Declaración Final – Foro Alternativo Mundial de las Aguas

¿Quiénes somos?

Nosotras y nosotros, constructoras y constructores del Foro Alternativo Mundial del Agua (FAMA), tras reunirnos del 17 al 22 de marzo de 2018 en Brasilia, declaramos a la sociedad lo que acumulamos después de muchos debates, intercambios, sesiones culturales y relatos, tanto durante los varios meses de preparación cuanto en estos últimos días en que nos reunimos aquí. Somos más de 7 mil trabajadoras y trabajadores del campo y la ciudad, de las aguas y las selvas, representantes de pueblos originarios y comunidades tradicionales, articulados en 450 organizaciones de todos los continentes. Somos movimientos populares, tradiciones religiosas y espiritualidades, organizaciones no gubernamentales, universidades, investigadores/as, ambientalistas; organizados en grupos, colectivos, redes, frentes, comités, foros, institutos, articulaciones, sindicatos y consejos.

Con la grandeza de los pueblos, intercambiamos experiencias de conocimiento, resistencia y lucha. Somos conscientes de que lo que producimos es para garantizar la vida y su diversidad. Estamos creando unidad y fuerza popular para reflexionar y luchar juntas y juntos por el agua y por la vida en sus más variadas dimensiones. Lo que nos une es la vida. Y por ella luchamos. Eso es lo que nos diferencia de los proyectos y relaciones del capital, expresados en el Foro de las Corporaciones, el Foro Mundial del Agua (FMA).

También estamos aquí para denunciar su 8º edición, realizada también en Brasilia, evento organizado por el llamado Consejo Mundial del Agua, y que en realidad es un espacio de captura y robo de nuestras aguas. El Foro y el Consejo son espacios vinculados a las grandes corporaciones trasnacionales y buscan satisfacer sus intereses, en detrimento de los pueblos y de la naturaleza.

Nuestras constataciones sobre el momento histórico

El modo de producción capitalista, históricamente concentra y centraliza riqueza y poder, a partir de la ampliación de sus formas de acumulación, intensificación de sus mecanismos de explotación del trabajo, y profundización de su dominio sobre la naturaleza, acarreando la destrucción de nuestros modos de vida. Vivimos un período de crisis del capitalismo y de su modelo político representado por la ideología neoliberal, que se busca intensificar con la transformación de los bienes comunes en mercadería, a través de procesos de privatización; fijación de precios y financiarización.

La persistencia de ese modelo ha profundizado las desigualdades y la destrucción de la naturaleza, a través de los planos de emergencia del capital en los momentos en que se profundiza su crisis. En este escenario, las acciones del capital se orientan a mantener a cualquier costo sus altas tasas de interés, lucro y renta.

Este modelo impone a América Latina y el Caribe el papel de productores de artículos primarios y proveedores de materias primas, actividades intensivas en bienes naturales y fuerza de trabajo. Subordina la economía de estos países a un papel de dependencia en la economía mundial, y los convierte en objetivos primordiales de esta estrategia de ampliación de la explotación a cualquier costo.

Brasil, que recibe esta edición del FAMA, es un ejemplo en este sentido. El golpe reciente expone la acción coordinada de las corporaciones con sectores del parlamente, de los medios y el Poder Judicial para romper el orden democrático y someter al gobierno nacional a una agenda que atienda rápidamente sus intereses. Se implementó aquí la medida presupuestaria más dura del mundo, donde el presupuesto público se congeló por 20 años, garantizando el drenaje de recursos públicos para el sistema financiero y sentando las bases para una onda privatizadora, que incluye la infraestructura de almacenamiento, distribución y saneamiento de aguas.

¿Cuáles son las estrategias de las corporaciones para el agua?

Identificamos que el objetivo de las corporaciones es ejercer control privado del agua a través de la privatización, mercantilización y de su licenciamiento, convirtiéndola en fuente de acumulación a escala mundial, generando lucros para las trasnacionales y el sistema financiero. Para eso están en curso diversas estrategias que van desde el uso de la violencia directa hasta las formas de captura corporativa de gobiernos, parlamentos, judiciarios, agencias reguladores y demás estructuras jurídico-institucionales para actuar en favor de los intereses del capital.

Existe también una ofensiva ideológica articulada junto a los medios de comunicación, educación y propaganda que buscan crear hegemonía en la sociedad contraria a los bienes comunes y a favor de transformarlos en mercadería.

El resultado deseado por las corporaciones es la invasión, apropiación y control político y económico de los territorios, de las nacientes, ríos y reservorios, para atender los intereses del agronegocio, hidronegocio, industria extractiva, minería, especulación inmobiliaria y generación de energía hidroeléctrica. El mercado de bebidas y otros sectores quieren controlar los acuíferos. Las corporaciones quieren también controlar toda la industria de abastecimiento de agua y alcantarillado sanitario para imponer su modelo de mercado y generar lucros, transformando un derecho históricamente conquistado por el pueblo en un bien más de consumo. Quieren también los manantiales de Brasil, América Latina y el mundo para generar valor y viabilizar el mercado mundial del agua.

Denunciamos a las trasnacionales Nestlé, Coca-Cola, Ambev, Suez, Veolia, Brookfield (BRK Ambiental), Dow AgroSciences, Monsanto, Bayer, Yara, los organismos financieros multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y ONG ambientalistas de mercado, como The Nature Conservancy y Conservation Internacional, entre otras que expresan el carácter del Foro de las Corporaciones. Denunciamos el crimen cometido por la Samarco, Vale y BHP Billiton, que contaminó con su lama tóxica el Río Doce, matando toda una cuenca hidrográfica, inúmeras personas y hasta hoy sigue impune.

Denunciamos el reciente crimen practicado por la empresa noruega Hydro Alunorte que vertió miles de toneladas de residuos de minería a través de canales clandestinos en el corazón de la Amazonia y el asesinato del líder comunitario Sergio Almeida Nascimento que denunciaba sus crímenes. Ejemplos como estos se reproducen por todo el mundo.

Los pueblos son víctimas de este avance del proyecto de las corporaciones. Las mujeres, pueblos originarios y comunidades tradicionales, poblaciones negras, migrantes y refugiados, agricultores familiares y campesinos, así como las comunidades periféricas urbanas sufren directamente los ataques del capital y las consecuencias sociales, ambientales y culturales de sus acciones.

En los territorios y locales donde hubo o existen planes de privatización, se profundizan las desigualdades, el racismo, la violencia sexual y la sobrecarga de trabajo para las mujeres, la criminalización, los asesinatos, amenazas y persecuciones a líderes, demisiones en masa, precarización del trabajo, retirada y violación de derechos, reducción salarial, aumento de la explotación, brutal restricción al acceso al agua y a los servicios públicos, reducción en la calidad de los servicios prestados a la población, ausencia de control social, aumentos abusivos en las tarifas, corrupción, deforestación, contaminación y envenenamiento de las aguas, destrucción de las nacientes de los ríos y ataques violentos a los pueblos y sus territorios, en especial a quienes resisten las reglas impuestas por el capital.

La dinámica de acumulación capitalista se entrelaza con el sistema hetero-patriarcal, racista y colonial, controlando el trabajo de las mujeres y ocultando intencionalmente su papel en las esferas de reproducción y producción. En este momento de ofensiva conservadora, se profundiza la división sexual del trabajo y del racismo, causando aumento de pobreza y precarización de la vida de las mujeres.

La violencia contra las mujeres es una herramienta de control sobre nuestros cuerpos, nuestro trabajo y nuestra autonomía. Esa violencia se intensifica con el avance del capital, y se refleja en el aumento del asesinato de mujeres, de la prostitución y la violencia sexual. Todo eso imposibilita que las mujeres vivan con dignidad y placer. Para las diversas religiones y espiritualidades, todas esas injusticias en relación a las aguas y los territorios, configuran una desacralización del agua recibida como un don vital, y dificultan las relaciones con lo Trascendente como horizonte mayor de nuestras existencias.

Destacamos que para los Pueblos Originarios y Comunidades Tradicionales existe una relación interdependiente con las aguas, y todo lo que las afecta, y todos los ataques criminales que sufren, repercuten directamente en la existencia de esos pueblos en sus cuerpos y mentes. Estos pueblos se afirman como agua, ya que existe una profunda unidad entre ellos y los ríos, lagos, lagunas, nacientes, manantiales, acuíferos, pozos, veredas, estuarios, mares y océanos como una entidad única. Declaramos que las aguas son seres sagrados. Todas las aguas son una sola agua en permanente movimiento y transformación. El agua es una entidad viva, y como tal, merece ser respetada.

Finalmente, constatamos que la entrega de nuestras riquezas y bienes comunes conduce a la destrucción de la soberanía y autodeterminación de los pueblos, así como a la pérdida de sus territorios y modos de vida.

Pero afirmamos: ¡Resistimos y venceremos!

Nuestra lucha es legítima. Somos los guardianes y guardianas de las aguas y somos defensores de la vida. Somos un pueblo que resiste y nuestra resistencia vencerá todas las estructuras que dominan, oprimen y explotan nuestros pueblos, cuerpos y territorios. Somos como agua, alegres, transparentes y en movimiento Somos pueblo de agua y el agua de los pueblos. En estos días de convivencia colectiva, identificamos una extraordinaria diversidad de prácticas sociales, con enorme riqueza de culturas, conocimientos y formas de resistencia y de lucha por la vida. Nadie se rendirá. Los pueblos de las aguas, selvas y campos resisten y no se entregarán al capital. Así también ha sido la lucha de los obreros y de todas las trabajadoras y trabajadores de las ciudades que demuestran cada vez mayor fuerza. Tenemos la convicción de que solamente la lucha conjunta de los pueblos podrá derrotar todas las estructuras de injusticia que sustentan esta sociedad.

Vemos que la resistencia y la lucha viven en todos los territorios de Brasil y del mundo, y estamos convencidos de que nuestra fuerza debe continuar caminando y unirse a las grandes luchas nacionales e internacionales. La lucha de los pueblos en defensa de las aguas es mundial.

Agua es vida, salud, alimento, territorio, derecho humano y bien común sagrado.

Lo que proponemos

Reafirmamos que las diversas luchas en defensas de las aguas dicen alto y claro que el agua no es ni puede ser una mercadería. No es un recurso para ser apropiado, explotado y destruido para el buen rendimiento de los negocios. Agua es bien común y debe ser preservada y gestionada por los pueblos para las necesidades de la vida, garantizando su reproducción y perpetuación. Por eso, nuestro proyecto para las aguas tiene a la democracia como un pilar fundamental. Es solamente por medio de procesos verdaderamente democráticos -que superen la manipulación de los medios y del dinero- que los pueblos pueden construir el poder popular, el control social y el cuidado efectivo de las aguas, afirmando sus saberes, tradiciones y culturas en oposición al proyecto autoritario, egoísta y destructivo del capital.

Somos radicalmente contrarios a las diversas estrategias presentes y futuras de apropiación privada sobre el agua, y defendemos el carácter público, comunitario y popular de los sistemas urbanos de gestión y cuidado del agua y el saneamiento. Por eso saludamos y estimulamos los procesos de re-estatización de compañías de agua y saneamiento y otras formas de gestión. Seguiremos denunciando los intentos de privatización y de apertura de capital, como ocurre en Brasil, donde 18 estados manifestaron interés en la privatización de sus compañías.

Defendemos el trabajo decente, basado en relaciones de trabajo democráticas, protegidas y libres de toda forma de precarización. También es fundamental la garantía de acceso democrático y sustentable al agua, junto a la implementación de la reforma agraria y la defensa de los territorios, que garanticen la producción de alimentos con bases agroecológicas, respetando las prácticas tradicionales y buscando impulsar la soberanía alimentaria de las trabajadoras y trabajadores rurales y urbanos.

Estamos comprometidos con la superación del patriarcado y de la división sexual del trabajo, y entendemos que es necesario reconocer que el trabajo doméstico y de cuidados está en la base de la sustentabilidad de la vida. El combate al racismo también nos une en la lucha por el reconocimiento, titulación y demarcación de los territorios de los pueblos originarios y comunidades tradicionales, y en la reparación al pueblo negro e indígena que vive marginalizado en las periferias de los centros urbanos.

Nuestro proyecto es orientado por la justicia y por la solidaridad, no por el lucro. En él, nadie pasará sed o hambre, y todas y todos tendrán acceso al agua de calidad, en cantidades suficientes, así como también a los servicios públicos de saneamiento.

Nuestro plan de acciones y luchas

La profundidad de nuestros debates y elaboraciones colectivas, el suceso de nuestra movilización, la diversidad de nuestro pueblo y la amplitud de los desafíos que precisan ser combatidos nos impulsan a continuar el enfrentamiento al sistema capitalista, patriarcal, racista y colonial, teniendo como referencia la construcción de la alianza e unidad entre toda la diversidad presente en el FAMA 2018.

Trabajaremos, a través de nuestras formas de lucha y organización, para ampliar la fuerza de los pueblos en el combate a la apropiación y destrucción de las aguas. La intensificación y calificación del trabajo de base junto al pueblo, la acción y formación política para construir una concepción crítica de la realidad serán nuestros instrumentos. El pueblo debe asumir el comando de la lucha. Apostamos por su protagonismo y su construcción heroica. Vamos a practicar nuestro apoyo y solidaridad internacional a todos los procesos de luchas de los pueblos en defensa del agua y denunciaremos la arquitectura de la impunidad, que por medio de regímenes de libre comercio e inversiones, concede privilegios a las corporaciones trasnacionales y facilita sus crímenes.

Multiplicaremos las experiencias compartidas en el Tribunal Popular de las Mujeres, para la promoción de la justicia popular, visibilizando las denuncias de los crímenes contra nuestra soberanía, los cuerpos, los bienes comunes y la vida de las mujeres del campo, las selvas, las aguas y las ciudades.

El agua es un don que la humanidad recibió gratuitamente, derecho de todas las criaturas y bien común. Por eso, nos comprometemos a unir mística y política, fe y profecía luchando contra los proyectos de privatización, mercantilización y contaminación de las aguas que hieren su dimensión sagrada.

El Foro Alternativo Mundial del Agua (FAMA) apoya, se solidariza y estimulará todos los procesos de articulación y lucha de los pueblos en Brasil y en el mundo, tales como la construcción del “Congreso del Pueblo”, del campamento “Tierra Livre”, la “Asamblea Internacional de los Movimientos y Organizaciones de los Pueblos”, la “Jornada Continental por la Democracia y Contra el Neoliberalismo”, la campaña internacional para desmantelar el poder corporativo y por el “tratado vinculante” como herramienta para exigir justicia, verdad y reparación frente a los crímenes de las trasnacionales.

Convocamos a todos los pueblos a luchar juntos para defender el agua. Agua no es mercadería. El agua es del pueblo y por ellos debe ser controlada. Es tiempo de esperanza y de lucha. Sólo la lucha nos llevará a la victoria. ¡Venceremos!

Firman la declaración:

  • Articulação dos Povos Indígenas do Brasil
  • Articulação Semiárido Brasileiro
  • Associação Brasileira de Saúde Coletiva
  • Associação Nacional dos Serviços Municipais de Saneamento
  • Cáritas Brasil
  • Central de Movimentos Populares
  • Conselho Nacional das Populações Extrativistas
  • Confederação Nacional dos Urbanitários
  • Confederação Nacional das Associações de Moradores
  • Coordenação Nacional de Articulação das Comunidades Negras Rurais Quilombolas
  • Conselho Nacional de Igrejas Cristãs do Brasil
  • Confederação Nacional dos Trabalhadores na Agricultura
  • Comissão Pastoral da Terra
  • Confederação Sindical de Trabalhadores/as das Américas
  • Central Única dos Trabalhadores
  • Federação de Órgãos para Assistência Social e Educacional
  • Fórum Brasileiro de ONGs e Movimentos Sociais para o Meio Ambiente e o Desenvolvimento
  • Federação Nacional das Associações do Pessoal da Caixa Econômica Federal
  • Federação Interestadual de Sindicatos de Engenheiros
  • Frente Nacional pelo Saneamento Ambiental
  • Federação Nacional dos Urbanitários
  • Federação Única dos Petroleiros
  • Fórum de Mudanças Climáticas e Justiça Social
  • Instituto Brasileiro de Proteção Ambiental
  • Internacional de Serviços Públicos
  • Marcha Mundial das Mulheres
  • Movimento dos Atingidos por Barragens
  • Movimento dos Pequenos Agricultores
  • Movimento de Pescadores e Pescadoras Artesanais do Brasil
  • Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra
  • Movimento dos Trabalhadores Sem Teto
  • ONG Proscience
  • Rede Mulher e Mídia
  • Serviço Interfranciscano de Justiça Paz e Ecologia
  • Sociedade Internacional de Epidemiologia Ambiental
  • Vigência

Arranca oficialmente la Década del Agua para el Desarrollo Sostenible

Con la demanda de agua dulce, que se prevé que aumente más del 40 % a mediados de siglo, y el creciente impacto del cambio climático, la escasez de agua constituye una gran preocupación, alertó el Secretario General de la ONU durante el lanzamiento del Decenio en la Asamblea General.

“Para el año 2050, al menos una de cada cuatro personas vivirá en un país donde la falta de agua dulce será crónica o recurrente”, aseguró Antonio Guterres este jueves, Día Mundial del Agua.

El titular de la ONU recalcó que sin una gestión efectiva de los recursos hídricos se corre el riesgo de intensificar las disputas entre las comunidades e incluso aumentar las tensiones entre las naciones.

“Hasta ahora, históricamente, el agua ha demostrado ser un catalizador para la cooperación, no para el conflicto. Pero no podemos dar por sentados ni la paz ni nuestros preciosos y frágiles recursos hídricos”, dijo.

Actualmente, el 40 % de la población mundial se ve afectada por la escasez de agua, el 80 % de las aguas residuales se vierten sin tratamiento al medio ambiente y más del 90 % de los desastres están relacionados con el agua.

Además, más de 2000 millones de personas carecen de acceso a agua potable y más de 4500 millones carecen de servicios de saneamiento adecuados. Muchas de las enfermedades más graves en el mundo en desarrollo están directamente relacionadas con el agua potable insegura, el saneamiento deficiente y las prácticas de higiene insuficientes.

“Quiero aprovechar hoy el lanzamiento de la Década de Acción del Agua para hacer un llamado a nivel internacional para que actúemos en materia de agua, saneamiento e higiene”, expresó Guterres.

 

© UNICEF/UN067453/Souleiman Horriya, de doce años, carga un bidón de agua en el campamento de Ain Issa, a cincuenta kilómetros al norte de Al Raqqa.
Buscando soluciones

El Secretario General recordó que existen nuevas tecnologías para mejorar la forma en la que se administra el agua, pero a menudo estas son inaccesibles para quienes más lo necesitan.

“Por ejemplo, las mujeres y las niñas de los países de bajos ingresos gastan alrededor de 40.000 millones de horas al año en la recolección de agua. Eso es el equivalente al esfuerzo anual de toda la fuerza de trabajo de un país como Francia”, dijo Guterres, señalando que ese tiempo podría ser invertido en asistir a la escuela o buscar medios de subsistencia.

El titular de la ONU reveló que los Estados Miembros le han pedido que prepare un Plan de Acción para el Decenio del Aguay que este tendrá tres objetivos.

  • Transformar el enfoque actualmente basado en silos para el suministro de agua, el saneamiento, la gestión y la reducción del riesgo de desastres para combatir mejor el estrés hídrico, el cambio climático y aumentar la resiliencia.
  • Alinear todos los programas y proyectos de agua y saneamiento existentes con la Agenda 2030 de desarrollo sostenible.
  • Generar una voluntad política para fortalecer la cooperación y las alianzas.

 

El porqué de la Década del Agua.

El decenio busca acelerar las iniciativas encaminadas a hacer frente a los desafíos relativos a los recursos hídricos y fue proclamado por la Asamblea General comenzando el 22 de marzo de 2018 y terminando en la misma fecha de 2028.

La década hace énfasis en el desarrollo sostenible y una mejor gestión del agua para lograr los objetivos sociales, económicos y ambientales y ejecutar proyectos relacionados con éstos.

Otra de las metas principales del Decenio es conseguir también que la comunidad internacional impulse la adopción de programas ya existentes, tales como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y el Acuerdo de París de 2015.

La campaña resalta además la importancia de promover el uso eficiente del agua a todos los niveles, teniendo en cuenta el nexo entre el agua, la energía, los alimentos y el medio ambiente.

 

Datos importantes
  • Unos 2100 millones de personas no tienen acceso a agua potable (Fuente: OMS/UNICEF, 2017)
  • Aproximadamente 4500 millones de personas carecen de servicios de saneamiento salubres (Fuente: OMS/UNICEF, 2017).
  • La escasez de agua afecta al 40 % de los habitantes del planeta (Fuente: OMS).
  • El 90 % de los desastres naturales están relacionados con el agua. (Fuente: UNISDR)
  • El 80 % de las aguas residuales vuelven a los ecosistemas sin haber sido tratadas o reutilizadas (Fuente: UNESCO, 2017).

 

Antecedentes sobre el Día Mundial del Agua

El Día Mundial del Agua se celebra anualmente el 22 de marzo como un medio de llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de los recursos de agua dulce.

Cada año, el Día Mundial del Agua destaca un aspecto particular relacionado con el agua.

La creación de un día internacional dedicado al agua fue recomendado durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) de 1992 en Río de Janeiro. La Asamblea General de las Naciones Unidas respondió a dicha recomendación designando el 22 de marzo de 1993 como el primer Día Mundial del Agua.

La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22 de diciembre de 1992 la resolución A/RES/47/193 Documento PDF por la que el 22 de marzo de cada año fue declarado Día Mundial del Agua, a celebrarse a partir de 1993, en conformidad con las recomendaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo contenidas en el Capítulo 18 (Recursos de Agua Dulce) del Programa 21.

Se invitó entonces a los diferentes Estados a consagrar este día, en el marco del contexto nacional, a la celebración de actividades concretas como el fomento de la conciencia publica a través de la producción y difusión de documentales y la organización de conferencias, mesas redondas, seminarios y exposiciones relacionadas con la conservación y desarrollo de los recursos hídricos así como con la puesta en práctica de las recomendaciones del Programa 21.

Declaración Pública Observatorio Ciudadano ante violento desalojo de vendedores ambulantes de hortalizas en el centro Temuco

El Observatorio Ciudadano manifiesta su más profundo rechazo y condena ante los hechos de violencia policial ocurridos esta semana producto de la orden de desalojo de vendedores ambulantes de hortalizas en el centro de Temuco, en el marco de la ordenanza municipal que regula el comercio callejero en la capital de La Araucanía.

Este hecho deja en evidencia una vez más la falta de vocación al diálogo intercultural de los actores políticos regionales, y en especial del Alcalde de Temuco, frente al pueblo mapuche, y un desconocimiento de la realidad intercultural que posee la ciudad de Temuco, lugar de encuentro entre el mundo urbano y el mundo rural, personificado en las hortaliceras mapuche que comercializan sus productos en el centro de la ciudad desde decenas de años atrás. Pareciera que con su actuar, el Municipio de Temuco busca invisibilizar el rostro mapuche de la ciudad.

La actividad de comercialización de hortalizas en el centro de la ciudad de Temuco, por parte de personas, y en particular de mujeres mapuche, es una práctica tradicional de subsistencia de larga data, que se remonta a la formación de la ciudad de Temuco. Desde esa perspectiva dicha actividad debería ser reconocida y protegida por el Estado de Chile, tal como establece el artículo 23 del Convenio 169 de la OIT que establece: “La artesanía, las industrias rurales y comunitarias y las actividades tradicionales y relacionadas con la economía de subsistencia de los pueblos interesados, como la caza, la pesca, la caza con trampas y la recolección, deberán reconocerse como factores importantes del mantenimiento de su cultura y de su autosuficiencia y desarrollo económicos. Con la participación de esos pueblos, y siempre que haya lugar, los gobiernos deberán velar por que se fortalezcan y fomenten dichas actividades”.

Además, la acción de erradicar la comercialización informal de productos hortícolas producidos por familias mapuche en el centro de la ciudad, va en completa contradicción con las políticas públicas de inversión y “desarrollo” llevadas adelante por el Estado de Chile en las comunidades mapuche, mediante programas como PDTI de INDAP, que incentivan la producción hortícola a nivel comunitario, para que luego su comercialización sea reprimida por los agentes del Estado.

Creemos que Temuco debe verse a sí mismo como un espacio intercultural en el que se cruzan el mundo mapuche-rural y el urbano, circunstancia que no puede ni debe ser escondida. Por ello consideramos se hace urgente resolver esta situación a través de un  diálogo  intercultural que involucre al Municipio de Temuco, permitiendo de esta forma la generación de espacios que permitan a las lagmen mapuche seguir comercializando sus productos en el centro de la ciudad como lo han hecho desde que Temuco es Temuco.

OBSERVATORIO CIUDADANO

TEMUCO, 22 DE MARZO DE 2018

Organizaciones y movimientos políticos de Chile y Uruguay llaman a los parlamentarios a no ratificar TLC entre ambos países

Comunicado

Fuerzas políticas y organizaciones civiles de Chile y Uruguay coinciden en que el Tratado de Libre Comercio entre ambos países no ha sido acompañado por estudios y que reducirá la soberanía política de ambos países.

A pesar de las fuertes críticas recibidas por parte de organizaciones de la sociedad civil y actorías políticas tanto de Chile y Uruguay, los gobiernos de ambos países han presionado para que el Tratado de Libre comercio sea ratificado por los parlamentarios.

La aprobación de este tratado ha generado fuertes controversias dentro del Frente Amplio de Uruguay, actual bancada oficialista,  por lo cual han decidido resolver su aprobación o rechazo mediante un Plenario fijado para el próximo 28 de abril. Mientras en Chile este acuerdo deberá ser votado por la cámara de Diputados durante los próximos días.

Desde la Plataforma Chile Mejor Sin TLC son enfáticos en rechazar la votación de este tratado en el Congreso sin que los parlamentarios ni la ciudadanía cuenten con algún estudio que explique las consecuencias positivas y negativas que traería este tratado para el país. Frente a esto, llaman a los congresistas a prorrogar la votación de este acuerdo y exigir previamente al gobierno los estudios respectivos.

Otro de los puntos cuestionados por de este tratado es lo referido en el capítulo 18, el cual limitaría significativamente la posibilidad de realizar políticas soberanas y expone al país a nuevas demandas internacionales.

Respecto a esto, Roberto Chiazzaro Diputado del Partido Socialista de Uruguay comentó que la forma de resolución de controversias “a través de mecanismos como el CIADI es muy perjudicial, el hecho de que un país se tenga que someter a un arbitraje con una empresa es algo realmente peligroso en estos tratados”.  Agregó que esta clase de acuerdos “subordinan a nuestros países y los colocan en una situación periférico-dependiente, generan un mecanismo de apertura comercial que permite a grandes transnacionales penetrar en nuestras economías y generar pérdida de soberanía.”

Alberto Villareal de Redes-Amigos de la Tierra de Uruguay manifestó que como organización están en completo desacuerdo con la ratificación de este acuerdo, ya que afirman que imponen condiciones “que no tienen nada que ver con comercio, sino que buscan coartar las potestades de los gobiernos para hacer política pública.” Igualmente, comentó que al revisar este TLC se encontró que se habían copiado partes textuales del  Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y del Acuerdo sobre el Comercio de Servicios (TiSA) –del cual Uruguay rehusó ser integrante-.

Por su parte, Esteban Silva, de Fundación Constituyente XXI e integrante de Chile Mejor sin TLC  considera que “como todo Tratado de Libre Comercio fue negociado por el Gobierno en secreto y no se tuvo acceso a lo que se negociaba y tampoco hubo consultas  previas ni posteriores con organizaciones sociales, pymes, de trabajadores sobre los temas”. Agrega que no se ha entregado a los diputados ningún estudio serio que demuestre en qué se beneficiaría el país y sus distintos sectores con su firma.

Roberto Chiazzaro indicó que “cuando nos enteramos del contenido del tratado ya estaba firmado por ambos países, y nosotros entendemos que la sociedad civil debe participar, estar enterada y debe dar su opinión respecto a los tratados que se suscriben.”

En tanto, Lilián Galán, diputada del Movimiento de Participación Popular de Uruguay (MPP), advierte que dentro de su coalición existen opiniones divididas, ya que algunos piensan que sería perjudicial para su país, en tanto otros no consideran que sea benéfico, pero tampoco dañino. Añade que este tratado de libre comercio de última generación afectaría principalmente en temas de comercio de servicios, propiedad intelectual y compras públicas, temas que van más allá de los aspectos tradicionales del comercio bilateral.

Tanto el diputado Chiazzaro del PS y la diputada Galán del MPP de Uruguay cuestionan la utilidad de este tratado ya que, al igual que lo plantea Chile Mejor sin TLC, Chile y Uruguay tienen acuerdos económicos vigentes que liberalizan prácticamente a cero bienes y servicios e incluyen trato nacional, libre transferencia de capitales, entre otros, lo que ya produce un flujo relevante de importaciones y exportaciones entre ambos países.

En concordancia con lo anterior, desde la Plataforma Chile Mejor sin TLC se hizo un llamado a los parlamentarios chilenos y uruguayos para que no aprueben este tratado sin  la realización previa de estudios efectuados por instituciones de los dos países sobre sus impactos y alcances.

Observatorio Ciudadano realizará en Valparaíso jornada de Taller y Foro-Debate sobre Migración y Derechos Humanos.

  •  Los días 16 y 17 de marzo profesionales de las comunicaciones junto a representantes de diversas organizaciones migrantes, la Universidad de Playa Ancha, la Municipalidad de Valparaíso y el Colegio de Periodistas, analizarán las aristas de esta temática que ya es parte de la agenda regional y nacional con la discusión en torno a una nueva ley migratoria para Chile.
  • En el Taller del día sábado, dirigido a comunicadores, se hará revisión a los estándares internacionales sobre derecho a la movilidad humana y legislación comparada, junto al análisis de los proyectos de ley presentados por Piñera y Bachelet. El foro debate del viernes, en el Edificio Consistorial de la Municipalidad, es abierto a todo público.

Dos actividades realizará el Observatorio Ciudadano en Valparaíso este próximo 16 y 17 de marzo, que buscan debatir en torno a los «Desafíos y perspectivas regionales de la migración en Chile» y la necesidad urgente de una nueva ley migratoria para el país con enfoque de derechos humanos, que sustituya la impuesta por la dictadura mediante decreto, con acento en la seguridad nacional.

Este Foro-debate público que se llevará a cabo en el Edificio Consistorial de la Municipalidad la tarde del día viernes, simula el formato de los debates electorales y convoca a varios actores de diversas áreas, en el cual se pretende intercambiar experiencias y puntos de vista en torno a la migración desde los espacios regionales en los que participan, como el gobierno local, el parlamento, los gremios, la academia, y organizaciones sociales y migrantes, seguido de un bloque de preguntas rápidas realizadas por una periodista experta en derechos humanos, a modo de réplica y luego se dará paso a comentarios o preguntas de los y las asistentes.

Esta actividad cuenta con la participación de Romina Maragaño, directora de la Dirección de Desarrollo de la Municipalidad de Santiago, quien dará las palabras de apertura; Tania de Armas, directora del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Playa Ancha (UPLA); Brian Feldman, Encargado de la Oficina de Migrantes de la Municipalidad de Valparaíso; Eduardo Cardoza, Representante de la Red Nacional de Organizaciones Migrantes y Pro Migrantes de Chile, y Danilo Ahumada, presidente del Colegio de Periodistas Regional Valparaíso.

Para el sábado, en tanto, en la Sala Carlos Pantoja de la Facultad de Ciencias Sociales de la UPLA, está previsto un taller sobre movilidad humana e interculturalidad, dirigido a periodistas y comunicadores sociales y de organizaciones migrantes, donde se hará revisión a estándares internacionales sobre migración, experiencias de legislación en la materia adoptadas por países de la región en los últimos años y a los proyectos enviados al Congreso tanto Piñera como Bachelet, y que además abordará temas como racismo y discriminación.

El taller es impartido por Paulina Acevedo, periodista y comunicadora en Derechos Humanos, Coordinadora del Programa Ciudadanía e Interculturalidad del Observatorio Ciudadano; Mabel Cobos, Coordinadora del Área de Educación y Derechos Humanos del Observatorio Ciudadano; y Marcel Didier, abogado de la misma organización. Considera también la participación de Felip Gascón i Martín, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Playa Ancha; Kerby Jean Baptiste; Jennifer Piña, Brigada Migrantes Feminista; Brian Feldman, encargado comunal de la Oficina de Migrantes de la Municipalidad de Valparaíso, y un represente del Colegio de Periodistas.

«Chile es uno de los países con uno de los flujos migratorios más importantes de la región, no obstante es el único que no ha reformulado su legislación marco en la materia, que sigue siendo un decreto de la dictadura, a fin de adecuarla a los estándares internacionales que se han ido construyendo en torno al derecho a la movilidad humana. Por lo mismo es urgente contar con una ley migratoria con un enfoque de derechos humanos, conscientes de que tanto el proyecto ingresado por Bachelet como el que busca ser repuesto por la nueva administración de Piñera carecen de este enfoque”, señala la Coordinadora del Programa de Ciudadanía e Interculturalidad del Observatorio Ciudadano, Paulina Acevedo.

“Como organización que promueve los derechos humanos, hemos visto la necesidad de aportar con distintas actividades a un debate informado y profundo, además de manera articulada con otros actores, acerca de los marcos mínimos y características que debería tener dicha ley migratoria a la luz de los derechos que deben ser garantizados, más ahora con dos proyectos ingresados al Congreso y los recientes anuncios del nuevo gobierno, de que esta temática será prioridad», puntualiza Acevedo.

Más información e inscripciones en línea:

FILAC y FAO firman convenio para promover el derecho al consentimiento libre, previo e informado de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe

En el marco de la Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, la Presidenta del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC), Dra. Myrna Cunningham, y el Subdirector General Representante Regional para América Latina y el Caribe de la FAO, Julio Berdegué, procedieron hoy, en Jamaica, a la firma de un Memorándum de Entendimiento para promover acciones conjuntas para la implementación de la Declaración de las Naciones Unidas de los Derechos de los Pueblos Indígenas; específicamente asegurar el Consentimiento Libre, Previo e Informado.

“Esperamos que este acuerdo realmente pueda contribuir a la implementación de un Plan de Acción Iberoamericano de Pueblos Indígenas, que estamos concertando entre los Pueblos Indígenas y los Estados de la región, en donde se están definiendo las prioridades para los pueblos indígenas y, en el cual, la Cooperación Sur Sur es uno de los ejes centrales para poder realmente compartir entre los Estados de la región los avances que se han logrado en la implementación de los derechos de los pueblos indígenas”, dijo Cunningham.

Asimismo, la presidenta del FILAC destacó que este convenio busca contribuir a que instituciones como el Fondo Verde puedan llegar a los pueblos indígenas y se asegure el Consentimiento Libre, Previo e Informado; además de contar con una plataforma de jóvenes indígenas en la región que ayuden a mejorar la situación de nutrición de los pueblos indígenas de la región.

Con la firma de este Memorándum, FILAC y FAO aunarán esfuerzos para la implementación del Consentimiento Libre, Previo e Informado en proyectos; para intercambiar información técnica y especializa para enriquecer el análisis técnico y de políticas públicas consultadas y dirigidas a los pueblos indígenas de la región; para implementación de los Objetivos de Desarrollos Sostenible; y para la gobernanza de los recursos naturales, los sistemas alimentarios indígenas y el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes indígenas en la región.

El proyecto constitucional de bachelet y la demanda ciudadana por una nueva constitución

El 6 de marzo pasado, a cinco días de terminar su mandato, la Presidenta Bachelet firmó el proyecto de ley de reforma constitucional que establece los contenidos de una nueva carta fundamental para Chile.

La noticia fue sorpresiva, ya que luego del triunfo de la coalición opositora en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de diciembre pasado, había trascendido que su gobierno desistiría de enviar este proyecto, evidentemente escéptico de su viabilidad política. Las críticas al tardío anuncio presidencial en una materia tan relevante como una nueva constitución para el país han sido trasversales. Ellas incluyen, por cierto, aquellas provenientes de personeros de la futura administración derechista, los que consideran que la propuesta constitucional enviada a pocos días de concluir el mandato de Bachelet “no puede ser tomada con seriedad”. De manera similar, representantes del Frente Amplio han sostenido que la decisión de Bachelet en esta materia es una “irresponsabilidad”, ya que con ella se terminaría “banalizando” una discusión fundamental para Chile. La crítica también ha alcanzado a los partidos integrantes de la propia coalición de gobierno, los que conscientes de la inviabilidad del proyecto, han manifestado que se trata de un ejercicio meramente “testimonial” de la Presidenta.

Más allá de las reacciones de los actores políticos partidarios, cabe hacer una reflexión crítica de este anuncio desde una perspectiva ciudadana. Ella resulta fundamental si tenemos presente que la demanda por una nueva constitución para el país, lejos de provenir de los partidos políticos, emergió desde la ciudadanía. En este sentido, podría valorarse la decisión de Bachelet enviar este proyecto al Congreso Nacional antes de terminar su mandato, dando así cumplimiento a su programa de gobierno, el que consideraba la elaboración de una nueva constitución. No haberlo enviado no solo no hubiese sido adecuado desde la ética política, y hubiese defraudado a quienes la eligieron en La Moneda, sino también hubiese sido una burla para los más de 200 mil ciudadanos que participamos de las instancias a las que su gobierno convocó para recabar propuestas y perspectivas para una nueva carta fundamental. También lo habría sido para quienes participaron de la consulta indígena de los contenidos de una nueva constitución susceptibles de afectarles.

Desde el punto de vista de la temporalidad, el momento para formular esta propuesta está lejos de ser el más propicio. Si bien es efectivo que en el itinerario del proceso constituyente propuesto por Bachelet la remisión del proyecto de nueva constitución al Congreso estaba calendarizada para el segundo semestre de 2017, su envío seis u ocho meses atrás, hubiese permitido un debate más profundo de esta iniciativa en el marco de las elecciones parlamentarias y presidenciales de noviembre y diciembre pasado, debate en el que su gobierno se hubiese hecho parte. Desde La Moneda seguramente argumentarán que las distintas etapas consideradas, diálogos ciudadanos, sistematización de las bases de la nueva constitución, y consulta con los pueblos indígenas, demoraron el calendario previsto para este proceso. Ello en ningún caso puede justificar el que este haya sido enviado al Congreso de manera tan extemporánea.

Otro ámbito de reflexión es el referido a quienes en última instancia participaron de la redacción de este proyecto. Si bien la Presidenta Bachelet, al anunciar el envío del proyecto al Congreso Nacional, ha afirmado que este tiene como fundamento las Bases Ciudadanas para la Nueva Constitución, emergidas de los diálogos y encuentros ciudadanos, y de la consulta a los pueblos indígenas, la información disponible es que el mismo fue elaborado por un grupo muy reducido de asesores de La Moneda a puertas cerradas. Ello contradice el carácter “participativo, democrático e incidente” que de acuerdo a la mandataria tendría el proceso de elaboración de la propuesta de nueva constitución. Se trata de una contradicción grave que ha sido cuestionada por los propios partidos de la coalición gobernante, quienes han manifestado que fueron excluidos en esta última etapa del proceso constitucional. Si ello fue así para los partidos de la coalición gobernante, que queda para la ciudadanía, cuya inclusión en esta última etapa fue nula. Por lo mismo, esta no tuvo ninguna posibilidad de asegurar que las propuestas incluidas en las bases ciudadanas para una nueva constitución fuesen efectivamente consideradas en la propuesta enviada al Congreso.

Una materia fundamental que requiere de un análisis en profundidad, es el de los contenidos de la propuesta constitucional enviada por Bachelet al Congreso. Aunque el texto constitucional propuesto es muy extenso para un análisis detallado, en él se identifica como valores fundantes la dignidad, la libertad, la igualdad, la solidaridad y el respeto de los derechos fundamentales; el Estado es concebido como uno de derecho democrático y social; se reconoce a los pueblos indígenas y sus derechos y se establece una representación especial indígena en el Congreso Nacional; se reconoce derechos económicos sociales como, la salud, la educación, la libertad de enseñanza vinculada al derecho a la educación; el derecho al trabajo, y a la negociación colectiva; se establecen mecanismos de profundización democrática como la iniciativa ciudadana de ley con el 5% de los ciudadanos con derecho a sufragio; y se elimina el control preventivo ante el Tribunal Constitucional, y se limita el control obligatorio a ciertas leyes con un quórum de cuatro quintas partes.

Indudablemente comparado con los contenidos de la constitución vigente, el texto constitucional propuesto constituye un avance significativo. Aunque su análisis en profundidad debe ser hecho luego del conocimiento del texto íntegro, hay falencias graves que deben ser señaladas. Es el caso de la propuesta de texto referida a los derechos de pueblos indígenas, a los que el texto constitucional reconoce como parte de la “Nación chilena”. Ello en contraste con el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado de Chile, y de su derecho a la libre determinación, reclamado por sus representantes en el proceso constituyente indígena antes referido. Otro ejemplo, es el referido a los derechos sobre recursos naturales de propiedad del Estado, como el agua, recurso que, a pesar de ser considerado un bien nacional de uso público, puede ser reconocido en propiedad a los particulares a quienes se otorguen derechos sobre éstas, al igual que en el texto constitucional actual.

Finalmente, cabe una reflexión sobre la conducencia del envío de este texto desde una perspectiva constituyente de largo plazo. Bien sabemos que, aun con la continuidad de un gobierno de la coalición gobernante, las posibilidades de aprobación de una propuesta constitucional como esta, entregada a una convención constituyente como propone el texto de Bachelet, y por lo mismo, a la suerte de los quórums parlamentarios supra mayoritarios de la constitución actual, eran reducidas. Con un gobierno de derecha, como el de Piñera, en La Moneda durante los próximos cuatro años, el proyecto de nueva constitución no tiene ninguna posibilidad de ser aprobado. Recordemos que los partidos de la coalición gobernante han sido no solo reticentes al proceso constituyente, sino detractores de gran parte de las reformas a la constitución de 1980, cuya legitimidad y contenidos han defendido incansablemente. Ello, como sabemos, no es una casualidad, sino que es consecuencia directa de elementos centrales de esta carta fundamental, como el derecho de propiedad como derecho sagrado, el derecho a veto de la minoría a la mayoría en el parlamento, y la revisión de la constitucionalidad de las leyes elaboradas por un órgano de generación democrática, como el Congreso Nacional, por un Tribunal Constitucional integrado en parte por miembros designados por órganos no electos en forma democrática, como lo es la Corte Suprema, los cuales han permitido a la derecha defender exitosamente los intereses de los sectores de poder que representa.

A pesar de ello, cabe recordar que el proceso constituyente no puede ser entendido como un proceso orientado desde los órganos del Estado, sino que, como la teoría constitucional y la experiencia comparada lo demuestra, debe ser entendido como un proceso social que tiene su origen en el pueblo -o los pueblos- que integran el Estado, como en el caso de Chile.

Por lo mismo, no debemos perder de vista que el proceso constituyente no se agota con la propuesta de Bachelet, ni tampoco con el rechazo del mismo por la nueva administración o por el Congreso Nacional, si es que llega algún día a pronunciarse sobre el mismo. Así concebido, la posibilidad de que el proceso constituyente se materialice, dependerá en última instancia de la capacidad de la ciudadanía de mantenerlo vivo. Para ello será fundamental que este proceso siga siendo vinculado a las luchas por los derechos humanos, por una sociedad menos desigual, por una sociedad menos discriminatoria, luchas que con toda certeza se verán fortalecidas bajo el gobierno de Piñera.

Más temprano que tarde, en un contexto político más adecuado que el actual, si la ciudadanía mantiene la demanda constituyente como un ejercicio de su derecho de libre determinación, la Constitución de 1980 será sustituida por una nueva carta fundamental, que refleje valores democráticos y ciudadanos, y que ponga término a los límites que la institucionalidad heredada de la dictadura sigue estableciendo para una convivencia democrática e inclusiva en el país. No podemos perder de vista que, en última instancia, ese y no otro, es el desafío.

  • José Aylwin | Director Observatorio Ciudadano

Deportación masiva de ciudadanos haitianos, renueva urgencia de una nueva ley migratoria con enfoque en derechos humanos.

Gran revuelo causó la noticia de que en días pasados le fue prohibido el ingreso a Chile a un número importante de personas provenientes de Haití. De acuerdo a las informaciones disponibles, dichas personas  fueron retenidas en dependencias del Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez en Santiago para ser regresados a su país de origen. Finalmente, en un proceso expedito y poco transparente en que se vulneraron los derechos humanos de los mismos, la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), por motivos confusos, dispuso el retorno de más sesenta haitianos, sin que se resolvieran a tiempo los recursos judiciales interpuestos para evitar una medida a todas luces arbitraria.

Algunas de las faltas graves que podemos identificar en estos hechos, son el impedimento de ingreso a un número masivo de personas de una misma nacionalidad, esgrimiéndose que ellas habrían incurrido en infracciones o faltas a la ley y el reglamento de extranjería; la posterior custodia de los documentos de identificación de los afectados; su retención por días en el aeropuerto en lugares no aptos y sin permitírseles acceso a sus equipajes; la falta oportuna de acceso de asesoría jurídico-social y, finalmente, la concreción de la deportación.

Para analizar la actuación de la PDI y los procedimientos adoptados desde una perspectiva de derechos humanos, se hace necesario someter a un control de legalidad la actuación policial.

En primer lugar, debemos tener en consideración las prohibiciones de ingreso establecidas en la ley, y si éstas podrían aplicarse al caso en concreto (artículos 15 y 16 del Decreto Ley 1094, o Ley de Extranjería). Al respecto, según lo informado por la PDI, las personas que estaban ingresando no habrían señalado el lugar de estadía, requisito no exigido en la normativa. Lo único que podría requerir la policía al momento del ingreso es la “acreditación de medios económicos suficientes para subsistir durante su permanencia en Chile”,  donde por lo demás, ni la ley ni su reglamento señalan un monto determinado, quedando sujeta la autorización de ingreso a la discrecionalidad de la autoridad policial. Por tanto, la actuación de la PDI, en cuanto prohibir el ingreso al país a los ciudadanos haitianos en razón de los motivos por ella esgrimidos resulta ilegal, al no tener fundamento en norma alguna, ni siquiera en el resquicio de solvencia económica.

Por otro lado, si la PDI argumentase que existió entrega de información falsa en la solicitud de ingreso respecto de supuestas reservas hoteleras no existentes, como trascendió en la prensa, lo que podría configurar una falta o delito que da pie a la negación de ingreso al territorio, es una obligación que las eventuales infracciones sean investigadas caso a caso, bajo un examen pormenorizado de cada persona a la cual se quiere sancionar. Por tanto, en ningún caso proceden las devoluciones o expulsiones masivas de inmigrantes. Así lo establecen, además, distintos instrumentos internacionales ratificados por Chile, como también abundante jurisprudencia en la materia de las cortes regionales.

En la misma línea, es difícil imaginar que todos los ciudadanos haitianos que ingresaron al país se hayan organizado previamente para hacerlo de forma irregular, configurando así una especie de banda criminal, y que por ello se haya rechazado su entrada. Por el contrario, debido al gran número de personas que se vieron involucradas en la misma situación, es probable que su condición sea de víctimas de tráfico ilícito de migrantes o trata de personas, y que tengan la necesidad y posibilidad de acceder a ayuda humanitaria de acuerdo también a la legislación vigente (Ley N° 20.507 que tipifica los delitos de tráfico ilícito de migrantes y rata de personas).  La devolución de dichas personas al país de origen configurar incluso un peligro para su integridad física y psíquica a su retorno.

Un tercer elemento, surge del análisis del plazo de retención o custodia a la que fueron sometidos.

En efecto, los ciudadanos haitianos superaron con creces los plazos máximos de detención que establece el Código Procesal Penal, que es veinticuatro horas. Incluso, si concediéramos que este proceder de la PDI obedece a las dificultades técnicas, como sería la imposibilidad de reembarcar de forma expedita a un gran número de pasajeros a una ruta hoy sobre demandada,  de cualquier modo, e independientemente del tiempo de retención, ésta debió ser en condiciones de trato y reguardo.

Necesario es también señalar, que tampoco se les concedió oportuna asesoría jurídica y de interpretación, a fin de que ellos pudieran ser informados claramente del motivo de la prohibición de ingreso, y además evaluar, atendida la actual situación político-social que vive Haití, si son objeto de protección internacional.   

Cabe por otra parte resaltar, que estas prácticas no son nuevas en nuestro país. Han sido múltiples las denuncias sobre casos de discrecionalidad arbitraria en pasos fronterizos representados ante órganos de tratado, y que por lo mismo se les ha denominado como “rechazos en ventanilla” o “rechazos en caliente”, los cuales carecen de todo fundamento normativo en Chile.  

Un caso de similares características ocurrió en el mes de febrero del año 2013, donde abogados y postulantes de la Oficina de Derechos Humanos de la Corporación de Asistencia Judicial de la Región Metropolitana (CAJ-Metro), constataron la detención arbitraria e ilegal de diecisiete extranjeros en las dependencias de la Brigada de Investigación Criminal de Santiago de la PDI (“Cuartel Borgoño”), los cuales llevaban semanas privados de libertad en los calabozos, sin una orden de detención legalmente emitida, sin haber sido puestos a disposición de un juez, y sin tener una fecha efectiva para su deportación.

Ante la interposición de una acción de amparo (Rol 351-2013 ICA Santiago), acogida por la Corte de Apelaciones de Santiago y ratificada por la Corte Suprema, se decretó la libertad de los extranjeros, no así la revocación de las órdenes de expulsiones que pesaban en su contra. La gravedad de estos hechos, llevó a que el Ministerio del Interior y la entidad policial firmaran el “Protocolo de actuación para expulsión de extranjeros infractores”, que debió aplicarse en este caso.

Evitar la reiteración de estos casos, y los rechazos arbitrarios en ventanillas debido a la solicitud por parte de la autoridad de requisitos que no se encuentran establecidos en la ley ni reglamentos, representa un desafío central en el marco de la discusión de una nueva ley de migración para Chile, que como ya adelantó el gobierno entrante, su tramitación “goza de preferencia”. Preocupa, no obstante, que seguramente se reingrese el proyecto de ley presentado por la anterior administración de Sebastián Piñera el año 2013, el que carece de un enfoque en derechos humanos, lo que concitó reparos y fuertes cuestionamientos en su momento por parte de agrupaciones de migrantes, organizaciones de derechos humanos, y universidades con trabajo en la materia en sus informes anuales. Críticas que también encontró el proyecto enviado por el gobierno de Bachelet (Boletín 11395-06), dado que este tampoco cumple con las exigencias y estándares internacionales en entre otras materia, el reconocimiento expreso de la migración como un derecho humano, el acceso a la salud sujeto a la situación migratoria, -teniendo atención íntegra sólo aquellos extranjeros que cuenten con un permiso vigente-, la limitación al debido proceso toda vez que se conocerá del recurso de reclamación ante una expulsión sólo en única instancia impidiendo el acceso al máximo tribunal del país. Tampoco se enuncian cambios sustanciales en la institucionalidad migratoria actual.

Se hace necesario que la nueva ley de migraciones contemple, entre otras cosas, el procedimiento y que enumere taxativamente los requisitos para el ingreso y obtención de visas, a fin de establecer límites a la discrecionalidad de la autoridad en la entrega de visados; la garantía a los extranjeros en el derecho de acceso a la justicia de poder expresarse en su idioma y contar con la asesoría de intérpretes; cambio o reconfiguración de la institucionalidad migratoria, donde exista un órgano encargado de la creación y ejecución de políticas migratorias, y otro órgano independiente encargado del otorgamiento de visas y sanciones; y en la misma línea, se sustituya el actual rol que cumplen la PDI en el control de pasos fronterizos, quitándole el actual protagonismo generado para la amplia discrecionalidad otorgada; y que se garantice el acceso y goce de los derechos económicos, sociales y culturales de los migrantes y sus familias, independiente de la situación migratoria en la que se encuentren.  

La nueva normativa debe consagrar además otros principios y derechos esenciales establecidos en torno a la movilidad humana, como son, entre otros, la libertad de circulación o movimiento, la igualdad con los nacionales y no discriminación, unidad o reunificación familiar, no devolución, y no expulsión colectiva de migrantes.

Asimismo, sería pertinente que al momento de legislar se considerasen las experiencias comparadas, como lo son las legislaciones de Argentina, Ecuador, o Uruguay. En todas ellas, se considera el migrar como un derecho humano, -ampliando el concepto a movilidad humana que considera los movimientos migratorios en sentido amplio-, y lo reconoce no sólo en una legislación especial, sino también en las propias cartas fundamentales (v.gr. artículo 40 CP. Ecuador), asunto que tampoco se encuentra considerado en la eventual reforma constitucional enunciada a última hora en Chile.

Así, Chile contará con una ley moderna en materia de migraciones, que garantice un trato digno y el reconocimiento de los derechos consagrados a las personas migrantes internacionalmente, que además reconozca y valore la diversidad cultural y el aporte de los y las migrantes al país.

 

  • Marcel Didier | Abogado Observatorio Ciudadano
  • Paulina Acevedo | Periodista, coordinadora del Programa Ciudadanía e Interculturalidad, Observatorio Ciudadano

Aprobado acuerdo regional vinculante y sin reservas para proteger a los defensores ambientales, el acceso a la información y la participación ambiental

Después de seis años de intenso trabajo y debate, en la noche de este sábado 3 de marzo, en el marco de la IX Reunión del Comité de Negociación en San José de Costa Rica, 25 países de América Latina y el Caribe adoptaron el Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, Participación Pública y Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, conocido como LAC Principio 10.

El acuerdo es el primer tratado legalmente vinculante en derechos ambientales de América Latina diseñado para proteger a los defensores del medio ambiente, mejorar el acceso a la información ambiental y ampliar la participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales.

Natalia Gómez, investigadora de la Asociación Ambiente y Sociedad y representante de la sociedad civil en el proceso, dijo que la importancia del tratado no solo está en el reconocimiento de derechos sino también en que es “el primero en el mundo en el que se hace una mención específica a la labor de los defensores ambientales. Con este acuerdo, los países se comprometen a darles garantías para ejercer su labor”.

«Este Acuerdo es importante para generar un estándar en América Latina y el Caribe, por el contexto actual de corrupción y de impactos por proyectos extractivos y de infraestructura. Sobre todo para aquellos países que no cuentan con efectivos instrumentos nacionales sobre estos derechos y que organismos internacionales como CIDH y ONU han instado a los gobiernos a implementar. Asimismo, fortalece los avances que ha tenido Perú en políticas de protección de poblaciones vulnerables y defensores indígenas, pues la vulneración de estos derechos impacta en otros derechos como la consulta previa, salud, medio ambiente sano, y territorio”, agrega Aida Gamboa, especialista en la materia de la organización Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR), de Perú.

El acuerdo también reconoce la obligación de los Estados para garantizar estos derechos y promover una democracia ambiental.

Esto es importante para la región, teniendo en cuenta que es una de las más biodiversas del mundo, pero al mismo tiempo, con una de las mayores tasas de conflictos ambientales y de amenazas y ataques contra los defensores ambientales.

El periodo establecido para que todos los estados firmen el tratado es de dos años, entrando en vigor con la ratificación de 11 países. “Este tiempo se abre el próximo septiembre y va hasta septiembre del 2020. Después de la firma, los países tienen que ratificarlo. Este es un proceso que se dará en cada país y que luego tiene que enviarse a Naciones Unidas”, dijo Gómez.

Un minuto de silencio por Berta

La sesión de negociación cerró con un sentido homenaje a Berta Cáceres a exactamente dos años de su trágica muerte. La sociedad civil pidió un minuto de silencio en la sala. El acto sirvió para recordar a los representantes de los gobiernos, la importancia de lograr la total implementación del acuerdo y las consecuencias que ha traído a la región, el progresivo debilitamiento de la normativa ambiental y de las protecciones necesarias para aquellos que están en la primera línea de defensa cuando estallan conflictos por el uso de los recursos naturales en los territorio latinoamericanos.

El TPP11 vulnera derechos humanos y principios democráticos básicos

Este 8 de marzo, tras intensas rondas de negociaciones, se procederá a la firma del texto definitivo del “Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico” (CPTPP, por sus siglas en inglés), conocido como TPP11. Este tratado viene a sustituir al desahuciado Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), luego que la salida de Estados Unidos del mismo hiciera inviable su implementación.

A partir de esta fecha, el TPP11 queda abierto a su ratificación por parte de los parlamentos de los estados signatarios –Australia, Brunéi, Canadá, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, además de Chile– para su entrada en vigencia, de acuerdo a los requisitos que el propio acuerdo impone. Esto es, 60 días después de su firma y cuando seis o el 50% del número de signatarios hayan cumplido con la tramitación legal prevista en su ordenamiento interno. Ello, sin que los congresistas puedan hacer modificación alguna a sus disposiciones y anexos, limitándose a aprobarlo o rechazarlo en su totalidad.

Aunque su texto aún no ha sido liberado para su conocimiento público, el gobierno ha insistido en afirmar que se trata de un acuerdo renovado que elimina aquellos aspectos más cuestionados por la ciudadanía y que generó la preocupación de instancias internacionales de derechos humanos. Sin embargo, el TPP11 considera la incorporación “por referencia” de todo el contenido del TPP original, con la única salvedad del acuerdo alcanzado para “suspender” 20 de sus normas, 11 de ellas contenidas en el Capítulo sobre Propiedad Intelectual, en ámbitos referidos a la industria farmacéutica y derechos de autor vinculados a internet. En relación a esta materia, se desconoce cuales serán los efectos del nuevo tratado en temas tan sensibles como la patentación de semillas y el uso de transgénicos, y los impactos que ello puede tener en los conocimientos tradicionales de pueblos indígenas y campesinos.

Lo anterior nos lleva a pensar que estamos en presencia, en la práctica, del mismo acuerdo, el que de manera engañosa es presentado como restringido en sus alcances más cuestionados de la versión anterior del TPP. Es importante resaltar que todas las normas suspendidas del acuerdo original son revocables con el consenso de los 11 estados signatarios. Más aún, las condiciones impuestas para su entrada en vigencia han sido rebajadas, al eliminarse la disposición del TPP original que exigía que el mínimo de países requerido concentraran al menos el 85% del PIB combinado del total, precisamente el motivo por el cual la decisión de Trump terminó por aniquilarlo.

En otras palabras, hoy se hace en extremo expedita la entrada en vigor del TPP11, y retiradas las normas suspendidas, del TPP original, persistiendo las graves amenazas a los derechos humanos y a la soberanía de los estados para garantizarlos que estos tratados de nueva generación concitan, así como la vulneración de principios democráticos básicos, debido a la ausencia de participación ciudadana efectiva y a sus formas secretas de negociación.

Uno de los cuestionamientos centrales que desde la perspectiva de derechos humanos hicimos al TPP que reiteramos en el caso del TPP11, es la mantención de un sistema propio para la solución de controversias empresas – estado, al que pueden recurrir las compañías cuando estas estiman que sus intereses económicos se ven afectados por la implementación de políticas públicas, programas sociales, o legislaciones que les son desfavorables. Ello, en la práctica, ha llevado a muchos estados a inhibirse a la hora de avanzar en sus obligaciones de garantizar derechos humanos comprometidos al ratificar tratados internacionales, debido a las elevados montos que son exigidos por las empresas a modo de compensación en sus demandas ante estos mecanismos de solución de controversias.

Preocupa también desde la perspectiva de los derechos de participación, ahora que se abre la instancia de tramitación parlamentaria de este acuerdo, que no esté contemplada la consulta con pueblos indígenas de esta versión “progresista” del TPP, como exige el Convenio 169 de la OIT cada vez que se adoptan medidas administrativas o medidas legislativas susceptibles de afectar sus derechos, como sin duda es el caso. Más aun teniendo en consideración que los tres países latinoamericanos signatarios -Perú, México y Chile- han ratificado dicho Convenio.

Asimismo, resulta indispensable considerar ahora que Chile ha presentado su Plan de Acción Nacional sobre Empresas y Derechos Humanos, lo establecido por los Principios Rectores de Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos, en el sentido de que “Los Estados deben mantener un marco normativo nacional adecuado para asegurar el cumplimiento de sus obligaciones de derechos humanos cuando concluyen acuerdos políticos sobre actividades empresariales con otros Estados o empresas, por ejemplo a través de tratados o contratos de inversión”. En otras palabras, sin informes preliminares sobre los impactos que tienen acuerdos comerciales como el TPP11 en estos derechos, ningún acuerdo de esta naturaleza debiera ser suscrito como ocurrirá este 8 de marzo.

Es de esperar que la tramitación que ahora se abre en el Congreso, sirva para dar una discusión de fondo en torno a la forma en que estos acuerdos son negociados y adoptados. Primando hasta ahora el secreto y la reserva antes que la transparencia en dichos procesos; la ausencia de participación ciudadana efectiva, plebiscitarios ni de consulta a los pueblos indígenas directamente afectados; con una tramitación legislativa meramente simbólico; y sin informes que acrediten los beneficios económicos y los impactos en derechos humanos que se desprendan de su adopción.

 

  • José Aylwin, director Observatorio Ciudadano
  • Paulina Acevedo, coordinadora Programa Ciudadanía e Interculturalidad, Observatorio Ciudadano