DECLARACIÓN PÚBLICA ANTE EXPULSIÓN DE EXTRANJEROS EN EL PAÍS BAJO PROCEDIMIENTOS ENGAÑOSOS E ILEGALES

El día jueves 21 de febrero de 2019 fueron expulsados del país un centenar de extranjeros, de nacionalidad colombiana, peruana y boliviana, por vía terrestre y aérea. Todos contaban con una orden de expulsión, judicial o administrativa. Sin embargo, una docena de ellos estaban inscritos en el proceso de regularización migratoria extraordinaria -impulsada por el Gobierno el año pasado-, encontrándose pendientes las respuestas por parte del Departamento de Extranjería y Migración. Es más, en algunos casos, el día lunes 18 de febrero, habían sido notificados por correo electrónico de la Subsecretaría del Interior, que debían “estar atentos a sus medios de contacto (teléfono móvil y/o correo electrónico) para recibir las instrucciones de su solicitud”.

Previo a ejecutar las órdenes de expulsión, y a fin de asegurar la comparecencia de los extranjeros a las dependencias de la Jefatura Nacional de Migraciones y Policía Internacional ubicado en calle Eleuterio Ramírez de la comuna y ciudad de Santiago, funcionarios de dicha institución tomaron contacto telefónico con algunos de ellos el día martes 19 de febrero, citándolos a distintas horas del día siguiente a fin de “corroborar información de datos personales”, tales como su domicilio.

A los extranjeros que se encontraban inscritos en el proceso de regularización extraordinario, y que debían estar “atentos a sus medios de contacto para recibir instrucciones de su solicitud”, y habiendo recibido posteriormente la citación por parte de la PDI, concurrieron de buena fe a regularizar su situación migratoria en el país, en horas de la mañana, al cuartel antes individualizado, quedando en ese momento retenidos y a la espera de una “comunicación por parte del Ministerio del Interior y Seguridad Pública”.

Las personas que poseían órdenes de expulsión vigente, y aquellos que se las informaron en ese instante, fueron comunicados y notificados respectivamente pasadas las 14 horas. Este hecho es relevante para evidenciar la vulneración al acceso a la justicia de las personas migrantes y en movilidad humana en Chile, ya que las Corte de Apelaciones del país, tribunales ante los que se interponen las acciones de amparo o Habeas Corpus que eventualmente pueden suspender o dejar sin efecto las órdenes de expulsión, como reiteradamente lo constata la jurisprudencia en la materia, dejan de funcionar en dicho horario.

Así las cosas, al interponer una acción constitucional de amparo pasada las 14 horas, la resolución de admisibilidad y de la orden de no innovar -en el mejor de los casos- se conocería al día siguiente, teniendo respuesta formal por parte de los tribunales superiores de justicia posterior al medio día.

Conociendo el funcionamiento de tribunales, los vuelos aéreos para los deportados organizados entre el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, la Policía de Investigaciones de Chile y la Fuerza Aérea de Chile, bajo el Gobierno de Sebastián Piñera, son programados casualmente en horas de la madrugada, asunto que imposibilita que la Corte de Apelaciones tome conocimiento de los hechos y pueda pronunciarse respecto al procedimiento de expulsión, resultando de esta forma, ineficaz el recurso de amparo, toda vez que los extranjeros ya no se encuentran en territorio nacional, no existiendo por tanto medida alguna que pueda ser adoptada a fin de reestablecer el imperio del derecho.

Además de esta irregularidad, la Policía de Investigaciones y el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, imposibilitan ejercer el derecho de que son titulares los extranjeros de interponer el recurso de reclamación contenido en el artículo 89 del Decreto Ley 1094 de 1975, o Ley de Extranjería, que concede un plazo de 24 horas para reclamar ante la Corte Suprema, aquellas expulsiones dispuestas por decreto supremo, el que desde interpuesto, suspende de forma inmediata la ejecución de la orden de expulsión.

Las Clínicas Jurídicas que brindan especial atención a personas migrantes y refugiadas y la Oficina Especializada en Derechos Humanos de la Corporación de Asistencia Judicial, tomaron conocimiento del procedimiento que se estaba llevando a cabo e informaron al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), en el entendido de que se estaban vulnerando los derechos de personas en movilidad. Todos concurrieron al Cuartel de la PDI en cuestión, y constataron la detención provisoria de una veintena de extranjeros.

El INDH interpuso una acción de amparo en favor de 8 personas residentes en la ciudad de Santiago que contaban con orden de expulsión administrativa del país en su contra, que por cierto son migrantes trabajadores, honrados, con familia en Chile, con arraigo, atendida su larga estadía en el territorio nacional, varios de ellos con contrato de trabajo y pagando sus cotizaciones previsionales, y que por diversas circunstancias se encontraban irregulares en el país. No son delincuentes como el Gobierno una y otra vez señala, sino que pareciera ser otra acción más de criminalización hacia las personas migrantes ante la opinión pública.

La Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago acogió la orden de no innovar, lo que concretamente suspendía la orden y el procedimiento de expulsión, sin embargo, debido a que la resolución fue firmada pasadas las 13 horas, no se alcanzó a comunicar formalmente a funcionarios de la PDI que, en ese instante, se encontraban arriba del avión de la FACH en la ciudad de Iquique, donde se realizó la primera escala para recoger más pasajeros deportados. Finalmente, la aeronave inició su vuelo encontrándose la orden de no innovar acogida.

Lamentablemente estas personas pese a tener una resolución a su favor que les permitía continuar con su permanencia en Chile, mientras se resolviera a fondo sus casos, fueron ilegalmente expulsadas.

Estas prácticas a las que incurre el Gobierno, no son nuevas. Basta recordar el caso del ciudadano colombiano Edwin Caicedo, quien, en similar situación a la relatada -con arraigo y familia en Chile y a la espera de la respuesta del proceso de regularización- fue “invitado” por la PDI a sus dependencias el 15 de agosto de 2018, día que se conmemora la Asunción de la Virgen, y por tanto feriado, a fin de que “aportara antecedentes en sus trámites migratorios”. Edwin no alcanzó a salir de su casa, cuando funcionarios de la PDI lo esperaban fuera de ella. Fue subido a un vehículo y posteriormente incomunicado; y su detención fue negada a sus abogados en los distintos cuarteles. Finalmente fue deportado sin la posibilidad de que la Corte de Apelaciones se pronunciara, previo a su expulsión material.

Lo narrado lamentablemente hace rememorar los tiempos más oscuros vividos en nuestro país a partir del 11 de septiembre de 1973, cuando personas eran detenidas en sus hogares, de forma violenta, llevados a centros de detención clandestinos, donde se negaba y escondía la presencia de prisioneros. Tal como Edwin, varios de ellos fueron engañados y llevados a comisarías para “corroborar antecedentes”, y nunca más se los volvió a ver. Hoy son nuestros hermanos peruanos, bolivianos y colombianos, muchos de ellos expulsados injustamente, los que están sufriendo esta dramática situación.

El Observatorio Ciudadano condena categóricamente estos hechos, y el reiterado proceder ilegal y arbitrario del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, asunto que contrasta rotundamente con lo sostenido por el Gobierno en el marco de la 32º sesión del Examen Periódico Universal (EPU) celebrada en la sede del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra el pasado mes de enero, quienes sostuvieron que en Chile se respetan los derechos humanos de las personas migrantes y sus familiares.

Finalmente, instamos al Estado y al gobierno de Chile a que suspenda las expulsiones arbitrarias bajo procedimientos engañosos e ilegales y respete debidamente los estándares internacionales en materia de movilidad humana y derechos humanos.

Observatorio Ciudadano

Santiago, 21 de febrero de 2018

Sitios de memoria: blancos del negacionismo

Por Javiera Campos.

Durante los últimos años, Chile y el mundo ha sido testigo del resurgimiento de la derecha extrema. Una derecha que ya no teme, por ejemplo, decir que es homofóbica, antifeminista y partidaria de dictaduras que exterminaron y torturaron a miles de personas. Esto sería el resurgimiento de una derecha sin complejos: es mejor decir todo lo que se piensa, a pesar de ir en contra de los derechos humanos, sociales y políticos del sistema democrático. Una de las demostraciones de este movimiento en Chile han sido los ataques a varios sitios de memoria ligados a la dictadura cívico-militar del general Augusto Pinochet. Entre abril de 2018 al 1 de febrero de este año se han registrado siete ataques:

  • 21 de abril del 2018: rayado al Memorial de los Detenidos Desaparecidos de Valparaíso con el mensaje “Viva Pinochet”.
  • 13 de agosto del 2018: atentados al Memorial de Neltume.
  • 29 de agosto del 2018: rayados de esvásticas y quema de ofrendas florales en el Memorial de Hualpén.
  • 30 de agosto del 2018: El Movimiento Social Patriota pone un cartel afuera del Parque por la Paz Villa Grimaldi que dice: “Aquí la izquierda lucra y adoctrina con la memoria de chilenos torturados”. Esto fue para el día de los Detenidos Desaparecidos.
  • 29 de octubre del 2018: desconocidos ingresaron a la Casa de Memoria José Domingo Cañas, donde dejaron excremento y destruyeron parte del sitio.
  • 10 de enero del 2019: El Movimiento Social Patriota puso, otra vez, un cartel afuera del Parque por la Paz Villa Grimaldi que decía “no lucren más con los Derechos Humanos”.
  • 1 de febrero del 2019: desconocidos dejaron papelógrafos afuera del Estadio Nacional, con la figura de un militar con un cartel con una foto de un hombre diciendo “Aquí Están”.

A pesar de que en años anteriores se han atacado otros sitios de memoria y memoriales, llama la atención que en menos de un año los ataques han aumentado considerablemente. El objetivo es claro: destruir lugares incómodos, que según los atacantes no debieran existir y que son, en su ideología, lugares donde “solo lucran” con el dinero de todos los chilenos.

Vincular estos sitios de memoria y memoriales con el lucro, como lo hizo el neofascista Movimiento Social Patriota, resulta al menos curioso. En la actualidad, los sitios de memoria y memoriales chilenos no tienen financiamiento estable.

Los sitios de memoria son parte del patrimonio, pero generan otras prácticas y necesidades que un inmueble patrimonial común. No hay ninguna institución estatal que se haya encargado de dar sustentabilidad a los sitios de memoria y memoriales. Por eso el Estado chileno, debido al trabajo de las organizaciones sociales, da financiamiento a algunos sitios de memoria: Parque por la Paz Villa Grimaldi, Londres 38, Estadio Nacional, Memorial de Paine y el Museo de Neltume. Este financiamiento es una glosa del Presupuesto de la Nación.

«Si bien esto ha sido importante para cada sitio, permitiéndoles desarrollar sus líneas de trabajo, es un presupuesto inestable, que se renueva cada año, que depende de una glosa presupuestaria y de las voluntades políticas de turno y no obedece a criterios claros para su obtención ni tampoco para el monto asignado, que en todos los casos es muy disímil, y no necesariamente guarda relación con el trabajo desarrollado y con las condiciones de cada sitio” , aseguró en una ponencia Shaíra Sepúlveda.

En el último Informe Anual 2018 del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) hay un capítulo especial sobre los Sitios de Memoria y Memoriales. Entre las recomendaciones dadas por INDH, está dar un financiamiento basal a estos lugares. El grado de compromiso del Estado chileno con los sitios de memoria y memoriales ha sido insuficiente. Especialmente en la protección, reconocimiento, cuidado y financiamiento. De hecho, muchos sitios de memoria están en una situación precaria. No existe una normativa específica que tenga por objeto, precisamente, tal reconocimiento, protección, cuidado y financiamiento de los memoriales y sitios de memoria.

En el último ataque se dio en el Estadio Nacional la semana pasada, desconocidos pegaron figuras de un militar con un cartel que tiene una imagen de un hombre y dice “Aquí Están”. Según el comunicado de la Corporación «Estadio Nacional, Memoria Nacional», se hace “alusión y burla de la simbólica pregunta ¿Dónde Están?, consigna de la lucha de miles de familias por encontrar respuestas, verdad y justicia de sus detenidos desaparecidos”.

Además, esta Corporación repudió en un comunicado “este acto de violencia y sobre todo cuando se daña y se deshonra la memoria histórica del país. Por ese motivo, con más ímpetu seguiremos trabajando en la promoción y educación en Derechos Humanos y que nuestra labor sea un aporte de manera significativa a la consolidación de una sociedad democrática, desde la experiencia del campo de prisioneros Estadio Nacional”.

El negacionismo chileno ha sabido aprovechar la ausencia de legislación que sancione, precisamente, la incitación a la violencia y el negacionismo. Los sitios de memoria y memoriales no solo necesitan un compromiso estable del Estado en materia de financiamiento, también necesitan protección frente a grupos que no quieren reconocer los delitos de lesa humanidad cometidos por la dictadura.

En 2018 se discutió en la Cámara de Diputados un proyecto de ley sobre incitación a la violencia y sanción al negacionismo. Fue una iniciativa tratada en la Comisión de Derechos Humanos y Pueblos Originarios de la Cámara de Diputados. El oficialismo indicó su desacuerdo al proyecto de ley. El motivo es que limitaría la libertad de expresión.

Pero se ha confundido el derecho a decir “soy fascista y de extrema derecha”, con el derecho “soy fascista y me dedicaré a destruir y dañar todos los sitios de memoria, porque no fue un delito matar, torturar y desaparecer gente”.

Cabe indicar que esta iniciativa pasó a la Sala de la Cámara de Diputados, pero puede ser difícil su debate: el gobierno de Piñera retiró la urgencia que tenía el proyecto de ley en enero de este año.

*Javiera Campos es cientista política e investigadora de la organización Desclasificación Popular.