Bachelet pide la liberación de los reclusos vulnerables y presos políticos ante amenaza de contagio por COVID-19

ONU Noticias, 26 de marzo, 2020.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos ha pedido a los Gobiernos que no se olviden de las personas que están detenidas o recluidas en la respuesta al coronavirus y solicita la liberación de los reclusos más vulnerables y los presos políticos.

“En muchos países, los centros de reclusión están atestados y en algunos casos lo están de manera peligrosa. A menudo los internos se encuentran en condiciones higiénicas deplorables y los servicios de salud suelen ser deficientes o inexistentes. En esas condiciones, el distanciamiento físico y el autoaislamiento resultan prácticamente imposibles”, dice Michelle Bachelet.
La exmandataria chilena pide a los Gobiernos que no olviden a las personas que están en hospitales psiquiátricos, hospicios y orfanatos, “porque las consecuencias de su abandono podrían ser catastróficas”.

La Alta Comisionada exhorta a los Gobiernos y las autoridades a examinar la manera de poner en libertad a los individuos especialmente vulnerables al COVID-19, entre otros a los presos de más edad y los enfermos y “ahora más que nunca”, añade, los Gobiernos deberían “poner en libertad a todos los reclusos detenidos sin motivos jurídicos suficientes, entre otros a los presos políticos”.

Consejo INDH exige medidas de vigilancia y detección del virus COVID-19 para quienes se encuentren bajo custodia del Estado

DECLARACIÓN PÚBLICA CONSEJO INSTITUTO NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS

Ante la crisis sanitaria que vive Chile, el INDH hace un llamado a toda la población a mantener la tranquilidad y cumplir con las disposiciones adoptadas por las autoridades, cumpliendo las medidas señaladas y no exponiéndose al contagio. Si no existe conciencia entre todos y todas será muy complejo controlar esta pandemia y volver a nuestras vidas cotidianas. Esta toma de conciencia debe traspasar el individualismo, ya que si nos exponemos no sólo nos afectamos personalmente, sino que también ponemos en riesgo al resto de la comunidad. Por tanto, apelamos a la solidaridad de toda la población y hacemos especial hincapié en la solidaridad intergeneracional.

Dado el estado de catástrofe que hoy rige al país, las autoridades nacionales, regionales y locales deben coordinar su acción, con el mayor celo posible. El estado, en sus distintos niveles y servicios, debe actuar en conjunto con la sociedad civil, promoviendo no solo la salud de todos y todas, sino que también la calma y la cooperación.

Una pandemia de esta envergadura puede traer consecuencias en el sistema de salud, ya que además de afectar a los/as usuarios/as, impactará al personal sanitario. Resulta imperativo e imprescindible que se adopten todas las medidas de protección para el personal de salud, brindando los elementos necesarios para prevenir el contagio. Esto es muy importante, no solo por la salud personal, sino también porque cada miembro del equipo de salud contagiado, es una persona menos en el ya golpeado sistema de salud.

Asimismo, el Estado debe salvaguardar, con la mayor transparencia e información posible, que todas las personas tengan acceso a los servicios de salud y medicamentos que sean necesarios para detectar y tratar la enfermedad, regulando adecuadamente a los servicios privados de salud.  Desde una perspectiva de derechos humanos, el Estado debe adoptar medidas que protejan especialmente a las personas que pueden ser más vulnerables a los efectos de esta pandemia, por lo que el Instituto pondrá especial énfasis en levantar reportes en esos sectores de nuestra sociedad.

En particular, es fundamental que existan medidas de vigilancia y detección del virus COVID-19 para todos/as quienes se encuentren bajo custodia del Estado (en cárceles, centros del SENAME, comisarías, hospitales psiquiátricos, residencias de personas mayores, entre otras), con planes de contingencia sanitaria, recuperación de la salud y manejo posterior de los casos.

Una preocupación especial del Estado deben ser las víctimas de violencia intrafamiliar que podría afectar especialmente a mujeres, niñas, niños y adolescentes, dado el nuevo contexto de emergencia. En ese marco, se recomienda a los órganos correspondientes del Estado a que refuercen o implementen nuevas medidas dirigidas a proteger a las mujeres, niñas, niños y adolescentes, a las personas mayores y a cualquier otra persona en riesgo de vivir violencia, como pueden ser los refugiados y quienes habitan en condiciones de hacinamiento.

Por último, el INDH reitera su compromiso con los derechos humanos de quienes habitan en el territorio nacional y no cesará en su misión de velar por el ejercicio efectivo de dichos derechos y de monitorear posibles afectaciones a los derechos humanos, para lo cual nos constituiremos en terreno cuando la situación lo demande, tomando todas las prevenciones necesarias.

Coronavirus y derechos humanos

Por Osvaldo Torres para El Mostrador

Una cuestión clave que se vuelve a poner sobre la mesa, es la capacidad del Estado de Chile y sus autoridades para garantizar los derechos humanos de todos los que habitan el territorio nacional. Venimos de una grave crisis de violaciones graves y generalizadas a los derechos humanos, en particular al derecho la integridad física y psíquica, por la ejecución de torturas, violencia sexual y disparos de perdigones premeditados a la población que se manifiesta contra la situación de desigualdad y abusos a la dignidad a la que es sometida parte importante del país. Esta situación, ha provocado una polarización en que un gobierno minoritario e incapaz de resolver por métodos políticos y pacíficos la crisis, insistía en la represión y un discurso de odiosidad hacia los manifestantes.

Pero llegó el Covid 19 que ha roto la normalidad de la vida cotidiana: las rutinas y formas que adoptaban las relaciones familiares, afectivas, laborales, barriales. También está golpeando la subjetividad, las certezas y la sensación de vulnerabilidad se esparce por los habitantes. La fragilidad de la vida se hace evidente, particularmente para los grupos de mayor riesgo como son los adultos mayores, la gente más pobre y con menos acceso a servicios sociales y de salud pública.

En este contexto, la responsabilidad de las autoridades públicas vuelve a poner a prueba su concepción y la valoración que le dan al respeto de los derechos humanos, al momento de tomar decisiones –o de no tomarlas- que afectan a la población. Dicho de otra forma, si en una emergencia como ésta la base ética y política de su actuar será garantizando la vida y la integridad de las personas, antes que el interés particular de algunos grupos de poder.

En esta situación están en juego un conjunto de derechos que deben ser respetados, pero por la forma que han evolucionado los acontecimientos y las decisiones, el Covid 19 se sigue expandiendo, a pesar de conocerse en enero. Las medidas preventivas radicales podían haber sido efectivas, pero se prefirió esperar.

Ahora se ha declarado el Estado de Catástrofe, dando el mando unificado a las autoridades militares en las regiones que se definan y éstas serán responsables de limitar tanto las libertades de reunión y movimiento como el derecho a la propiedad y podrán requisar bienes por interés público. Naciones Unidas ha hecho la prevención que estas facultades deben durar solo lo necesario, no ser discriminatorias y no deben prestarse para sofocar la disidencia ni el trabajo de los y las defensoras de derechos humanos.

Desde la perspectiva del derecho a la salud, se ha expresado, en forma reiterada, por el Colegio Médico, las Asociaciones de Municipios y otras organizaciones de la sociedad civil la preocupación   por lo tardía y poco radicales de las medidas adoptadas para frenar y dar seguimiento a los casos que ingresaban al país. En el aeropuerto, y no en todas las fronteras, se pedía una mera declaración, luego una declaración “jurada”; después se estableció el cierre de fronteras para algunos países de origen, y recién desde este 18 estamos con las fronteras clausuradas. También se ha informado que, desde hace pocos días, a falta de una red pública de salud, se buscan arriendos de hoteles y centro de eventos, para adaptarlos a la emergencia. A su vez, el transporte público saturado y sin medidas sanitizadoras, hasta el lunes 16  funcionaba normalmente. Respecto del gran comercio en plena fase 4 siguió operando a pesar de las protestas de los trabajadores, hasta que las alcaldías comenzaron a clausurarlos.

El crecimiento del contagio se mueve exponencialmente, según el contacto: una persona contagiada a tres contactos por día provocaría en 15 días –si nada se hace- 14.348.907 contagiadas. Por ello, la cuarentena era y es imprescindible, los exámenes –que le pusieron precio los primeros días- deben ser gratuitos, así como el tratamiento. Los precios de los medicamentos recetados deben estar controlados y ser requisados los insumos. La vida está primero que el lucro.

Pues bien, el derecho a la salud física y psíquica requería de reacciones rápidas y decididas, que las tomaron los municipios. Estas medidas, que terminarán por imponerse deben implicar la protección de todos los derechos laborales y un apoyo estatal para su cumplimiento. En este caso se trata de garantizar la salud y la sobrevida asegurando el puesto de trabajo y su ingreso mensual –que de otra manera puede ser la ausencia justificada al trabajo por catástrofe natural-. Por otra parte, para los trabajadores independientes y precarizados, se necesitan medidas específicas que les permita sobrevivir, como subsidios de emergencia, centros de acopio y distribución de alimentos, entre otros. También se requieren normas obligatorias para suspender el pago de deudas y créditos diversos.

Los niños y niñas que se encuentran en los centros o bajo tuición del Sename, deberían ser monitoreados en el cumplimiento de la protección de sus derechos, con informes diarios y públicos, pues son un grupo de especial protección, que tiene un historial de violaciones por parte del Estado que aún no son subsanadas. Así también debiera haber un seguimiento de la situación de todo centro de atención –formal e informal- de adultos mayores que queda en riesgo, debido al tipo de población, calidad de la atención y medidas de resguardo. Cuestión similar debe adoptarse con las personas discapacitadas, enfermos crónicos y la población migrante; la que no puede ser discriminada. Otro lineamiento fundamental a considerar, según el Comité de Erradicación de la Violencia contra la Mujer, es que la violencia por razón de género contra la mujer se amplía en situaciones de crisis políticas, emergencias humanitarias y desastres humanitarios.

Desde la perspectiva de las organizaciones de derechos humanos, corresponderá vigilar y monitorear el desempeño de los servicios de salud, educación, el cumplimiento de las normas laborales para casos de emergencia, entre otras. Debido a la experiencia reciente, se requiere estar alerta en el desempeño de las FFAA y de Carabineros, los que tomarán el control de la situación y puede prestarse para arremetidas represivas arbitrarias y los abusos. Ante esta situación, el desafío para los organismos de derechos humanos es amplio y requerirá adecuar la capacidad de movilización a las nuevas tareas.

En este contexto el director del INDH, S. Micco, señaló recientemente que “son momentos en que los chilenos y chilenas tenemos que estar unidos en contra del coronavirus”. Es bueno que la opinión pública sepa que él despidió en medio de esta situación crítica, a los jefes de las unidades de Administración y Finanzas (herido por carabineros en octubre 2019), y de Estudios (encargado del Informe sobre derechos humanos 2019), por “necesidades de la empresa”, asestando un nuevo golpe a la autonomía, unidad y fortalecimiento institucional.

Misión de Observación realizada por el INDH en la Región de Los Ríos detecta que dificultades de acceso al agua para comunidades Mapuche afecta sus derechos humanos

El Consejo del Instituto Nacional de Derechos Humanos, aprobó el pasado 2 de marzo de 2020, el Informe de la Misión de Observación realizada en la Comuna de Mariquina (Región de Los  Ríos) en 2019, y que da cuenta de la preocupante y cada vez mayor limitación al acceso al agua que está afectando a las comunidades Mapuche que habitan la zona.

A partir del levantamiento de antecedentes y la realización de entrevistas y grupos focales a las comunidades de la zona, el INDH pudo constatar la existencia de potenciales afectaciones al derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación producidas por la expansión de la industria forestal y celulosa, y la débil institucionalidad indígena y ambiental del Estado de Chile.

Actualmente, la mayor parte de la superficie donde se ubican los terrenos de las comunidades indígenas de la comuna de Mariquina está cubierta de plantaciones forestales de monocultivo o se está usando en una actividad agrícola-ganadera precaria. La degradación de los suelos en esos lugares es evidente, sobre todo en los terrenos que colindan con las grandes plantaciones forestales.

Un aspecto preocupante para las comunidades, los funcionarios municipales y las organizaciones sociales sobre el incremento de la superficie plantada con monocultivos en la zona es su posible impacto en la disminución de la cantidad de agua disponible, lo que podría traer consecuencias negativas para el medio ambiente, la economía y la salud de las personas, alterando los modos de vida ancestrales de las comunidades indígenas de Mariquina.

Según el PLADECO de la comuna de Mariquina, “uno de los problemas que afecta al territorio es la escasez hídrica. Si bien, se considera a las empresas forestales como las principales responsables de este fenómeno, los distintos actores también la asocian al cambio climático. Sus efectos se evidencian principalmente en la agricultura. Existe una proyección de que de 5 a 10 años hay zonas que no van a tener nada de agua”. Dicha afirmación -que afecta a todo el territorio de la comuna de Mariquina- es concordante con los relatos de las comunidades entrevistadas, quienes dan cuenta de un aumento sostenido de la escasez hídrica en la comuna en los últimos 20 años, lo que ha afectado la producción agrícola en el sector, relato que va en sintonía con los derechos de agua otorgados en la comuna durante la década del 2000.

Una de las agrupaciones mapuche de la zona (Rangiñ Tu Mapu), en petitorio hecho a la empresa Arauco en abril del año 2019, señala que “la disponibilidad de agua para consumo humano y productivo forma parte de las preocupaciones centrales en todos los territorios, tanto por la cantidad como la calidad de ésta” añadiendo que “en la mayor parte de los predios forestales se observa la existencia de plantaciones que llegan hasta los cursos de agua sin que se observen cambios en esta práctica tras las cosechas y plantaciones recientes. Para las comunidades participantes de este proceso, esta situación merma la disponibilidad de agua en cursos superficiales y deteriora la calidad de ésta durante las faenas, afectando también la recarga de acuíferos que abastecen pozos y norias en el valle.” Además, culturalmente, para el pueblo mapuche el agua ocupa un rol preponderante en su cosmovisión toda vez que es un elemento indispensable para la generación y mantención de los menoko.

Puedes acceder al informe de la Misión de Observación a la comuna de San José de la Mariquina, en el siguiente link: https://bibliotecadigital.indh.cl/handle/123456789/1705

Muere Carlos Renchi, uno de los más antiguos Kawésqar y uno de los últimos hablantes de su lengua

Por El Desconcierto

Renchi falleció con más de 100 años de edad, por lo que vivió en carne propia los cambios sociales y culturales del último centenario, desde la perspectiva de un pueblo víctima del genocidio y de la «evangelización» de los colonos.

Con más de 100 años y producto de una neumonía, murió el pasado jueves Carlos Renchi Sotomayor, uno de los pocos Kawésqar que iba quedando en Puerto Natales y uno de los escasos hablantes de su lengua autóctona.

Renchi fue un gran luchador contra las injusticias del Estado chileno; y según sus cercanos nunca entendió por completo la poca empatía con su gente, ya que venía de otra cultura, una que cree en el “CÂS”, que es una especie de trueque pensando siempre en la comunidad antes que el individuo.

Nacido a principios del decenio pasado, le tocó vivir desde muy cerca la represión de los colonos a su comunidad. Incluso ver cómo a muchos, los hacían esclavos.

Renchi nació en la zona de los canales en la región del fin del mundo y era uno de los pocos hablantes de la lengua Kawésqar que van quedando, y por lo mismo deja un gran vacío tanto en el aspecto cultural como emocional.

Sus restos fueron entregados a su hija, María Luisa Renchi Navarino, quien realizó un velatorio en la sede vecinal de la población Octavio Castro, para posteriormente trasladar a su padre a Punta Arenas donde será cremado. Luego, sus cenizas retornarán a Puerto Edén, pueblo en el que viven alrededor de 80 personas, pero donde se pueden encontrar una de las comunidades más grandes de Kawésqar.

Su hija, al describirlo, señaló que “él vivió con mucho rencor e impotencia en su corazón. Siempre reclamó contra las injusticias del sistema, el Estado, la burocracia y las autoridades. No podía entender por qué la gente era tan egoísta, tan poco empática con los Kawésqar”.

Sobre su vida, agregó que “mí padre, así como muchos Kawésqar, hombres que trabajaban con dueños de lanchas, no tuvo la oportunidad de leer ni escribir, por lo mismo siempre fue engañado, por sus patrones, a los cuales les trabajaba año entero por un par de víveres, como era muy responsable y bueno para trabajar, siempre bien dispuesto, abusaban de aquello, hasta que su salud se deterioró siendo muy joven, una enfermedad pulmonar, enriqueciendo a sus patrones, nunca recibió un sueldo digno”. 

Respecto de la oposición de cosmovisiones que le tocó vivir a su padre, Renchi Navarino sostuvo que “nuestra gente viene de una cultura que se vivía la dicha de vivir disfrutando de las riquezas de los alimentos, que se obtienen del mar, y de tierra, frutas, aves, animales, mariscos. Hoy todo se obtiene mediante el poder del dinero, pesos, billetes, ese cambio hasta el día de hoy, lo encontraba muy abusivo e inhumano. Se sufre pobreza y hambre, así es el mundo de hoy en que todo está marcado con este material, la marca de nuestra esclavitud, de todas las personas en general”.

Yo alcancé a navegar con mi padre y tuve la suerte de conocer nuestra cultura de navegación“, afirmó además Renchi Navarino, agregando que “se han cometido muchos errores de parte del Estado Chileno hacia nuestra cultura preexistente” y que “no existe reconocimiento de genocidio para nuestro pueblo y tampoco existe alguna acción de reparación para sus miembros, pero continúa el asistencialismo, lo que nos aleja de ser sujetos de derecho”.

Respecto de las demandas históricas del pueblo Kawésqar, la hija de Carlos Renchi planteó que “nos gustaría concretar nuestras aspiraciones como Kawésqar y disfrutar de un buen morir, que a los ancianos se les otorguen todas la garantías de una vida digna, y a nuestros niños la oportunidad de desarrollarse para que sean personas adultas con sabiduría Kawèsqar. Si esto fuera así estaríamos más preocupados de crear cultura, que de tratar de sobrevivir en este sistema que se aleja de todo pensamiento Kawésqar”. 

“No queremos ser tesoros humanos vivos, queremos ser humanos con vida digna, que se nos haga efectivo el buen vivir, que no nos usen solo para la foto”, concluyó.

Comisión Chilena de DD.HH. pide revisar medidas cautelares de presos políticos ante COVID-19

Diario UChile

Desde la organización informaron que son más de 2500 personas, la mayoría jóvenes, las que se encuentran en prisión preventiva dictadas en procesos seguidos a partir del 18 de octubre.

A través de una declaración pública, la Comisión Chilena de Derechos Humanos se refirió a la situación que viven las personas privadas de libertad ante la situación de emergencia sanitaria por el COVID-19.

Según indicaron desde la Comisión, el reciente intento de fuga de internos de  Santiago 1 “reafirma la necesidad de seguir exigiendo el respeto a los derechos humanos de las personas privadas de libertad, especialmente de aquellas encarceladas en el marco del estallido social, en el legítimo ejercicio del derecho a la protesta social”.

Además, informan que son más de 2.500 personas, la mayoría jóvenes, las que se encuentran en prisión preventiva dictadas en procesos seguidos a partir del 18 de octubre.

“El alto número de encarcelados por manifestarse en las calles en contra del actual injusto modelo de sociedad, contrasta con la situación de los violadores de los derechos humanos, en el mismo período. Según las cifras del Ministerio Público, de las más de 4.500 causas iniciadas por violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado, sólo en 38 de ellas hay formalizados”, señalan.

presos

Junto a ello explican que, aunque la Comisión Chilena de Derechos Humanos se ha reunido en dos ocasiones con autoridades del Poder Judicial, y han expresando la necesidad de respetar los derechos de quienes están privados de libertad, “la dramática situación refleja una permanente vulneración de sus derechos y garantías procesales”.

“Es así como, ni la presunción de inocencia ni los principios garantistas de nuestro sistema procesal penal que establecen que la prisión preventiva no debe ser la regla general, son respetados a quienes han sido encarcelados y formalizados en causas de índole política”, comentan en la declaración.

“Los fiscales y los jueces parecen olvidar la obligación constitucional y legal  de aplicar estos principios y más parecen rendirse a las presiones del Gobierno, el que a través de su Ministerio del Interior, entrega directrices al Poder Judicial de cómo enfrentar estos procesos, en un evidente intento de criminalizar la protesta social”, añaden.

santiago 1 fuga

Por ello cuestionan que ante las altas posibilidades de contagio de COVID-19 en las cárceles se pone de manifiesto “la urgente necesidad de revisar las medidas cautelares del conjunto de las personas privadas de libertad, especialmente de los presos políticos, modificando su actual prisión preventiva por la de arresto domiciliario total, teniendo presente además, la naturaleza de los ilícitos imputados, la cuestionada legislación invocada en su contra y los dudosos medios de prueba aportados por sus aprehensores”.

Finalmente, la Comisión Chilena de Derechos Humanos demanda la necesidad de autorizar el ingreso a las cárceles a todas las organizaciones de derechos humanos de la sociedad civil  y recordaron que el Gobierno de Chile, “como representante del Estado ante la comunidad internacional, debe acatar los Pactos y Convenciones sobre Derechos Humanos suscritos y ratificados, cuyos titulares son también las personas privadas de libertad, y que su incumplimiento acarrea  responsabilidad internacional”.

Covid-19 y derecho al agua: INDH expresa preocupación por provisión del vital elemento en zonas de crisis hídrica

En el Día Mundial del Agua y ante el avance del Covid-19, el INDH -a través de sus sedes regionales-, conoció el estado de provisión de agua potable en diferentes zonas de Chile. Este es el panorama actual en el país.

El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) -a través de sus sedes regionales-, conoció el estado de provisión de agua potable en diferentes zonas del país, para conocer cómo este vital elemento está llegando a las comunidades, en el contexto del avance del Coronavirus Covid-19.

El acceso al agua se hace más imprescindible que nunca para frenar la propagación de esta enfermedad, para proteger a toda la población, principalmente a los grupos de riesgo, y para evitar la saturación de los centros de salud. El panorama de la pandemia en Chile y el mundo, coincide con la conmemoración del Día Mundial del Agua de este domingo.

El director del INDH, Sergio Micco, expresó su  preocupación por la provisión de agua potable en este difícil momento, y especialmente en las zonas de crisis hídrica, por eso hizo “un llamado a las autoridades a asegurar este elemento vital para el consumo de todas las personas, con los niveles de higienización pertinentes, que permitan resguardar la salud de los grupos especialmente vulnerables como son los niños y niñas, los adultos mayores, y las personas en situación de pobreza que habitan en campamentos”.

Panorama actual en Chile

La sede regional INDH de Tarapacá consultó a la empresa sanitaria de la región “Aguas del Altiplano” respecto del estado de situación del suministro, desde donde se aseguró la disposición de la empresa de postergar todos los trabajos y proyectos que puedan dificultar el normal funcionamiento del abastecimiento de agua.

El INDH se contactó también con comunidades locales de manera de conocer su situación en este contexto, las que confirmaron una normalidad en su provisión.

La sede regional de Antofagasta tomó contacto con la Gobernación regional que se comprometió a través del jefe de zona a distribuir agua en los campamentos de la ciudad a través del presupuesto de emergencia constitucional, situación a la cual el INDH le dará seguimiento. En tanto desde la Municipalidad de Calama aseguraron que se dispuso la entrega del vital elemento a través de camiones aljibes. Y desde el municipio de Alto Hospicio aseguraron que solicitarán a las Fuerzas Armadas que aseguren la entrega de agua en los campamentos.

La sede regional de Valparaíso se comunicó con el Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (MODATIMA), para conocer la actual situación en la región. Denuncian que muchos de los camiones no cumplen con los requisitos del decreto N°41 del Ministerio de Salud (Minsal) que establece la regulación sanitaria para la provisión de agua potable en camiones aljibes.

Valparaíso es una de las zonas más afectadas por la crisis hídrica que enfrenta Chile, especialmente las provincias de Aconcagua y Petorca.

Rodrigo Mundaca, secretario general de MODATIMA, indicó que “en Petorca hay 2983 personas que reciben 50 litros de agua diarios a través de cambios aljibe, transporte que no cumpliría con los requisitos del Minsal, por lo que es inviable la provisión de agua potable de esta forma, según los estándares de higienización oficiales, lo que propiciaría la expansión de la pandemia del Covid-19”.

En la Región Metropolitana, el INDH conversó con el dirigente social, Miguel Salas, del campamento El Sol de la comuna de Lampa, habitado por alrededor 700 familias, el que aseguró que el asentamiento cuenta con tres copas de 7.500 litros cada una, proporcionadas por la Dirección de Desarrollo Comunal y la Dirección de Aseo y Ornato del Municipio, que han repuesto el agua cuando ha sido necesaria. Sin embargo, en Batuco habría campamentos con problemas de acceso al agua, aseguró.

Hace algunos días, el Ministerio de Obras Públicas emitió un nuevo decreto de escasez hídrica en la Región del Maule, que afecta a 279.819 personas, siendo ésta la más comprometida desde Coquimbo al sur.

Un caso emblemático es el sector Nirvilo, comuna de San Javier, que está con racionamiento de agua potable rural para el consumo humano, hecho que afecta a 180 familias. Situación similar se vive en la comuna de Vichuquén. Otro hecho que da cuenta de la grave situación en el Maule es lo que ocurre en la cuenca del río Mataquito, que ha disminuido su caudal al porcentaje más bajo en toda su historia (2%), dejándola bajo emergencia agrícola.

Nadia Gutiérrez, jefa regional del INDH del Maule “instó a las autoridades competentes a que redoblen sus esfuerzos y se comprometan a trabajar en medidas administrativas y legislativas que aseguren el ejercicio efectivo del derecho humano al agua, velando por que el abastecimiento sea suficiente y continuo. También para que el agua para la población sea saludable, aceptable, accesible y asequible.”

Al 31 de diciembre de 2019, el déficit hídrico bordeó un 30% en la Región del Biobío. De acuerdo a la Intendencia regional, 12 mil 700 personas se abastecen a través de camiones aljibes, la mayoría concentrados en la provincia de Biobío, con más del 48%. Dicha situación resulta preocupante porque la distribución del vital elemento queda supeditada a la disponibilidad de su transporte, lo que pudiese generar particulares efectos sanitarios por la pandemia del COVID-19.

Según el presidente de la Asociación de Municipios Cordilleranos del Biobío, Daniel Salamanca, cada persona recibe 50 litros diarios, algo que es insuficiente para la contingencia sanitaria que se está viviendo a nivel global.

En Los Ríos, el INDH dialogó con las empresas Essal y Aguas Décima, que proveen agua potable en la región, las que aseguraron estar prestando servicios con normalidad y que se están tomando medidas para mantener el suministro estable durante la crisis sanitaria. A su vez, se contactó con municipios y comunidades rurales de la costa y la cordillera en la región, las que señalaron que la provisión de agua potable es normal, salvo casos puntuales como el Cerro Pitrén en la comuna de Panguipulli, que ha reportado desabastecimiento por fallas técnicas del agua potable rural.

En la Región de Ñuble, en la provincia del Río Itata, donde se concentra la mayor sequía regional  están en una situación normal. Según datos de pobladores-, se proveen 60 litros de consumo semanal a través de cambios aljibes.

En las comunas de Chillán, San Carlos, Bulnes, Pinto y Yungay el agua se ha mantenido en su suministro estable, no obstante, su precio es elevado, por lo que Daniel Concha, jefe regional del INDH, instó a las autoridades a “implementar medidas que permitan paliar esta situación, sobre todo tomando en cuenta que consumo aumentará por motivos de higiene y cuarentena”.

Entre enero y febrero de 2020, se llevó cabo en Temuco y Padre Las Casas, un extendido y masivo proceso de ocupación de terrenos de pobladores en reivindicación al derecho al acceso a una vivienda digna, y en búsqueda de soluciones habitacionales, en las que según el INDH de la Región de La Araucanía habitarían aproximadamente 1.248 familias. De la observación realizada en los diversos campamentos, se constató que actualmente ninguno de ellos cuenta con acceso a agua potable ni a servicios sanitarios.

Federico Aguirre, jefe regional del INDH, sostuvo que en “el contexto de la crisis derivada de la pandemia del Covid-19 que estamos experimentando, la falta de acceso al agua e higiene es especialmente preocupante, por lo que hacemos un llamado urgente a que la autoridad adopte las medidas para garantizar estos derechos especialmente a grupos vulnerables como ancianos, mujeres embarazadas, y niños y niñas”.

INDH y derecho al agua

El acceso al agua ha sido una preocupación fundamental para el Instituto Nacional de Derechos Humanos, consignada en informes anuales, a través de observaciones en terreno a localidades, y en el Mapa de Conflictos Socioambientales del INDH.

Este último es una plataforma digital que consigna 117 casos de vulneraciones territoriales de derechos humanos a lo largo de Chile; en 69 casos figura el derecho al agua afectado en alguno o varios de sus ámbitos, entre ellos el acceso a agua potable, saneamiento, contaminación de aguas, disminución de los cauces, entre otros.

El Mapa establece las principales causas de los conflictos hídricos a lo largo de Chile. Señala que en el norte del país el sector productivo que se vincula a la afectación de las cuencas, ya sea por disminución de los caudales y/o contaminación de las aguas es la minería. En el centro, los sectores productivos más invocados son la minería, energía y agropecuario. En el sur es el sector de energía, con su infraestructura hidroeléctrica, que afectaría el derecho al agua, además de los sectores agro y forestal.

CEPAL: El número de pobres puede crecer en 35 millones por el coronavirus

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe prevé que la economía de la región se vea impactada en distintos frentes: las exportaciones, el turismo, los suministros, el precio de los productos y la inversión. Todo ello repercutirá en un aumento de hasta el 10% del desempleo. La pobreza en la región podría alcanzar a 220 millones de personas.

Onu Noticias, 22 de marzo, 2020.– La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe señala que la pandemia del Coronavirus pone en peligro un bien público mundial esencial, la salud humana, y que impactará en una economía mundial ya debilitada, afectando tanto a la oferta como a la demanda, ya sea a través de la interrupción de las cadenas de producción o por la pérdida de ingresos y de rentabilidad debido al aumento del desempleo y a las mayores dificultades para satisfacer las obligaciones del pago de la deuda.El coronavirus tendrá efectos devastadores en la economía mundial, aunque seguramente serán más intensos y distintos a los que se vivieron durante la crisis financiera de los años 2008-2009, y afectará negativamente a América Latina y el Caribe a través de diversos cauces, según explicó Alicia Bárcena vía teleconferencia durante la reunión del Diálogo Interamericano sobre el Coronavirus y sus consecuencias para las economías de América Latina y el Caribe, que se celebró en Washington D.C.Tras recordar que el crecimiento regional en 2019 fue del 0,1% y que su previsión para este año era de un modesto crecimiento del 1,3%, explicó que en estos momentos la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que se puede producir una contracción del Producto Interno Bruto regional (PIB) de -1,8% que podría conducir a un aumento de la tasa de desempleo de hasta un 10%.Estas cifras podrían hacer crecer el número de pobres en la región que pasaría de los 185 millones actuales a unos 220 millones, sobre un total de 620 millones de habitantes. Por su parte, el número de personas que viven en la pobreza extrema ascendería de 67,4 millones a 90 millones.Bárcena explicó las cinco vías por las que cree que el coronavirus afectará a la región:

1. Reducción de las exportaciones

Se prevé que la actual crisis disminuirá la actividad económica con varios de los principales socios comerciales de la región, especialmente en relación con las exportaciones de bienes a esos países.El país asiático es un importante destino de las exportaciones de varias economías latinoamericanas y el principal socio comercial de Chile, Perú y Brasil. El valor de las exportaciones de la región a ese destino podría disminuir hasta en un 10,7%.

2.Caída del turismo

Igualmente se prevé una menor demanda de los servicios turísticos, que afectaría con más intensidad a los países del Caribe. De durar la prohibición de viajar provocada por el virus en uno, dos o tres meses, la actividad turística caribeña se contraería en un 8%, 17% o 25%, respectivamente, en 2020.

3.Suspensión de las cadenas de suministros

Otro de los efectos que puede causar el coronavirus es la interrupción de las cadenas de producción mundiales. Esta situación afectaría principalmente a México y el Brasil, países que importan piezas y bienes intermedios de China para sus sectores manufactureros (concretamente en el caso de repuestos de automóviles, los electrodomésticos, y productos electrónicos farmacéuticos).

4. Desplome de los precios de productos básicos

En cuarto lugar, la crisis podría afectar a la región con una caída de los precios de los productos básicos, sobre todo para los países sudamericanos exportadores de materias primas.

5. Temor a invertir

Por último, puede producirse una mayor «aversión al riesgo» por parte de los inversores y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales.»Parte de estos efectos se reflejan en el descenso de los índices bursátiles de la región«, indicó Bárcena.

El papel de los Gobiernos

La secretaria ejecutiva de la CEPAL indicó que los Gobiernos están emprendiendo medidas sanitarias para reducir los contagios y de contención social en favor de los grupos más vulnerables para tratar de contrarrestar los efectos económicos negativos de la pandemia.»También están tomando medidas económicas, fiscales y monetarias que implican aumentar el gasto social, bajar las tasas de interés, intervenir los mercados de divisas, la suspensión de cobros de créditos bancarios, la concesión de líneas de crédito para el pago de las nóminas de las empresas, la congelación del recargo por impago de las facturas de agua en los hogares, y acciones para evitar el agotamiento de las existencias de productos básicos, entre otras», destacó.

Proteger a los grupos más vulnerables

Al mismo tiempo, Bárcena subrayó la importancia de proteger de la crisis a los grupos más vulnerables como las personas de edad avanzada, los sectores de población con bajos ingresos y los pobres. » Mientras más desigual sea un país, los grupos más vulnerables soportarán el peso de las repercusiones económicas de la pandemia y dispondrán de menos recursos para combatirla. Se debe prestar especial atención a las mujeres por su doble función de trabajadoras y cuidadoras«, dijo.

Llamado al multilateralismo y a una nueva economía

La secretaria ejecutiva finalizó su intervención llamando a la coordinación y cooperación mundial y regional frente al COVID-19.»Ningún país podrá combatir esta pandemia sin la cooperación mundial y regional. A fin de cuentas, lo que realmente debemos considerar es saber qué pasará con el multilateralismo. Se necesita una mayor integración. Sin duda, debemos movernos hacia una mayor coordinación, y la prioridad de las políticas debe ser cómo abordar la actual crisis social y de salud», subrayó.»Necesitamos repensar todo, la economía completa. Necesitamos una nueva visión para centrarnos en cómo hacer frente este escenario tan difícil que tenemos por delante», enfatizó Bárcena.

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Fuente: Onu Noticias: https://news.un.org/es/story/2020/03/1471522?

Familiares y Amigos de Presos Políticos de la Revuelta Social piden mayor resguardo para detenidos por protestas desde el 18-O

«El comportamiento expansivo del coronavirus hace inminente el contagio de la población penal del país, siendo más grave aún considerando las deplorables condiciones de higiene de los recintos penitenciarios y el hacinamiento», sostienen desde la OFAPP, para demandar que el gobierno cambie de forma inmediata la medida cautelar de prisión preventiva por arresto domiciliario total para todos los prisioneros políticos de la Revuelta, junto con otras medidas de protección.

La Organización de Familiares y Amigos de Presxs Políticxs de la Revuelta Social (OFAPP) se refirió, a través de una carta, a la situación de quienes han sido privados de libertad por manifestarse durante la revuelta popular.

A través de su carta, se pronunciaron por la medida de prisión preventiva como castigo a quienes han participado de las protestas que se han generado a partir del 18 de octubre. Al respecto, argumentan que este tipo de medidas son parte de un juicio político por sobre lo que establece el ordenamiento jurídico. “Ejemplo de ello, es el caso de los compañeros de la primera línea que actualmente se encuentran privados de libertad por delitos que jamás justificarían este tipo de medida cautelar, lo que evidencia el carácter político del encarcelamiento de todos los presos por la revuelta”, agregan.

Junto con esto, se refirieron a la preocupante propagación del COVID-19. “El comportamiento expansivo del coronavirus hace inminente el contagio de la población penal del país, siendo más grave aún considerando las deplorables condiciones de higiene de los recintos penitenciarios y el hacinamiento”, sostienen, para dar paso a tres peticiones para el gobierno de Chile.

Primero, desde la OFAPP piden que el Estado de Chile, “colocando por sobre todo el resguardo de la vida humana”, cambie de forma inmediata la medida cautelar de Prisión Preventiva por Arresto Domiciliario total para todos los prisioneros políticos de la Revuelta. Esto, considerando que Piñera, ante el estado de emergencia en que entra el país, tiene la facultad de gestionar un proyecto de ley que permita el cambio de medidas cautelares.

Además, exigen a los poderes del Estado (ejecutivo, judicial y legislativo) contribuir “de forma eficaz y oportuna” para que los prisioneros políticos cumplan el periodo de investigación de sus procesos judiciales en sus hogares, lo cual también contribuiría en la disminución de los niveles de hacinamiento de los recintos penitenciarios.

A esto le agregan la exigencia de que organismos e instituciones de Derechos Humanos nacionales e internacionales se manifiesten y propongan públicamente medidas que resguarden la vida de los prisioneros políticos respecto al contagio inminente con el virus COVID-19.

Así, sostienen que la OFAPP “hace directamente responsable al Estado de Chile por el riesgo de vida inminente al que están expuestos nuestros familiares y amigos. Manifestamos enérgicamente nuestra justa preocupación por la vida de los prisioneros políticos que se encuentran en las cárceles del país”.

Finalmente, hacen un llamado al pueblo de Chile y a la comunidad internacional “a seguir luchando por la justa liberación inmediata de los prisioneros políticos en el contexto de la Revuelta”.

La CIDH y su REDESCA instan a asegurar las perspectivas de protección integral de los DDHH y de la salud pública frente a la pandemia del COVID-19

Washington, D.C. – La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y su Relatoría Especial sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (REDESCA) reconocen la complejidad que enfrentan los Estados y las sociedades del hemisferio debido a las medidas excepcionales que requiere la pandemia global ocasionada por el coronavirus COVID-19 que avanza en forma exponencial y que, al 15 de marzo, ya se había cobrado 6.610 vidas a nivel global y 46 en el hemisferio. Esto supone desafíos extraordinarios desde el punto de vista de los sistemas sanitarios, la vida cotidiana de las personas y para la vigencia de los derechos humanos en el marco de sistemas democráticos.

Dentro de este contexto, la Comisión observa que los Estados de la región están realizando importantes esfuerzos en la adopción de medidas dirigidas tanto a la atención y tratamiento de las personas afectadas por el COVID-19, como a la contención de la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud. Estas últimas incluyen cuarentena, distanciamiento o aislamiento social, limitaciones de circulación a nivel nacional e internacional, como orientaciones preventivas de higiene personal y comunitaria. La CIDH y su REDESCA refuerzan el llamado de las organizaciones internacionales especializadas para que la adopción y la implementación de dichas medidas se ajusten a los estándares de protección de los derechos humanos. Dichos estándares se verifican a través del respeto a las garantías y libertades fundamentales, la plena información a las poblaciones sobre las medidas y políticas implementadas en sus territorios, como a través de los recursos disponibles para estos efectos. Asimismo, mediante la aplicación de una perspectiva interseccional, sensible en términos culturales, basada en los principios de igualdad y de diversidad de género.

Respecto a las medidas de atención, la CIDH y su REDESCA recuerdan a los Estados que el derecho a la salud se debe garantizar a todas las personas dentro de su jurisdicción, sin ningún tipo de discriminación, de conformidad con los estándares e instrumentos interamericanos e internacionales de derechos humanos. Así, enfatizan que para hacer efectivo el derecho a la salud los siguientes elementos son esenciales e interrelacionados: la disponibilidad, la accesibilidad, la aceptabilidad y la calidad. En virtud de este derecho los Estados deben brindar una atención y tratamiento de salud oportuna y apropiada; destacándose que todos los establecimientos, bienes y servicios de salud deben ser accesibles sin discriminación alguna, y adaptarse en función de circunstancias como las que la presente pandemia plantea con apego al principio «pro persona», a fin de que prevalezca el debido y oportuno cuidado a la población por sobre cualquier otra pauta o interés de naturaleza pública o privada. Dada la naturaleza la pandemia y las medidas de contención, también debe brindarse una particular atención a la salud mental de la población.

Adicionalmente, la CIDH y su REDESCA recuerdan que los Estados deben tomar como prioridad la integridad y bienestar de las personas profesionales de la salud frente a la pandemia, considerando asimismo fundamental que los Estados tomen medidas específicas para la protección y reconocimiento de las personas que asumen socialmente tareas de cuidado, formal o informalmente, con reconocimiento de las condiciones sociales preexistentes y de su agudización en momentos de especial exigencia para los sistemas de salud y asistencia social. En relación con las trabajadoras y los trabajadores del sector salud, se destaca la importancia de la adopción de protocolos a ser aplicados en el tratamiento del COVID19, así como de medidas especiales para la protección y entrenamiento de las personas sanitarias, lo que incluye que dispongan de equipos de protección personal y para la desinfección de ambientes, así como la debida garantía de sus derechos laborales y de seguridad social.

En relación con las medidas de contención, la CIDH y su REDESCA urgen a los Estados que observen, en cualquier acción dirigida a la reducción de los factores de contagio, el estricto respeto a los tratados y estándares internacionales en materia de derechos humanos, las garantías del Estado de Derecho y el cumplimiento de la obligación de cooperación de buena fe, particularmente en contextos transnacionales de alto riesgo para la salud pública y la vida de las personas.

En tal sentido, la CIDH y su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) reconocen que, frente a estados de emergencia, los Estados pueden adoptar restricciones temporales a los derechos humanos. A la luz de este contexto, estas medidas deben sujetarse a la estricta observancia de la finalidad de salud pública, estar acotadas temporalmente, tener objetivos definidos, además de ser estrictamente necesarias y proporcionales al fin perseguido. Adicionalmente, los Estados no pueden suprimir o prohibir los derechos y las libertades de manera genérica y, en especial, no deben limitar la libertad de los medios de comunicación, las organizaciones y liderazgos sociales o políticos, para buscar y difundir información por cualquier medio.

En todo caso, la Comisión exhorta a los Estados y a las instituciones de derechos humanos a garantizar el acceso a los mecanismos de denuncia y protección frente a posibles limitaciones indebidas o violaciones de derechos derivadas de tales medidas que garanticen transparencia, acceso a la información, protección de datos personales, consentimiento informado, acceso a la justicia y debida reparación.

Asimismo, los Estados deben observar la obligación positiva de informar en forma completa, permanente y veraz sobre la evolución epidemiológica de la pandemia y las medidas que adoptan para combatirla y emitir directivas precisas dirigidas a prestadores de salud para preservar la privacidad de las personas afectadas en cuanto a su estado de salud. En especial, las personas con liderazgo político en los diferentes niveles de gobierno tienen una alta responsabilidad en coordinar con los órganos rectores en materia de salud, asegurando que sus mensajes sean coherentes con los hallazgos científicos y las medidas adoptadas.

Medidas especiales y limitaciones a la regresividad

Por otra parte, la Comisión y su REDESCA resaltan que deben tutelarse los derechos de todas las personas que se vean afectadas por las medidas de contención que se impongan, especialmente aquellas cuya subsistencia peligre al someterse a un régimen de cuarentena, por la pérdida de sus ingresos, amenazas a sus necesidades vitales básicas, riesgo de ser desalojadas o ausencia de redes institucionales de apoyo. La CIDH y su REDESCA, conscientes de los altos desafíos que este contexto de pandemia supone para los Estados y la población en general, subrayan la necesidad de que cualquier medida de naturaleza restrictiva o regresiva con respecto a los DESCA, sea adoptada y aplicada de forma transparente, tras un cuidadoso análisis de las alternativas existentes. De adoptarse, dichas medidas deben estar justificadas desde un enfoque de derechos humanos con el debido análisis de impacto en los mismos, así como de la más eficiente utilización de los máximos recursos disponibles.

En ese sentido, la REDESCA observa que los Estados deben valorar de manera urgente, tanto nacional como regionalmente, dar respuestas eficaces para mitigar los impactos de la pandemia sobre los derechos humanos, mediante la adopción de una combinación adecuada de marcos normativos y políticas públicas a corto y mediano plazo relacionados, por ejemplo, con el alivio de crédito, esquemas de reprogramación y flexibilidad de pagos de deuda o y cualquier otro tipo de obligación monetaria que pueda imponer una presión financiera o tributaria que ponga en riesgo los derechos humanos, así como con la implementación de medidas compensatorias proporcionales en casos de pobreza y pobreza extrema o de fuentes de trabajo en especial riesgo.

Asimismo, la CIDH y su REDESCA alientan a los Estados y otras partes interesadas a coordinar esfuerzos para generar iniciativas de cooperación regional general que incluyan el fortalecimiento de los sistemas públicos de salud, la promoción de esquemas solidarios de apoyo económico, la cooperación científica, la vigilancia epidemiológica, la producción de información o datos médicos adecuados y oportunos, así como planes colaborativos de mitigación de impactos sobre el derecho al trabajo, con el fin de contener los impactos de la pandemia en las poblaciones más excluidas, así como en aquellos Estados con menores capacidades sanitarias de respuesta o sistemas de salud más frágiles. A tal fin, la REDESCA se pone a disposición de la OEA y sus Estados miembros para estimular y facilitar diálogos nacionales o regionales que coadyuven con tales propósitos.

Empresas y Derechos Humanos

Los Estados también deben exigir que las empresas, como empleadoras en general, respeten los derechos humanos y tengan un comportamiento ético y responsable, particularmente por los impactos en trabajadoras y trabajadores, consumidoras y consumidores y comunidades locales. La CIDH y su REDESCA recuerdan que las empresas son actores claves para la realización de los derechos humanos, de allí que, en el actual contexto de pandemia, las políticas y ajustes que implementen deben priorizar su responsabilidad de respetar los derechos humanos, particularmente los derechos laborales por los previsibles efectos en los mismos. La organización de trabajo remoto o teletrabajo, cuando resulte factible; o el entendimiento de que esta es una situación de aislamiento y limitaciones por condiciones sanitarias de emergencia, y no así de vacaciones obligatorias, por ejemplo, pueden facilitar en algunos casos, la continuidad de labores, reduciendo impactos negativos en el ámbito de los derechos laborales.

En esa línea, las autoridades estatales competentes deben cooperar y guiar a las empresas para la implementación de medidas de mitigación sobre los efectos de esta crisis sanitaria desde el enfoque de los derechos humanos. En particular, se debe asegurar que las instituciones privadas de salud y de educación no estén exentas de cumplir con sus responsabilidades de respetar los derechos humanos, sino que están llamadas a cooperar con las autoridades y aunar esfuerzos para mitigar los impactos que se puedan generar sobre los derechos a la salud y a la educación.

Por otro lado, la CIDH y su RELE también exhortan a las empresas de comunicación a contribuir con la población proporcionando información rigurosa, chequeada y observar en todo momento los códigos de ética y de actuación. Asimismo, felicitan a los medios de comunicación de la región que han establecido un acceso gratuito y abierto a los contenidos vinculados con la pandemia.

Deber de atención especial sobre grupos en situación de vulnerabilidad

La Comisión y su REDESCA observan que, por su carácter pandémico, la respuesta al COVID-19 adquiere una dimensión global y local para el resguardo de los derechos humanos de las personas afectadas. Globalmente, es necesaria la estrecha cooperación y coordinación de todos los Estados e instancias internacionales competentes, incluyendo la evaluación de solicitudes y entrega de fondos financieros de emergencia como de información científica, con el fin de disminuir los contagios y muertes por esta causa. Asimismo, la CIDH nota que a nivel internacional las poblaciones en procesos de desplazamiento o migración se ven especialmente afectadas al carecer de sistemas de protección de salud y de apoyo social, siendo susceptibles de sufrir estereotipos, restricciones de movimiento y retóricas de culpabilización u odio. La CIDH insta a los Estados para que las medidas de contención del patógeno no impliquen el incumplimiento de sus obligaciones internacionales de protección frente a las poblaciones que huyen de la persecución, el conflicto o de riesgos para su vida e integridad.

Localmente, procesos pandémicos producen impactos desproporcionados sobre poblaciones con mayores dificultades de acceso a estructuras sanitarias y tecnologías de atención a la salud dentro de los países, como pueblos indígenas, campesinado, personas migrantes, personas privadas de la libertad, grupos sociales en las periferias de las ciudades y los grupos económicos desatendidos por las redes de seguridad social, como son las y los trabajadores del sector informal o personas en situación de pobreza o de calle. A su vez, dado el carácter viral de la transmisión del COVID-19 ciertos grupos sociales se encuentran en mayor riesgo de sufrir impactos diferenciados y que sus derechos sean afectados más fácilmente, como son las personas con discapacidad, personas con determinadas patologías y enfermedades, y particularmente las personas mayores. En relación con estos grupos las medidas que se adopten deben incluir acciones de prevención del contagio y de garantía de la atención y tratamiento médico, medicamentos y provisiones evitando los impactos diferenciados del desabastecimiento; así como de acceso a la información en formatos adecuados a los diferentes grupos y sus necesidades diferenciadas.

Con respecto a las personas privadas de libertad, la Comisión exhorta a los Estados a considerar en los protocolos de atención los derechos de esta población a efectos de evitar brotes en los diferentes centros de detención, y que en el caso de que ocurran, se tenga acceso a los tratamientos de salud adecuados. Los Estados también deben adoptar medidas alternativas a la privación total de la libertad, siempre que fuera posible, evitando el hacinamiento en las cárceles, lo que puede contribuir con la propagación del virus.

En cuanto a los pueblos indígenas, la CIDH recuerda a los Estados el deber de protección especial que debe ser dedicado a esa población y la importancia de proporcionarle información sobre la pandemia de forma sencilla y, en lo posible, en su idioma tradicional. Adicionalmente, la CIDH hace un llamado especial a los Estados para que respeten, de forma irrestricta, el no contacto con los pueblos y segmentos de pueblos indígenas en aislamiento voluntario, dados los gravísimos impactos que el contagio del virus podría representar para su subsistencia.

Acerca de las niñas, los niños y adolescentes (NNA), la CIDH y su REDESCA subrayan la importancia de que los Estados hagan primar su interés superior frente a la pandemia, por ejemplo, ajustando sus planes educativos y de dotación de alimentos para escolares a estas circunstancias de emergencia, generando medidas destinadas a que NNA no sufran un impacto desproporcionado en sus derechos a la educación y a la alimentación. Al respecto, destacan la importancia de que las medidas de aislamiento social incluyan, en la medida de las posibilidades, alternativas que les permitan mantener las actividades conducentes a su desarrollo, como clases a distancia.

Adicionalmente, los Estados deben tomar especialmente en cuenta su obligación de debida diligencia con los derechos de las mujeres, e implementar medidas para prevenir tanto casos de violencia de género, como intrafamiliar y sexual durante el aislamiento social, disponiendo de mecanismos seguros de denuncia y atención para las víctimas.

Finalmente, la CIDH y su REDESCA hacen un llamado a la calma a toda la región, indicando que esta es una pandemia que está siendo continuamente monitoreada por los Gobiernos y las autoridades nacionales en sus respectivas competencias, así como por los organismos internacionales, incluida la OEA, la Organización Panamericana de la Salud y la Comisión con sus Relatorías Especiales (DESCA y Libertad de Expresión). La naturaleza y los alcances de una emergencia de salud sin precedentes en la región y en el mundo, exigen dotar de contenido real a los principios de solidaridad y de responsabilidad compartida, con base en la cooperación internacional, que deben orientar tanto el accionar de los Estados, como de la sociedad en su conjunto.

La REDESCA es una Oficina autónoma de la CIDH, especialmente creada para apoyar a la Comisión en el cumplimiento de su mandato de promoción y protección de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales en el continente americano.

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.