Declaración Día contra las Violencias hacia las Mujeres

Las mujeres sufrimos múltiples violencias que no solo se manifiestan ni requieren el uso de la fuerza física. Por ello, en este día ponemos el foco en las violencias como fenómenos múltiples y diversos que han hecho que las mujeres sean racializadas, invisibilizadas o negadas de los espacios de poder, empobrecidas, sometidas y discriminadas por distintos factores. 

Hablar de “las violencias hacia las mujeres” es fundamental para visibilizar, reflexionar y abordar las diferentes formas de violencia que sufren.

Es hablar de la violencia institucional provocada por el extractivismo voraz que avanza en los territorios y que impacta en las formas de vida y medio de subsistencias de las mujeres, en la falta de garantía para el pleno ejercicio de los derechos territoriales de las mujeres originarias, en los derechos negados por no contar con procesos expeditos para la migración, o el no reconocimiento de una lengua o cultura, que impacta en las mujeres como transmisoras del idioma y la cultura.

Hablamos de la violencia sistémica como aquella violencia hacia las mujeres que ya se encuentra instalada en la sociedad a través del racismo, de los prejuicios o estereotipos que rigen el sistema patriarcal. Hablamos de la violencia física y psicológica que afecta la salud y los cuerpos de las mujeres.  

Y también de la violencia económica que parte por no reconocer la sobrecarga laboral de las mujeres, que limita la participación y acceso a espacios de poder y formación. Sobrecarga laboral que se encuentra precarizada, porque se desempeña en muchos casos de manera informal y sin contar con protección social. Siendo gran parte de esta carga laboral la dedicada a las tareas domésticas y las tareas de cuidados, actividades que no son remuneradas.

Hoy, las mujeres en su diversidad, originarias, afrodescendientes, campesinas, migrantes, LGTBIQ+ no cuentan con garantías para el acceso a los bienes comunes, a la tierra y al territorio, y a un medio ambiente  sano, como aspectos que permitan el sostenimiento de experiencias de cuidados comunitarios. Es por eso, que las políticas de gobierno deben encauzarse en esa línea, y en la creación de un Sistema Integral de Cuidados que reconozca la labor de cuidados como derecho Como fue concluido en la Conferencia Regional de Mujeres de América Latina y el Caribe, celebrado recientemente en Buenos Aires.

Las mujeres defensoras territoriales y de derechos humanos se ven permanentemente hostigadas y violentadas, y que, al denunciar estas situaciones, sus causas no cuentan con procesos judiciales expeditos. Recordamos el asesinato de Macarena Valdés que defendió a su comunidad frente a la instalación de una central hidroeléctrica en el río Tranguil. Por lo que exigimos justicia, celeridad y debidos procesos a los asesinatos y agresiones contra mujeres, así como protocolos de protección a defensoras.

Hemos sido testigos, además, de la violencia policial e institucional que sufren las mujeres cuando sus comunidades y hogares han sido allanados por efectivos policiales, provocando el desmembramiento de las comunidades y el temor permanente por ser atacados, ellas y sus hijes.

Por ello, desde unamirada interseccional de las violencias hacia las mujeres, es fundamental la defensa y protección hacia sus vidas, la de sus hijes y sus territorios; pues sin ello no podremos encaminarnos hacia una vida libre de violencias, en equidad de condiciones y oportunidades que permita a las mujeres en su diversidad la toma libre de decisiones sobre sus propios cuerpos y proyectos de vida. 

Por esosostenemos con más fuerza que somos nosotras, desde nuestros territorios, organizaciones, colectivas, comunidades, familias, las que construimos redes para el autocuidado y el cuidado colectivo y espacios libres de toda violencia patriarcal y machista, como el cambio que seguiremos impulsando para la sociedad en su conjunto. 

Encuentro y Articulación de Mujeres por la Defensa del Mar en el Sur de Chile

A orillas del mar y a los pies de la montaña, entre el 14 y 16 de marzo de 2022, mujeres de diversos territorios del sur de Chile se reunieron en la localidad de Pichicolo, comuna de Hualaihué, para compartir sus perspectivas y experiencias, como mujeres y habitantes originarias de territorios marinos y costeros.

Durante dos días, más de 15 mujeres se reunieron en el espacio comunitario de la comunidad indígena Amotuy Ruka. En torno al fuego compartieron sus historias, cómo viven en sus territorios, sus prácticas tradicionales, las dificultades que enfrentan y sus múltiples relaciones con el mar.

Durante el primer día, en un análisis de la situación actual, hablaron extensamente sobre los impactos de la industria salmonera, coincidiendo en que esta actividad económica solo ha traído contaminación y destrucción a sus territorios, afectando profundamente sus medios y modos de vida. Compartieron también sus perspectivas sobre los “Espacios Costeros Marinos de Pueblos Originarios” (ECMPO); ley que fue impulsada por comunidades mapuche-lafkenche, que reclamaban el reconocimiento y protección de sus derechos territoriales sobre el borde costero. Desde su entrada en vigencia el 2008, se establece un mecanismo para entregar en administración un espacio marino delimitado a una comunidad o asociación de ellas, que han ejercido el uso consuetudinario de dicho espacio, con el objetivo de preservar esos usos y asegurar la conservación de los recursos naturales comprendidos en él y propender al bienestar de las comunidades.

Foto: Mujeres reunidas en espaciocomunitario Amotuy Ruka (vamos a la casa)

Hablaron sobre la situación actual que enfrentan las comunidades indígenas en el proceso de solicitud de los ECMPO, resaltando las demoras y trabas administrativas que enfrentan en la tramitación ante el Estado. Coincidieron en que los organismos responsables del Estado, obedeciendo muchas veces a intereses económicos y políticos, han frenado más que facilitado el avance de las tramitaciones.

Abordaron también, los aportes y contribuciones que realizan las mujeres en estos espacio marino costeros, así como las dificultades y desigualdades que enfrentan en dichos espacios.

Durante el primer día recibieron también la visita de niños y niñas de la Escuela de Pichicolo, quienes compartieron sus visiones sobre el mar a través de hermosos trabajos artísticos.

Foto: Niños de la escuela de Pichicolo con sus dibujos sobre el mar.

El segundo día de trabajo se destinó a reflexionar sobre acciones a futuro y a definir propuestas y recomendaciones para el fortalecimiento de los ECMPO y la defensa del mar desde la perspectiva de las mujeres, junto con establecer acuerdos sobre cómo continuar trabajando juntas.

Entre las recomendaciones se acordó informar y articularse con otros actores de los territorios, para sensibilizar sobre la oportunidad, valor e importancia de los ECMPO y el rol de las mujeres en estos espacios. También se acordó trabajar por asegurar la paridad de género en los planes de administración de dichos espacios, fomentar una educación ambiental con enfoque de género y con pertinencia territorial, lograr una mayor articulación con las autoridades tradicionales y entre mujeres de estos espacios. En estas reflexiones finales también se vió con esperanza la aprobación de una nueva Constitución para Chile, en la que se reconoce a los pueblos originarios y sus derechos colectivos, territoriales y a los recursos naturales, todo lo cual representa avances sustantivos para seguir resguardando sus territorios y espacios costeros.

Finalmente se acordó avanzar en la creación de una Red de Mujeres Originarias por la Defensa del Mar, espacio que busca articular e ir tejiendo alianzas entre mujeres de diversos territorios y pueblos que habitan espacios costeros y luchan por la defensa del mar. Dicha red está en construcción y abierta a otras mujeres que quieran sumarse. Durante los próximos meses, se espera terminar de definir un plan de trabajo y primeras acciones.

L@s invitamos a conocer más sobre las perspectivas de las mujeres por la defensa del mar en estos breves videos:

Agradecimientos:

Agradecemos en forma sincera a cada una de las participantes que salieron de sus territorios, comunidades y familias para darse el tiempo de compartir sus enriquecedoras experiencias, desafíos y luchas. Agradecemos también a la Comunidad Amotuy Ruka y a la ngen ruka por su hospitalidad. Finalmente a la Red TICCA y al Observatorio Ciudadano por el apoyo en la organización de este encuentro, que se enmarca en la Iniciativa de Apoyo a Comunidades Costeras que cuenta con financiamiento de la Fundación OAK.