Relatora ONU recibe informe preliminar de Evaluación de Impacto en DDHH de proyectos mineros canadienses en territorio diaguita huascoaltino

La Evaluación fue desarrollada por una consultora independiente y contó con la participación activa de la comunidad afectada y el apoyo del Observatorio Ciudadano.

En el marco del seminario sobre consulta, consentimiento y gobernanza indígena de recursos naturales que se realiza en Thunder Bay, Canadá, con la asistencia de representantes de pueblos indígenas y académicos del norte y sur de América, y al que asiste la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos indígenas, Victoria Tauli-Corpuz, Sergio Campusano, Presidente de la Comunidad Agrícola de los Diaguitas Huascoaltinos, y José Aylwin, co director del Observatorio Ciudadano, hicieron entrega a la Relatora de un informe preliminar de Evaluación de Impacto en Derechos Humanos (EIDH) de los proyectos mineros canadienses existentes en territorio huascoaltino.

A partir de una metodología elaborada por Derechos y Democracia de Canadá, que hoy utilizada por diversas organizaciones de derechos humanos, entidades multilaterales de financiamiento y por las propias empresas, en ella se da cuenta de las serias vulneraciones a los derechos humanos de los diaguitas huascoaltinos generadas por el proyecto Pascua Lama de Barrick Gold, así como por el proyecto El Morro-Corredor (hoy Nueva Unión) de Gold Corp y de Teck Resources Limited, todas empresas canadienses.

En el caso del Estado de Canadá, se establece que éste contribuyó a la afectación de los derechos humanos de los diaguitas huascoaltinos al promover estas inversiones de industria extractiva domiciliada en su territorio fuera de sus fronteras. Ello a partir de la suscripción de acuerdos comerciales con el Estado chileno, para facilitar dichas inversiones, y del apoyo otorgado a estos proyectos mineros a través de su Embajada en Chile, sin escuchar las reclamaciones de las comunidades afectadas. El informe constata además que el Estado canadiense no ha dado cumplimiento a sus obligaciones extraterritoriales en materia de derechos humanos a raíz de las afectaciones a los derechos de pueblos indígenas generados por empresas domiciliadas en su territorio, situación que le ha sido representada reiteradamente por diversas instancias del sistema de Naciones Unidas.

Finalmente, se observa que las empresas involucradas en estos proyectos, Barrick Gold y su filial en Chile, la Compañía Minera Nevada SpA en el caso del proyecto Pascua Lama, y Goldcorp en el caso del proyecto El Morro, no cumplieron con su obligación de respetar los derechos humanos de los diaguitas huascoaltinos, ni de prevenir y mitigar los impactos de sus actividades en derechos humanos de este pueblo. Tampoco evitaron la vulneración de los derechos individuales de sus integrantes y colectivos de la comunidad, ni repararon las consecuencias negativas de sus actividades, como lo establecen los Principios Rectores de Naciones Unidas. En la EIDH se observa a su vez que los proyectos analizados se emplazan en un área que se sobrepone al territorio de la Comunidad Agrícola de los Diaguitas Huascoaltinos, legalmente inscrito a su nombre. Además, se constata que las prácticas corporativas han desestabilizado a las organizaciones del pueblo diaguita y contribuido a desintegrar su cohesión social.

En el caso del proyecto El Morro se constata la falta de debida diligencia de la empresa, la que se evidenció en el estudio de impacto ambiental del proyecto, el que no consideró adecuadamente los impactos que éste tendría en la comunidad. Tal situación llevó el 2012 a la justicia a dejar sin efecto la resolución de calificación ambiental de este proyecto por vulnerar las garantías constitucionales del derecho de igualdad ante la ley y de propiedad de la Comunidad Agrícola de los Diaguitas Huascoaltinos. Ello hasta que no se incluyese en dicho estudio una línea de base que considerara a esta Comunidad y sus afectaciones al derecho de propiedad comunal y a su sistema de vida o costumbres. Se constata además que ambas empresas no establecieron mecanismos efectivos de reclamación y reparación de los impactos adversos de sus inversiones, como lo mandatan los Principios Rectores de Naciones Unidas antes referidos.

La versión preliminar de la EIDH entregada a la Relatora Especial Tauli-Corpuz, contiene a su vez una serie de recomendaciones al Estado de Chile, al Estado de Canadá y a las empresas responsables de dichos proyectos, así como a los órganos de tratados internacionales de derechos humanos con competencia en las materias aquí abordadas.

La Relatora manifestó su agradecimiento por la elaboración de este informe preliminar, solicitando el envío del informe final en cuanto sea publicado. También manifestó su interés en visitar el territorio diaguita huascoaltino en Chile para conocer la realidad de la comunidad y de sus derechos en forma directa.

El informe, que será próximamente difundido en Chile y Canadá, fue elaborado con el apoyo de Oxfam America. También contribuyó a su desarrollo el Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA). Y su realización no habría sido posible sin la colaboración e involucramiento activo de la Comunidad Agrícola de los Diaguitas Huascoaltinos.

Lanzan libro con aportes de pueblos indígenas y comunidades locales a la protección de la biodiversidad

Los aportes de pueblos indígenas, comunidades locales y conservación de la naturaleza no son reconocidos por el Estado y la legislación vigente, y son invisibles para la sociedad chilena en general. Situación que contrasta con la tendencia internacional de promover un enfoque que reconoce la vulneración de derechos que los pueblos y comunidades han sufrido como resultado del establecimiento de áreas protegidas sobre sus territorios.

La relación entre pueblos indígenas, comunidades locales y conservación de la naturaleza ha sido un tema escasamente abordado en nuestro país. No obstante existe una gran variedad de territorios o áreas que han sido conservadas por comunidades indígenas y locales desde tiempos ancestrales hasta el presente, aunque sus acciones de conservación no sean siempre explícitas.

Sin embargo, hasta hoy, los aportes de estas comunidades a la conservación de la naturaleza no son reconocidos por el Estado y la legislación vigente, y son invisibles para la sociedad chilena en general.

Situación que contrasta con la tendencia internacional de promover un enfoque que reconoce no solo la vulneración de derechos que los pueblos y comunidades han sufrido como resultado del establecimiento de áreas protegidas sobre sus territorios –declaradas y administradas principalmente por los Estados–; sino también los importantes aportes que los pueblos indígenas y comunidades locales realizan a la conservación de la naturaleza.

El martes 18 de octubre se realizó el lanzamiento del libro “Cuestionando los enfoques clásicos de la Conservación en Chile: El aporte de los pueblos indígenas y las comunidades locales a la protección de la biodiversidad”,trabajo desarrollado en conjunto por el Observatorio Ciudadano y el Consorcio TICCA.

La publicación hace revisión a los estándares internacionales en la materia, como el Convenio para la Diversidad Biológica (CDB), ratificado por Chile en 1994, y las directrices de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), entregando una mirada crítica a los enfoques clásicos de conservación en Chile y del proyecto de ley que Crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, al cual formula recomendaciones para que se reconozcan los aportes que realizan las comunidades indígenas y locales a la conservación de la naturaleza.

Durante el evento realizado en la sede de la Fundación Heinrich Böll, José Aylwin, Co-Director del Observatorio Ciudadano, señaló que “El libro es el producto de un largo proceso de más de 10 años que ha intentado visibilizar la situación de pueblos indígenas y comunidades locales que tienen planes de vida que son consistentes con el entorno, la naturaleza y la protección de la biodiversidad, y como la realidad de las áreas protegidas públicas y privadas se sobreponen con estas iniciativas de vida y conservación de estas comunidades”.

Cabe recordar que en junio de 2014 el gobierno de la Presidenta Bachelet envió al Senado el Proyecto de Ley para la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas y del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, el cual inicialmente omitía toda referencia a pueblos indígenas y comunidades locales.

Sin embargo, en respuesta a las demandas de organizaciones indígenas y de sociedad civil, y a lo establecido por el Convenio 169 de la OIT, en enero de 2016 el Ministerio de Medio Ambiente convocó a consulta indígena de dicho Proyecto de Ley abriendo la posibilidad de avanzar cumpliendo con los estándares internacionales.

Para Felipe Guerra, abogado Observatorio Ciudadano, el enfoque del Proyecto de Ley colisiona con las formas de conservación de las comunidades y pueblos indígenas en nuestro país debido a que  biodiversidad es vista de forma aislada a las prácticas de manejo desarrolladas por las comunidades.

De acuerdo a Guerra “La característica más compleja de visibilizar en la práctica es reconocer que el pueblo o la comunidad es el actor principal en la toma de decisiones respecto al manejo y conservación del ecosistema, básicamente porque muchas veces las prácticas de manejo de las comunidades, relacionadas a los sistemas tradicionales de salud, manejo de plantas, ecosistemas y especies, se encuentran completamente invisibilizadas por el marco institucional y las políticas de estado asociadas a la conservación de la biodiversidad”.

El abogado puntualizó que “A nivel internacional no se discute que la conservación de la biodiversidad tiene que ir de la mano con las prácticas de manejo que han dado como resultado la conservación de esa biodiversidad”.

Por su parte Flavia Liberona, directora ejecutiva de la Fundación Terram, destaco que el libro abre una forma de aproximarnos al tema de conservación que toma experiencias concretas y hace una revisión exhaustiva de lo que es el derecho de los pueblos indígenas.

A su vez, Liberona señaló que “el libro deja en evidencia que el Proyecto de Ley que Crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas que presentó el gobierno no considera los convenios internacionales en la materia ni las directrices de UICN”. Añadiendo que el proyecto tiene una mirada homogénea del país, donde pareciera que no existe la diversidad de especies, de culturas, de ecosistemas y de genes, lo que provoca que no solo los pueblos indígenas se vean afectados, sino que todas las comunidades locales independiente de su etnia.

El evento contó con la participación de representantes de distintos pueblos indígenas en Chile, quienes expusieron la diversidad de situaciones a las que se ven enfrentadas las comunidades ante enfoques clásicos de conservación. Las comunidades participantes fueron el Consejo de Pueblos Atacameños y su relación con la Reserva Nacional Los Flamencos; la Comunidad Agrícola y Diaguita de los Huascoaltinos y su lucha por la protección del territorio; el pueblo Rapa Nui y su relación con el Parque Nacional Rapa Nui y la inminente creación de un área marina protegida en su maritorio; la Comunidad Indígena de Quinquén, quienes han luchado por la protección del pewen o araucaria, árbol sagrado del pueblo Pewenche; la Asociación Mapu Lahual creada por diez comunidades Williches para la protección de su territorio; y por último, la Comunidad Kawésqar de Puerto Edén y su relación con el Parque Nacional Bernardo O’Higgins, el más extenso de Chile.