comisión Inter-Americana de Derechos Humanos procedió a la creación de la figura del Relator Especial sobre los DDH para mejorar su protección y dotar de una mayor visibilidad al enorme trabajo que realizan para la construcción de una sociedad democrática. El desarrollo institucional más reciente es el primer Relator Especial sobre Defensores Ambientales que acaba de ser nombrado en junio de 2022 en el marco de la Convención de Aarhus.


Otro impacto positivo de la Declaración sobre DDH ha sido la emergencia de una jurisprudencia bastante progresiva sobre el rol legítimo que desempeñan aquellas personas que trabajan en la promoción y protección de todos los derechos humanos. Queremos subrayar el especial significado de algunas decisiones recientes de la Corte Inter-Americana de Derechos Humanos para la creación de un entorno favorable para
el trabajo de los DDH. Esta ambiciosa jurisprudencia puede influir en otros órganos tanto judiciales como cuasi-judiciales, en el ámbito interno e internacional, en un interesante e inspirador proceso de fertilización cruzada de jurisprudencias.

A pesar de la importancia de la adopción de la Declaración sobre los DDH, somos plenamente conscientes de algunos de sus vacíos y limitaciones debido a la influencia decisiva de los Estados en su proceso de adopción por consenso. Por poner un ejemplo, la Declaración no contiene ninguna disposición específica sobre la creciente estigmatización y criminalización a la que se enfrentan los y las DDH. La Declaración es incompleta en su articulación de las obligaciones estatales, en particular la obligación de investigar y enjuiciar los casos de ataques y amenazas contra DDH. La Declaración también guarda silencio sobre el complejo y creciente carácter transnacional del activismo y la represión, así como sobre los deberes de los Estados de proteger y apoyar a los DDH y a otros activistas que se encuentran en el exilio. También se queda corta en abordar los riesgos y amenazas específicos que sufren ciertas categorías de DDH como las mujeres defensoras de derechos humanos, los activistas de la comunidad LGTBIQ+, los defensores ambientales, los y las periodistas, los académicos, los defensores de derechos indígenas, los menores defensores (sobre todo, en el contexto de su contribución a la justicia ambiental global), o las personas defensoras con discapacidad. Todos estos grupos necesitan una protección reforzada que tenga en cuenta las múltiples formas de opresión y las vulnerabilidades que, de manera inter-seccional, les afectan.

Finalmente, la Declaración no se refiere a los deberes de los actores no estatales, en particular grupos armados y compañías privadas. El 25 aniversario de la Declaración es el momento adecuado para afrontar todas estas insuficiencias y lagunas. La necesidad de revisar la Declaración sobre los DDH es especialmente necesaria ante el cada vez más alarmante escenario en el que los DDH tienen que desarrollar su trabajo. De acuerdo con la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los DDH, se están enfrentando a restricciones “sin precedentes” ataques que incluyen intimidación, amenazas, asesinatos, desapariciones, tortura y maltrato, detención arbitraria, vigilancia, acoso administrativo y judicial, estigmatización y criminalización por parte de las autoridades estatales y de actores no estatales. También se ven afectados por restricciones ilegítimas a sus derechos a la libertad de opinión y expresión, acceso a la información, acceso a fondos para desarrollar su trabajo, y a sus libertades de asociación, asamblea pacífica y movimiento. Todas estas violaciones de sus derechos más básicos ocurren en un clima de impunidad. Los Estados deben cumplir su obligación de garantizar la investigación y el enjuiciamiento de las violaciones de los derechos de los DDH, así como de su derecho a un remedio efectivo que incluya una reparación integral.


AHRI, como red académica global de institutos de derechos humanos, hace un llamamiento a la comunidad internacional, organizaciones internacionales, Estados, gobiernos regionales y locales, actores no estatales, y a la academia, para que asuman su responsabilidad en la puesta en marcha de medidas efectivas para proteger a los DDH, apoyar sus actividades, y crear un entorno seguro para el pleno ejercicio de sus derechos, para su protección y para garantizar su vital contribución a la sociedad

Pueblo mapuche williche presenta queja en Noruega contra empresa Statkraft en Chile


Este jueves 14 de septiembre comunidades mapuche williche del territorio del Pilmayken, representados por su organización autónoma Aylla Rewe del Ngen Mapu Kintuantü y autoridades ancestrales, la machi Millaray Huichalaf, autoridad espiritual del pueblo mapuche, y el
consejo de lonkos, en representación de más de 150 comunidades indígenas afectadas, presentaron en Oslo una queja contra Statkraft ante el Punto Nacional de Contacto (PNC) de la OCDE en Noruega, por posibles violaciones a las Líneas Directrices sobre Empresas Multinacionales (Directrices). Cabe destacar que Chile firmó el Convenio Constitutivo de la OCDE el 7 de mayo de 2010.

Se trata de la primera queja presentada por comunidades indígenas de América contra una empresa noruega, conforme a las recientes reformas de las Directrices, aprobadas en junio de este año. Las comunidades representan a miles de personas indígenas que
habitan y usan ancestralmente el territorio Pilmayken.


En 2009, la entonces empresa chilena promovente de los proyectos hidroeléctricos solicitó la autorización oficial de los mismos sin que las comunidades fueran consultadas y participaran en los estudios de impacto ambiental, social y cultural de dichos proyectos.
Statkraft adquirió en 2015 los activos de la empresa chilena y tres proyectos hidroeléctricos en el río Pilmaiquén: Rucatayo, Osorno y Los Lagos. No obstante, omitió cumplir con su deber de debida diligencia en materia de derechos humanos con motivo de
dicha adquisición y continúo con el avance de los proyectos sin cambios significativos.

Desde 2011, cuando las comunidades decidieron defender su territorio, han enfrentado diversos obstáculos por parte de las autoridades chilenas, pero también retaliaciones por parte de Statkraft. Desde su involucramiento en los proyectos, la empresa se niega a
reconocer la existencia, el territorio y prácticas ancestrales de las comunidades mapuche williche en el Pilmayken, así como los impactos culturales por sus actividades y el derecho a una consulta indígena y al consentimiento libre, previo e informado. Así también, Statkraft ha omitido proporcionar información clara, exacta y completa a las comunidades sobre el desarrollo de sus proyectos. Aunque la empresa informó recientemente que ha desistido del proyecto Osorno, las comunidades no tienen confirmación del desistimiento de los permisos y autorizaciones correspondientes. Tal renuncia sucedió después de una intensa demanda de las comunidades al reconocimiento
de sus derechos ancestrales.


Antes, en 2021 representantes mapuche williche tuvieron conocimiento de la restitución unilateral del complejo ceremonial Ngen Mapu Kintuante –en propiedad de Statkraft Chile Inversiones Eléctricas– a un tercero, sin consulta con las comunidades mapuche williche,
a pesar del conocimiento público de un proceso de restitución de dicho complejo iniciado desde 2011 por comunidades mapuche williche. Tales actuaciones han generado división comunitaria entre las comunidades asentadas en el territorio Pilmayken, así como la
creación de grupos interés que favorecen a la empresa.


Lejos de contribuir a la mitigación de abusos a los derechos humanos, la empresa ha usado su influencia para ejercer presión económica para avanzar sus proyectos, de manera que el uso de la fuerza pública y la criminalización hacia líderes comunitarios, autoridades indígenas y personas defensoras ha sido constante por parte del Estado Chileno para garantizar dicha inversión.


Las referidas circunstancias constituirían violaciones a las Directrices, que obligan a las empresas a respetar derechos humanos y a identificar, prevenir y mitigar posibles impactos en el desarrollo de sus actividades. Tal obligación se extiende a las empresas con quienes tenga relaciones comerciales, como aquellas de su cadena de suministro y empresas subsidiarias.


“El río Pilmaiquén es sagrado en nuestra cosmovisión, y junto con el territorio ancestral que lo rodea y los sitios ceremoniales, son fuente de salud, alivio espiritual, bienestar y equilibrio comunitario. Además, es un territorio rico en biodiversidad. Ahora, Statkraft quiere inundar 191 hectáreas y se niega a reconocer nuestros derechos e identidad sobre dichos territorios”, señala Millaray Huichalaf Padrines, autoridad espiritual tradicional mapuche williche.


Las empresas subsidiarias de Statkraft en Chile se han negado sistemáticamente a reconocer los derechos como indígenas sobre los territorios donde pretenden desarrollar sus proyectos. Por eso, las comunidades mapuche williche acuden al PNC de Noruega,
un mecanismo no judicial de mediación, para buscar un remedio a los referidos abusos, tomando en consideración la responsabilidad de Statkraft SA como empresa matriz –propiedad del Estado Noruego– de conformidad con las Directrices, pero también en
consideración a la Ley noruega de Transparencia.


Las comunidades quejosas esperan que el PNC Noruego conozca de las posibles violaciones a los derechos humanos en que la empresa noruega estaría incurriendo con motivo de sus proyectos en Chile. Así también, que admita la queja y llame a Statkraft a
reconocer los derechos de las comunidades quejosas e impida la continuación de acciones empresariales contrarias a las Directrices.
Así también, que Statkraft genere mecanismos de diálogo y participación genuinos con las comunidades, use su influencia para detener la división comunitaria y la criminalización y violencia contra líderes comunitarios, autoridades indígenas y personas defensoras
–particularmente mujeres– con motivo de sus proyectos. Finalmente, que aplique estándares adecuados de debida diligencia para reconsiderar su inversión en el territorio mapuche williche.


En la queja presentada el día de hoy, las comunidades mapuche williche cuentan con la asistencia y acompañamiento de Manuela Royo Letelier, Andrea Pietrafesa, el Colectivo de Acción por la Justicia Social (CAJE) y la Iniciativa para la Justicia Transnacional, una
organización liderada desde el Sur Global que tiene como misión el asegurar la justicia transnacional y la rendición de cuentas empresarial mediante la colaboración, el apoyo y el fortalecimiento de contrapartes ubicadas en el Sur Global que defienden los derechos
económicos, sociales y culturales.

Organizaciones lanzan campaña gráfica colectiva por los 50 años del Golpe

La campaña convocada por el Observatorio Ciudadano y diseñada por Carlos Rodríguez, busca visibilizar el compromiso de las organizaciones en su defensa y promoción de los derechos humanos, particularmente en los temas de  dictadura, migraciones, medioambiente, género, pueblos indígenas y medioambiente.

Con motivo de conmemorar los 50 años del golpe de Estado de 1973, un grupo de organizaciones de la sociedad civil y colectivos sociales lanzaron una campaña gráfica colectiva en el Parque Cultural Valparaíso Ex Cárcel, que representa su compromiso con la lucha por los derechos humanos y con la erradicación de las herencias de la dictadura en nuestro país. 

A 50 años: Memorias Vivas” es el nombre de esta campaña que ha sido el resultado de un trabajo colaborativo de las organizaciones dedicadas a la defensa y promoción de los derechos humanos y que cuentan con presencia en siete regiones del país (Tarapacá, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, Biobío, La Araucanía y Los Ríos). 

Las ilustraciones a cargo del artista Carlos Roríguez Callejas, diseñador en comunicación visual, serigrafista e ilustrador, muestran las distintas líneas de trabajo de las organizaciones, destacando en cada una de ellas los elementos significativos para las temáticas que releva la campaña: migración y exilio, memoria y dictadura, género y diversidad, medioambiente, descentralización y pueblos indígenas

Desde el Observatorio Ciudadano, organización convocantede la campaña, se advierte el peligro de la regresión en derechos humanos que hoy, a 50 años del golpe y la instauración de la dictadura militar, se constata. Así en una reciente  alerta  difundida por esta entidad se manifiesta la necesidad de seguir “vigilantes del acontecer político nacional a objeto de impedir la profundización de las tendencias regresivas en derechos humanos que con preocupación constatamos, y de asegurar que se respeten los compromisos internacionales que Chile ha adquirido en la materia. Junto a ello hace un llamado “a los órganos del Estado, a los partidos políticos, y a quienes toman decisiones a tener presente dichos compromisos tanto en el desarrollo de la nueva carta fundamental para Chile, como en las políticas públicas de modo de evitar que la regresión que advertimos se consolide, con todos los peligros que ello involucra para la ya tensionada convivencia social e interétnica en el país”. 

“Es fundamental propiciar espacios colaborativos de reflexión y discusión en torno a la memoria, las políticas de olvido, el negacionismo, para buscar estrategias conjuntas que las desmientan, dando cuenta de las implicancias negativas que tienen para las presentes y futuras generaciones del país. Las comunicaciones deben ir dirigidas a construir puentes entre la memoria y el presente para garantizar la protección a los derechos humanos”, señala la coordinadora del Área de Comunicaciones de la organización, Natalia Figueroa.

El director ejecutivo (i) del Parque Cultural Ex- Cárcel de Valparaíso, Erick Fuentes, señaló sobre este sitio que, dada su condición de centro de detención e interrogatorio de la región de Valparaíso durante la dictadura cívico-militar, es valorable realizar una campaña colectiva que sensibilice sobre estos temas.

Ejercemos cotidianamente la necesidad de rescatar, proteger y proyectar las memorias colectivas en función del presente y del futuro que esperamos, conscientes de la necesidad de aportar a una cultura de derechos humanos que enfrente el negacionismo y ofrezca nuevas utopías a las nuevas generaciones«, sostiene. 

Desde el Centro de Investigación y Defensa Sur (CIDSUR), organización de derechos humanos que trabaja en temas jurídicos, esta conmemoración de los 50 años tiene múltiples dimensiones. “Primero, reconocemos el trabajo incesante y valiente de las y los familiares, sin cuyo esfuerzo esto no estaría ocurriendo. Luego, destacamos el avance en materias de justicia y reparación en causas de derechos humanos de la dictadura, que aún entendiendo que es una justicia tardía, valoramos la dictación de condenas significativas y trabajo dedicado de los ministros en visita, especialmente el trabajo serio y diligente del Ministro Álvaro Mesa en la región de la Araucanía”, señala la abogada. Pese a eso, reconoce que la búsqueda de justicia y respeto al debido proceso siguen siendo una deuda y un desafío para los grupos en situación de vulnerabilidad, debilitando con esto las garantías de no repetición. 

Para el artista Carlos Rodríguez, en tanto, ser parte de esta campaña conmemorativa trae consigo una importancia emotiva y una responsabilidad política significativa. “Es tomar la historia, deconstruirla y ponerla sobre la mesa. Es algo de lo que, como habitantes de este territorio, debemos hacernos cargo”, sostiene. 

Precisa, además, que trabajarlo desde el arte tiene un simbolismo particular. “Es a través del arte, y sus diversas expresiones, que se hace y se ha hecho resistencia a través de la historia. Hay una parte del arte que denuncia, inquieta, conmueve, molesta, resguarda la memoria. Lo hizo en la dictadura a través de textos, música, panfletos, murales, carteles. Trabajar en conjunto es necesario para conmemorar justamente un periodo en que se intentó anular las reuniones sociales y la organización grupal con pensamiento crítico”, agrega el artista. 

Las organizaciones y colectivos que se hicieron parte de esta campaña son: Red de Equipos de Educación en Derechos Humanos (REEDH), Observatorio Ciudadano,  FIMA, Organizando Trans Diversidades, CIDSUR, Brigada Migrante Feminista, Parque Cultural Ex Cárcel, Pájarxs entre púas, GeroZoom, AMPRO-Tarapacá, Amiga te recuerdo, Kolectiva Las Kabras, Coordinadora El Apañe, Coordinadora 18 de Octubre Tarapacá, ONG Marq’ay, ONG Migrantes de los Ríos.