FIDH: Ante la desigualdad en el acceso a las vacunas del covid-19, las reglas de propiedad intelectual deben ser suspendidas

Las vacunas deben ser un bien común al servicio de la humanidad. ¡Vacunas para todas y todos, ya!

París-Las Américas. 7 de abril de 2021 — La FIDH y sus organizaciones miembros abajo firmantes instan a los Estados miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y a otras organizaciones internacionales a garantizar el acceso equitativo y universal a la vacuna del covid-19 [1]  — un avance médico sin precedentes que tiene el potencial de ser literalmente un salvavidas. Pero esta innovación humana no beneficiará a la humanidad si la avaricia de algunas de las grandes farmacéuticas prevalece. Por esta razón, es imprescindible suspender las reglas de propiedad intelectual relacionadas con los productos farmacéuticos que puedan disminuir los síntomas o la contaminación por covid-19.

Poco más de un año de los primeros casos de covid-19, las cifras no son alentadoras. Las Américas sigue siendo la región con mayor número de muertes y más casos de contagios (llegando casi a 1,4 millones de muertos al 7 de abril), para lo cual América Latina cuenta con más de 800 000 personas fallecidas, lo que representa más del 25% de los fallecimientos a nivel mundial. Brasil, rebasa los 13 millones de diagnosticados alcanzando los 336 947 decesos; México le sigue con 204 985 personas fallecidas, Colombia con 64 524, Argentina con 56 634 y Perú con 53 411.[2] Además, algunas de las nuevas variantes presentan una mayor transmisibilidad y síntomas más graves.

Las vacunas contra el covid 19 deben ser un bien común al servicio de la humanidad. No obstante, hoy por hoy existen profundas inequidades entre el Norte y el Sur Global sobre el acceso a las vacunas. Países como Gran Bretaña y Canadá han adquirido suficientes suministros para dar a cada persona cuatro dosis de la vacuna de covid-19. A mediados de febrero, sólo 10 países habían administrado el 75% de las vacunas disponibles [3] mientras que en América Latina, Chile es el país con mayor vacunación en la región con 21,58% de vacunados. [4] El resto de países de la región no alcanzan ni el 2,5% [5] e incluso Colombia con 0,79% a pesar de ser uno de los países con un mayor número de casos de contagios de la región. [6]

Pese a la existencia de iniciativas como la del COVAX, los esfuerzos para tener una distribución de las vacunas más equitativa no son suficientes ya que son pocos los países latinoamericanos que hasta ahora han recibido algunas dosis de este mecanismo. [7]

Frente a la necesidad de lograr que al menos 70% de la población mundial esté inmunizada para superar la pandemia, más de 90 países, con el liderazgo de India y África del Sur, se han unido para proponer a la Organización Mundial del Comercio (OMC) la suspensión temporal de la propiedad intelectual sobre las tecnologías, medicamentos y vacunas contra el covid-19 [8], favoreciendo el intercambio de conocimientos y de experiencias, así como la autorización para producir medicamentos e insumos genéricos. Esta suspensión de los patentes sobre algunos productos permitiría aumentar la producción en volumen y una mayor repartición a nivel mundial.

En la reunión que se llevó a cabo hace unos días en la OMC sobre este punto, Estados Unidos junto con la Unión Europea, Reino Unido, Japón y Australia bloquearon la iniciativa. El punto será discutido nuevamente en abril. Se necesita la unanimidad para que el punto sea aceptado.

La FIDH y sus organizaciones miembros llaman a los Estados miembros de la OMC a votar a favor de la suspensión temporal de las patentes de las vacunas del covid-19 para garantizar la inmunidad rápida frente a esta pandemia, flagelo que afecta gravemente el goce y ejercicio de los derechos humanos de las personas en la región.

Este llamamiento a la exención de la aplicación de los derechos de propiedad intelectual como medio de asegurar las obligaciones de los Estados de tomar todas las medidas necesarias para garantizar el derecho a la salud en el contexto de Covid-19 ha sido apoyado por numerosos mecanismos de derechos humanos de la ONU, incluidos el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y los Procedimientos Especiales de la ONU. Es lamentable que la última resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre «garantizar el acceso equitativo, asequible, oportuno y universal de todos los países a las vacunas en respuesta a la pandemia de la enfermedad por coronavirus» no haya pedido esta exención debido a la presión política de los mismos Estados que están bloqueando su adopción en la OMC.

Consideramos que los argumentos de los Estados que bloquean ese acuerdo no tienen fundamento

Primero argumentan que esta suspensión arruinaría el incentivo que constituye la propiedad intelectual para la investigación acerca de vacunas. En realidad, la suspensión que se solicita está limitada en tiempo y ámbito pues su objetivo es facilitar el acceso global a los productos relacionados con covid-19. Además la mayoría de las empresas desarrolladoras de vacunas ya han recibido un amplio apoyo de los gobiernos para la etapa de investigación y desarrollo, lo que reduce la necesidad de monopolios de patentes (que se supone que compensan los grandes gastos de capital iniciales). Paradójicamente, más de 7 mil millones de euros de fondos públicos [9] se han utilizado para apoyar la investigación de las grandes farmaceúticas sobre las vacunas del covid-19.

Segundo, insinúan que de todas formas no existe capacidad suficiente en el Sur para producir las vacunas. Esto debe ser comprobado, ya que hay numerosas empresas especializadas en remedios genéricos en el mundo entero que podrían producir las vacunas.

Por todas estas razones, llamamos a todos los Estados a aceptar la suspensión temporal de las reglas de la OMC de propiedad intelectual relacionadas con los productos farmacéuticos que puedan disminuir los síntomas o la contaminación por covid-19.

La vacuna del covid-19 debe ser un bien común. El saber científico que ha dado lugar a notables innovaciones debe seguir estando al servicio del desarrollo, la humanidad y de la paz. [10]

    1. Justiça Global (Brasil)
2. Movimento Nacional de Direitos Humanos- (MNDH Brasil)
3. Asociación Pro Derechos Humanos – APRODEH (Perú)
4. CEDAL – Centro de Derechos y Desarrollo (Perú)
5. Corporación Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo-CAJAR (Colombia)
6. Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos ILSA (Colombia)
7. Acción Ecológica (Ecuador)
8. Fundación regional de Asesoria en Derechos Humanos – INREDH (Ecuador)
9. Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) (Nicaragua)
10. Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) (Honduras)
11. CNDH Comisión Nacional de los Derechos Humanos (República Dominicana)
12. Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES) (El Salvador)
13. Centro de Acción legal en Derechos Humanos (CALDH) (Guatemala)
14. Comision Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos – CMDPDH (México)
15. Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (LIMEDDH) (México)
16. Comité de Acción Jurídica (CAJ) (Argentina)
17. Center for Constitutional Rights – CCR (Estados Unidos)
18. Programa Venezolano de Educación – Acción en Derechos Humanos – PROVEA (Venezuela)
19. Observatorio Ciudadano (Chile)

[1]  Nota de la FIDH y sus organizaciones miembros (23 de junio de 2020) “Priorizar la vida sobre la deuda: ante covid-19 urge nuevo pacto social en América Latina.” Disponible en https://www.fidh.org/es/region/americas/priorizar-la-vida-sobre-la-deuda-frente-al-covid-19-se-necesita-un

[2] Cifras obtenidas el día 7 de abril 2021 a traves de la pagina : https://coronavirus.jhu.edu/map.html.

[3] https://news.un.org/es/story/2021/02/1488202

[4] https://coronavirus.jhu.edu/vaccines/international

[5] Exceptuando Estados Unidos con 17,79% , Uruguay con 2,78% y Costa Rica con 3,21% de su población completamente vacunada. https://coronavirus.jhu.edu/region/uruguay ; https://coronavirus.jhu.edu/region/costa-rica

[6] https://coronavirus.jhu.edu/region/colombia https://coronavirus.jhu.edu/region/united-states

[7] COVAX es uno de los tres pilares del Acelerador ACT lanzado por la Organización Mundial de la Salud, la Comisión Europea y Francia en respuesta a la pandemia. El objetivo principal es garantizar un acceso justo y equitativo a los diagnósticos, tratamientos y vacunas para el covid-19 de manera global.

[8] Artículo de El País sobre el tema https://elpais.com/planeta-futuro/2020-12-10/choque-entre-el-norte-y-el-sur-por-las-patentes-covid-19.html

[9] BBC. https://www.bbc.com/news/business-55170756

[10] Unesco, Julio 1999, Declaración sobre la Ciencia y el Saber científico : http://www.unesco.org/science/wcs/esp/declaracion_s.htm

Organizaciones de sociedad civil presentan informe sobre la situación de derechos humanos en contexto Covid-19

  • El informe destaca que durante la pandemia el gobierno ha superpuesto “intereses económicos y privados en desmedro de la efectiva protección de los derechos fundamentales de la población civil”.

 

Por Comunicaciones Observatorio Ciudadano

 

Con un lanzamiento virtual en el marco de la semana internacional de los Derechos Humanos, fue presentado el “Informe sobre la situación de los derechos humanos en Chile en el contexto de pandemia Covid-19”, elaborado de forma colaborativa por diversas organizaciones de sociedad civil.

Dividido en cinco capítulos, el primero de ellos -de carácter introductorio- aborda el contexto general en el que se produce el informe, marcado por las demandas del denominado estallido social y los desafíos adicionales que la pandemia representa para la garantía de los derechos humanos; así también los discursos y medidas gubernamentales, y de modo específico las medidas de gestión y el Plan de Acción implementado.

Luego el informe hace revisión a diversas dimensiones de afectación a derechos humanos. Así, en el capítulo dos, referido a los derechos civiles y políticos, se analiza en profundidad la agenda legislativa en el actual contexto de pandemia y si ésta responde al respeto de los pilares de una institucionalidad democrática, la afectación a las libertades personales, a la libertad de expresión y comunicación, la ocurrencia de graves hechos en el marco del Estado de excepción constitucional y las precarias condiciones penitenciarias.

En el siguiente capítulo, dedicado a derechos económicos, sociales y culturales, se señalan puntos críticos que se agudizan en el actual escenario, en particular la situación del derecho a la salud, que no se encuentra garantizado en la actual Constitución y donde se da cuenta del largo camino para que este sea considerado como fundamental; el derecho al trabajo, a la luz de lo establecido en el artículo 23 de la Declaración Universal de los derechos fundamentales de la OIT; así como el derecho a la vivienda adecuada, a la educación, al medio ambiente, y el impacto de proyectos de inversión a los derechos humanos.

El cuarto capítulo, en tanto, se hace un recorrido por la situación de diversos grupos vulneralizados o que se encuentran mayormente expuestos a violencia de género o institucional. Es el caso de las mujeres, que debido a las medidas de confinamiento se ven expuestas a una convivencia con su agresor o se les ha dificultado su acceso a salud reproductiva y métodos de anticoncepción; los pueblos indígenas, donde se cruzan dimensiones de ruralidad, etnicidad, pobreza y etaria, constatando el informe además que no existe -y por tanto la necesidad de incorporar- una consideración a la variable étnica en los registros administrativos y sanitarios, para implementar estrategias de intervención culturalmente adecuadas para su protección y atención.

Finalmente, se formulan un conjunto de recomendaciones para superar algunas de las situaciones detectadas. En materia penitenciaria, por ejemplo, aumentar la provisión de productos sanitarios y proveer a la población penal de material informativo sobre la prevención de contagios por Covid-19; en el ámbito laboral, asegurar un ingreso básico a las familias que no cuentan con salarios; y en materia educacional, considerar herramientas tecnológicas para estudiantes con diferentes grados o tipo de discapacidad que les impida participar adecuadamente de un proceso de educación a distancia, por mencionar algunas.

Durante la presentación informe, representantes de organizaciones que participaron en su elaboración entregaron información detallada sobre las temáticas que les correspondió abordar y generales de contexto. “La pandemia tiene como base y ha evidenciado la precarización del modelo y específicamente hacia sujetos históricos y del presente que han sido parte del movimiento social”, planteó Milena Morales, de la Red de Observadoras de Derechos Humanos de Valparaíso.

Añade que “en el Plan paso a paso, llama a la preocupación que solo uno de ellos tenga como objetivo disminuir la interacción, y todos los restantes sean de apertura de las distintas actividades fuera del confinamiento, evidenciando que no es plan de cuidado sino más bien de retorno a actividades en contexto de normalidad, donde el foco no está en la población sino en la productividad de la producción. Existe además una discursividad de la responsabilidad individual, sin entregar condiciones efectivas para que esos cuidados puedan ser posibles”.

Por su parte Anita Peña, investigadora en temas de género, políticas sociales y desigualdad económica y social de Corporación Miles, destaca ante el aumento de la violencia intrafamiliar que “fue a partir de la observación civil y la visibilización de las organizaciones feministas, que se pudieron acortar las brechas digitales para realizar denuncias», y que “la pandemia ha visibilizado además la injusta división social del trabajo y acceso a los servicios de salud reproductiva con más de 140.000 mujeres que han discontinuado el uso de anticonceptivos”.

En cuanto a la situación de los pueblos originarios, Natividad Llanquileo, abogada mapuche y parte del equipo de CIDSUR, advierte que “los pueblos indígenas no han sido consultados ni forman parte de las estadísticas públicas del MINSAL, lo cual vuelve muy difícil el seguimiento epidemiológico. Existiendo un abandono por parte del Estado al no considerar la vulnerabilidad de esto pueblos ni la construcción de estrategias y adopción de medidas con su participación».

En contexto de una epidemia sanitaria, el acceso a atención de salud oportuna era fundamental, más considerando que «a partir de la pandemia se han profundizados problemas ya bastante crónicos del sistema de salud chileno. Se trata de un sistema de salud en el cual el estado actúa subsidiariamente cuando la persona no puede solventar su propio problema de salud. A esto se suma una lógica de desregulación y fragmentación de este sistema», apuntó Nelson Reyes, de la organización Salud para todas y todos.

Asimismo, preocupa que “la gestión del Ministerio de Salud durante la pandemia ha implicado un retroceso de 20 años en materia de garantías, debido a la suspensión unilateral de cirugías y exámenes incluyendo prestaciones AUGE/GES, abolición de Ley de Derechos y Deberes”, agregó.

Otro ámbito fuertemente impactado es la educación, donde “las desigualdades en el acceso se han agudizado a causa de la pandemia, incrementado los factores de riesgo, como es el que muchos estudiantes se hayan visto obligado a desertar del sistema. Las herramientas que se han desarrollado requieren en la mayor parte de nuestro territorio conexión a internet, de un adulto siempre presente y de un espacio apropiado, y aproximadamente el 40 por ciento”, advierte Claudia Silva de Educación 2020.

El Covid-19 ha afectado también una dimensión indispensable para la satisfacción de los derechos humanos, como es la dignidad humana desde la especificidad de cada territorio. “Los derechos al hábitat, entre los cuales está el derecho humano a una vivienda adecuada, se incumplen aún más en tiempo de pandemia. En efecto, desde finales de mayo, en el momento álgido del Covid en Chile, las autoridades sanitarias expresaron la dificultad de aplicar protocolos de cuarentena en casi la mitad de las ciudades del país, pues cerca del 30 a 40% de las viviendas evidencian niveles de precariedad, producto del hacinamiento y la falta de acceso a servicios deficientes”, recalca Ana Sugranyes de Ciudad Común.

“Por lo mismo es especialmente preocupante el desalojo forzado de familias desde sus viviendas, que es la violación más violenta de este derecho. En esta pandemia, los Estados procuraron hacer una moratoria de desalojos; para esto, se aprobó la Ley 21.226. Sin embargo, la práctica del desalojo individual y colectivo se mantiene a diario, dejando a familias sin sus bienes y derechamente en la calle, una situación que afecta especialmente a personas migrantes”, concluyó.

Las organizaciones que participaron en la elaboración del informe son: Abofem Wallmapu, Centro de Estudios y Promoción de los Derechos Humanos (CDH), Centro de Investigación y Defensa Sur (CIDSUR), Centro de Investigación y Promoción de Los Derechos Humanos (CINPRODH), Corporación Ciudad Común, Corporación de Estudios Sociales y Educación SUR, Corporación Humanas, Corporación Opción, Corporación Miles, Educación 2020, Litigación Estructural para América del Sur (LEASUR), Movimiento Salud para todas y Todos, Observatorio Ciudadano, Red de Observadoras de Derechos Humanos de Valparaíso, Red de Acción por los Derechos Ambientales (RADA), Red de Defensa de los Territorios, Red de Peritos Independientes, Women’s Link Worldwide

 

Revisa el informe completo en el siguiente enlace:

https://observatorio.cl/final_informecovidddhh_9_12/

 

El video de la presentación puedes verlo en el link:

https://facebook.com/observatoriociudadanochile/videos/1863067483843404/