Pobreza en la prensa hegemónica de Colombia, Argentina y Brasil

Octubre 2018

En este libro se abordan algunas de las formas en las que la desigualdad social y la estigmatización, racialización e invisibilización de la pobreza se legitiman a través de la prensa hegemónica. Reúne artículos que presentan parte de los resultados de las investigaciones llevadas a cabo en Argentina, Brasil y Colombia en el marco del proyecto POLAME (Poverty, Language and Media —Pobreza, Lenguaje y Medios—) financiado por la cooperación noruega. Los autores pertenecen al equipo de este proyecto salvo el caso de Marcela Toro, articulista invitada.

El objetivo del proyecto POLAME fue detectar las expresiones lingüísticas usadas en la prensa de cuatro países indo/latinoamericanos (Brasil, Argentina, Colombia y México), palabras, vocabulario, nociones, conceptos, atributos sobre la pobreza y sus representaciones, partiendo del supuesto de que, como formadora de opinión, la prensa hegemónica reproduce concepciones, creencias e ideologías sobre la pobreza. Para esto, el proyecto construyó un corpus de artículos periodísticos vinculados con el tema, a partir de la búsqueda en diarios preseleccionados como hegemónicos de cada país. Desde el punto de vista temporal, el corpus se limita a la primera década del siglo XXI. Esta base fue el zócalo para el análisis de las investigaciones que se presentan en este libro, aunque en algunos casos hubo, además, otras búsquedas complementarias.

Número de paginas: 284

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Aborto en Chile: desafíos y obstáculos bajo la oleada conservadora

El panorama político en América Latina es desalentador. Estamos ad portasde la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil y el inminente triunfo de la ultra derecha en este país preocupa no sólo a los movimientos sociales y a los y las defensores de los derechos humanos, sino también al movimiento feminista de toda la región.

Preocupa porque los gobiernos conservadores de derecha que han ganado terreno en América Latina en los últimos años, no solo defienden e implementan una férrea agenda neoliberal, impulsan políticas de inversión que atentan gravemente contra el medio ambiente y promueven políticas públicas que van contra de los derechos sociales conquistados hasta ahora. Estos gobiernos, además, promueven discursos anti-feministas que están presentes en sus programas políticos de diferentes formas. Discursos que crean imaginarios en torno a la “destrucción de la familia”, los valores tradicionales, bajo la premisa manipuladora de presentarse como los “defensores de la vida». Sin embargo, en este contexto de “giro a la derecha”, hemos presenciado en los últimos meses una oleada de movimientos de defensa de los derechos de las mujeres que reclaman su derecho a decidir sobre sus propios cuerpos de manera libre y autónoma. Estamos hablando en específico de la lucha por el aborto legal en todas sus causales.

Es que la lucha por la despenalización del aborto es una lucha por los derechos humanos de las mujeres en su sentido más esencial.El aborto debe consagrarse como un derecho porque supone asegurar el derecho de las mujeres a auto-determinar tanto su cuerpo, como su vida. En este sentido, el Estado no puede confinar a las mujeres al espacio de la maternidad de manera obligada, simplemente porque el cuerpo de la mujer no es un espacio público a merced de las decisiones de otros. No puede otorgar al feto una naturaleza jurídica que está por sobre los derechos de la mujer, bajo argumentos ligados a la religión y a la presunción de tener la verdad en torno al “origen de la vida”. A través de la criminalización del aborto, se ejerce violencia y obliga a recurrir a condiciones poco seguras para abortar, en especial a las mujeres de los sectores más vulnerables de la población. Atenta así contra el derecho al acceso a la salud y la vida de las mujeres. En definitiva, vulnera nuestros derechos humanos en pos de salvaguardar una moralidad religiosa, lo que resulta inadmisible en un Estado laico. Bajo estas premisas, los movimientos feministas en diferentes países de la región se han levantado, han salido a las calles y han instalado en la agenda pública un debate que hasta hace algunos años atrás era considerado tabú en un continente que se ha intentado presentar al mundo como católico.

El movimiento feminista chileno no se ha mantenido al margen de esta lucha y este debate. Esto es evidente en las diversas manifestaciones públicas en apoyo al proyecto de despenalización del aborto que se discutió en Argentina, en la movilización por el Día de Acción Global por un Aborto Legal y Segurocelebrado el pasado 28 de septiembre, como también en la iniciativa parlamentaria presentada por diputadas, integrantes de diferentes partidos de oposición, con el apoyo de Corporación Humanas, que busca despenalizar el aborto en toda circunstancia hasta las 14 semanas de gestación.

Lo que hay detrás de esta demanda es la necesidad de ampliar el alcance de la recientemente aprobada ley 21.030 que legaliza el aborto en Chile en 3 causales. En algo la Ministra de Mujer del presente gobierno, Isabel Plá, tenía razón hace unos meses atrás, al afirmar en una de sus columnas de opinión mientras se discutía la aprobación de esta ley que la demanda por legalizar el aborto en 3 causales “-se los doy firmado- irán ampliándose progresivamente”. Esto porque las 3 causales descritas por este marco normativo sólo representan un 2,5% de los abortos, según cifras entregadas por la Mesa de Acción por el Aborto en Chile, y que son recogidas con preocupación por la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) en su reciente informe titulado “Aborto en Chile: las mujeres frente a innumerables obstáculos”, elaborado en agosto del presente año en conjunto con el Observatorio Ciudadano.

En este informe se insta a las autoridades chilenas a “[g]arantizar plenamente el respeto de los derechos humanos de todas las mujeres y las niñas y poner fin a los abortos clandestinos permitiendo así a todas ellas acceder a servicios de aborto legales y seguros, en todas las circunstancias, únicamente en base a la expresión de su voluntad”.Esta recomendación hace eco con la realizada el 14 de marzo por el “Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer” (CEDAW) de Naciones Unidas, que emplazó al Estado chileno a que “[a]mplíe el ámbito de aplicación de la Ley núm. 21.030 para despenalizar el aborto en todos los casos”.

A la vez, tanto el informe de la FIDH como el elaborado por CEDAW ven con preocupación el alcance restrictivo de la vigente ley 21.030. Aunque constituye un mínimo avance en la conquista por el derecho a abortar, al otorgar un grado elemental de soberanía y dignidad a las mujeres embarazadas que están arriesgando su vida, que gestan a un feto inviable o que han sido violadas, éste se encuentra en la actualidad restringido en su alcance por una serie de trabas administrativas. En este sentido, el informe añade que “[a]demás de las limitaciones ligadas a las causas del aborto, la Ley 21.030 prevé otros obstáculos de diferente tipo; los vinculados a los plazos dentro de los cuales se debe practicar el aborto, a la intervención de terceras personas, al acceso a la información y a la objeción de conciencia”.Este último punto, el de la objeción de conciencia ha sido el principal recurso administrativo con el que el actual gobierno ha pretendido poner límite al acceso a abortar de las mujeres, en las situaciones antes descritas.

El citado informe de la FIDH recoge además cifras preocupantes con respecto a la aplicación de la ley de aborto en tres causales, como que casi la mitad de los obstetras en Chile son objetores de conciencia en alguna de sus causales, o que existen instituciones de salud pública en donde la totalidad de sus obstetras son objetores de conciencia. También llaman la atención las trabas burocráticas para acceder a un aborto en caso de violación, debido a la obligatoriedad de hacer la denuncia y el límite de semanas de embarazo para poder realizar el procedimiento, lo que dificulta que víctimas de violencia sexual, en especial las niñas y adolescentes, puedan ejercer su derecho a terminar con el embarazo.

La FIDH también muestra su preocupación frente a estos protocolos emanados desde el Ministerio de Salud de la actual administración, en donde se ha interpretado la Ley 21.030 de forma abusiva, permitiendo incluso que en un comienzo instituciones que reciben recursos estatales se declaren objetoras de conciencia y se ha intentado así “instaurar la objeción de conciencia como la regla general y no como una situación de excepción” haciendo que el acceso al aborto en sus 3 causales permitidas por la ley sea poco eficaz y en algunos casos imposible. Gracias al pronunciamiento de Contraloría, este protocolo tuvo que ser revisado por el Ministerio de Salud, revisión que tuvo a las mujeres y niñas de Chile esperando casi un año para poder entender los alcances y la “letra chica” de la ley de aborto en 3 causales. Sin embargo, el nuevo reglamento que vio la luz este martes, el cual estipula que las instituciones de salud privada que mantengan contratos con el Minsal, es decir que reciban financiamiento fiscal “no podrán ser objetores de conciencia cuando contemplen prestaciones de obstetricia y ginecología que por su naturaleza comprendan atenciones en pabellón“. Bajo esta norma, por tanto, podrían declararse objetores de conciencia instituciones que no realicen abortos en pabellón, como son las prácticas que se llevan a cabo en las primeras semanas de embarazo y que no requieren que la paciente ingrese a pabellón para llevarla a cabo. El nuevo reglamento tampoco contempla la obligación de los establecimientos médicos de contar con profesionales “no objetores” ni tampoco exige fundamentar las razones de los obstetras o las instituciones para negarse a practicar un aborto. Como si no esto no fuera suficiente para el ala conservadora del parlamento, diputados de la UDI ya anunciaron que llevarán este reglamento al Tribunal Constitucional bajo el argumento que “está en la esencia del principio de subsidiaridad que los entes privados puedan colaborar con el listado de la prestación de servicios públicos, sin que el Estado esté encima y les imponga requisitos”, en palabras del diputado Macaya.

Como vemos, es un hecho que las organizaciones que defienden y promueven los derechos humanos, así como los organismos internacionales que defienden los derechos de las mujeres ven con preocupación tanto la restrictiva aplicación de la ley 21.030 en Chile como la ausencia de una normativa legal más amplia que garantice el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos. Pero eso no es suficiente para enfrentar la amenaza que representa el ascenso de la ultra derecha en la región. Es fundamental que el movimiento feminista y las organizaciones que lo apoyan sean capaces no sólo de mantener la presión sobre las autoridades y la clase política, sino que también necesita profundizar su capacidad de disputarle el sentido común a las fuerzas ultraconservadoras. Y esa disputa no se puede enmarcar sólo en la interpretación de los alcances de la ley 21.030 y la objeción de conciencia institucional, sino en la conquista del derecho a aborto en toda circunstancia, tal como los organismos internacionales que se han pronunciado en la materia han recomendado. Sólo de esta manera podremos mantener las conquistas que tanto han costado y proyectar los avances necesarios. El llamado es urgente, porque el panorama inverso, es devastador. No podemos ser otra vez obligadas a cumplir el mandato social de la maternidad exponiendo de esta forma a miles de mujeres y niñas a arriesgar su salud y vida a través de prácticas abortivas clandestinas.

 

Carmen Luz Morales

Observatorio Ciudadano

Valparaíso, 25 de octubre de 2018

Declaración X Congreso de la Red Latinoamericana de Antropología Jurídica

Temuco, Chile, 13 de octubre de 2018.

Los días 11 al 13 de octubre de 2018 antropólogos, abogados, sociólogos, magistrados, y otras profesiones a fines e interdisciplinarias; estudiantes, autoridades indígenas, líderes y jóvenes indígenas procedentes de Chile, Brasil, México, Colombia, Argentina, Ecuador, Bolivia, Perú, Venezuela, Austria, Francia, España reunidos/as en el X Congreso de la Red Latinoamericana de Antropología Jurídica (RELAJU) bajo el título de “Los desafíos para la diversidad y el pluralismo: a 20 años de la creación de la Red Latinoamericana de Antropología Jurídica”, analizamos la situación que guardan los derechos colectivos de los pueblos indígenas en el continente a través de la presentación de investigaciones realizadas en distintos países y por grupos de investigación interdisciplinarios, y con la participación de distintos actores sociales, particularmente representantes del pueblo mapuche.

Discutimos y documentamos problemáticas profundamente complejas y preocupantes que compartimos en todos los países de América Latina, especialmente las relacionados con la invasión, despojo y contaminación de los territorios indígenas, a consecuencia de megaproyectos extractivistas y de infraestructura; la criminalización de representantes de pueblos indígenas por el ejercicio de derechos y la justa protesta; la dificultad para ejercer los derechos reconocidos que es parte del problema de la “brecha de implementación”.

Preocupados/as por los contextos de violencias y vulneración de los derechos acordamos emitir la siguiente

DECLARACIÓN

  1. No obstante que la mayoría de los Estados de la región han ratificado el Convenio 169 de la OIT, están vinculados a los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, y han realizado reformas constitucionales que reconocen los derechos de los pueblos indígenas y afro-descendientes; vemos con preocupación que los mismos están adoptando normas, políticas y decisiones administrativas y jurisdiccionales regresivas, sobretodo en lo referente a derechos territoriales, personalidad jurídica y jurisdicción indígena.
  2. Además nos preocupa que aún haya Estados que no reconozcan en sus normas constitucionales la existencia y derechos de los pueblos indígenas y afro-descendientes; por lo cual apoyamos la lucha de estos pueblos por su reconocimiento y la efectividad de sus derechos.
  3. Exigimos el cumplimiento efectivo de los derechos de los pueblos indígenas y afro-descendientes, el respeto de su personalidad jurídica, la garantía y seguridad jurídica de sus territorios ancestrales; la participación, consulta y consentimiento previo libre e informado, y el respecto de la jurisdicción indígena y el pluralismo jurídico igualitario.
  4. Exigimos el cese inmediato de la criminalización de los movimientos indígenas, sus autoridades, dirigentes y defensores, como las distintas formas de hostigamiento, detenciones, procesos y condenas arbitrarias; las declaratorias de estados de emergencia; el uso ilegal de la fuerza; la militarización de los territorios; la tortura y violencia contra niños y mujeres. Además nos preocupa el incremento de la violencia como resultado del crimen organizado, con la connivencia de los Estados, por su impacto en los pueblos indígenas y afrodescendientes, tal como
    sucede en algunos países del continente.
  5. Apoyamos las luchas históricas y reivindicaciones de los pueblos indígenas y exigimos que los Estados den cumplimiento efectivo a sus derechos, en el marco de sus obligaciones internacionales. En particular:
    – demandamos que el Estado chileno respete los derechos al territorio ancestral del pueblo mapuche y cese la criminalización de sus integrantes;
    – exigimos que el Estado brasileño cumpla con la demarcación de los territorios de pueblos indígenas y quilombolas y cese su represión;
    – exigimos que el Estado peruano respete la personalidad jurídica de los pueblos originarios de Perú.
  6. Nos manifestamos por un uso ético de las intervenciones antropológicas en procesos judiciales como los peritajes antropológicos.
  7. Vemos con preocupación el avance de las fuerzas políticas conservadoras en América Latina por las medidas regresivas que proponen con relación a los pueblos indígenas, por lo que exigimos el respeto a los derechos conquistados. En especial nos alarma la posible llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia del Brasil dadas sus recientes declaraciones referidas a que no respetará ni demarcará ninguna tierra indígena, ni titulará las tierras de los quilombos; lo cual constituye una amenaza a los derechos de los pueblos indígenas y a las propias obligaciones constitucionales del Estado brasileño.

Los derechos humanos en la encrucijada: ¿Cuándo podremos derrotar a la hidra?

Por Mabel Cobos Fontana.

Son tantas las vulneraciones que se viven, que me sigue dando vueltas, la metáfora que ocupara el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, hace tres años atrás, hablando del capitalismo, y arguyendo muy bien que el sistema que vivimos hoy, es una hidra, la hidra capitalista, y que por eso es tan difícil derrotarla. Esta imagen también fue nombrada en el seminario de Valdivia, donde un profesor canadiense hizo alusión al mito de Hércules y la Hidra de Lerna, cuando hablamos de la explotación de los recursos naturales y las consecuencias y causas del extractivismo.

Han sido días sumamente movidos en términos de vulneraciones de derechos en el país. Sabemos que las injusticias ocurren a diario, a cada segundo, en todo el mundo. Sin embargo, particularmente esta semana, Chile ha vivido varios episodios de violencia, falta de justicia y humanidad, que se acumulan a otras que ocurren sistemática y cotidianamente.

Me tocó estar en Valdivia en un encuentro/seminario sobre la industria extractiva y derechos humanos que congregó tanto a académicos de Chile, como de América Latina y Canadá, así como también dirigentes y representantes de diversas organizaciones sociales y de pueblos originarios del norte y del sur del continente. Sus relatos de despojo, los análisis de violaciones a los derechos humanos que cometen las empresas en contra de los pueblos originarios y sus territorios, en contubernio con los estados, la criminalización, la persecución, el racismo, la muerte de defensores de derechos humanos en el continente, fueron parte central de varias de las intervenciones. También resonaron en conversaciones, en el diario, los nombres de Alejandro Castro, dirigente recientemente asesinado en medio del conflicto de Quintero-Puchuncaví o Macarena Valdéz, entre otros luchadores asesinados. Pero a su vez, también escuchamos experiencias de lucha, de compromiso, de fuerza, de trabajo colectivo, de autonomía y resistencia. Hay luces de esperanza…me dije.

Pero a cientos de kilómetros de distancia, en la capital, me llegaba simultáneamente la información de que PDI estaba haciendo redadas en el centro de Santiago, tomando presos a comerciantes ambulantes migrantes, que no sólo les detienen por trabajar en el comercio informal, como tantos otros y otras chilenos-as, sino también para controlar su documentación y tener una “excusa” para expulsarles. Expulsar a trabajadores, que por el mismo sistema no pueden tener su visa al día. Y entonces ya no son delincuentes los-as que expulsan, como lo anuncian los grandes titulares del show mediático que ha montado el gobierno, sino que se revela la permanente campaña de criminalización de las comunidades migrantes vinculadas a priori a la delincuencia, que se suma a un proceso nefasto de regularización, que ahora vemos, era también una justificación para expulsar y excluir, permeándose nuevamente el racismo institucionalizado.

Luego, antes de ayer, se conocía el fallo sobre Luis Tralcal Quidel y José Tralcal Coche que, aunque obtuvieron rebaja en sus condenas de 20 a 18 años, y no se aplicó el carácter terrorista del delito, el juicio ha sido impugnado por distintas organizaciones, pues la información que los imputa fue entregada por un testigo bajo tortura. Y así se suma otro juicio, lleno de irregularidades, en contra de dirigentes mapuche, que no revela otra cosa que el afán de reprimir y criminalizar al pueblo mapuche.

Pareciera una cacería de brujas, que, entre sus objetivos, se encuentran migrantes, pueblos originarios, dirigentes sindicales y medio ambientales, que peligrosamente ahora no sólo pueden ser expulsados o detenidos, sino también asesinados. Grave, muy grave, por decir lo menos.

Pero esto es solo la coyuntura. Por debajo, ya naturalizadamente, subsisten las violaciones sistemáticas de nuestros derechos sociales, económicos, culturales y ambientales, como el derecho a la educación, a la vivienda, a la salud, a la seguridad social, a vivir en un medio ambiente libre de contaminación.

Cada vez más personas mueren en los hospitales sin atención, personas mayores se suicidan por pensiones y vidas indignas, más personas viven en la calle, hacinadas o en campamentos, profesores no tienen sueldos ni garantías mínimas de trabajo, sin contar los y las estudiantes que, pese a tan masivo movimiento, aun la educación es precaria, segregada, racista, clasista y excluyente. Tampoco el medioambiente es una prioridad, puesto que los intereses de las empresas se superponen a los intereses y derechos de las personas. Y esto avalado por el Estado que, en el caso chileno, ni siquiera fue capaz de firmar el Acuerdo de Escazú, un acuerdo regional sobre el acceso a la información, la participación pública y el acceso a la justicia ambiental en asuntos ambientales, en América Latina y el Caribe.

Y todos estos temas y situaciones me tocó escucharlas de boca de sus dirigentes, en la mesa donde participé, en el encuentro que realizó la Subsecretaría de Derechos Humanos, de cara al Examen Periódico Universal de Chile ante Naciones Unidas, el día miércoles, durante todo el día. Ahora me pregunto si en realidad tomarán en cuenta todo lo que dijimos, considerando que estamos al debe en múltiples materias.

Son tantas las vulneraciones que se viven, que me sigue dando vueltas, la metáfora que ocupara el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, hace tres años atrás, hablando del capitalismo, y arguyendo muy bien que el sistema que vivimos hoy, es una hidra, la hidra capitalista, y que por eso es tan difícil derrotarla. Esta imagen también fue nombrada en el seminario de Valdivia, donde un profesor canadiense hizo alusión al mito de Hércules y la Hidra de Lerna, cuando hablamos de la explotación de los recursos naturales y las consecuencias y causas del extractivismo.

Esta hidra, de muchas cabezas, cada cual, destinada a dominarnos, golpearnos, atemorizarnos, reprimirnos, someternos, una y otra vez, se levanta, transmuta y se reproduce; aunque cortemos continuamente sus cabezas, una y otra vez, reaparecen, infinitamente. Pero, ¿seremos alguna vez como Hércules? ¿Podremos derrotar algún día a la Hidra? Mientras recibimos a diario noticias tremendamente dolorosas, mientras escuchamos y experimentamos cotidianamente abusos e injusticias, mientras sufrimos diariamente los embates poderosos de esta serpiente de múltiples cabezas, ¿podremos algún día derrotarla?

Por lo pronto, no queda otra que levantarse una y otra vez, hasta que de una vez y para siempre, la derrotemos.

 

Una lucha de más de 500 años

Karina Vargas y Hernando Silva*

Crecimos aprendiendo que el 12 de octubre se conmemora el descubrimiento de América, aunque la fecha en realidad expresa la llegada de Cristobal Colón a América, no hay ningún descubrimiento en este hecho. Los pueblos indígenas ya existían en este mundo y el que invadieran y violentaran sus territorios nada tiene que ver con descubrir algo.

Los años han pasado, y aunque con distintos nombres, seguimos conmemorando esta fecha como recuerdo de un hito que cambió la historia y el devenir de los pueblos originarios de américa. En Chile por ejemplo se celebra en esta fecha “El encuentro de dos mundos”, aunque el término de encuentro también es cuestionable por el grado de violencia y despojo con que se dio, y más que darse entre dos mundos, podríamos decir que fue más bien entre dos visiones distintas del mundo que aún hoy no logran encontrarse.

En España se celebra el “día de la hispanidad” antes conocido como el “día de la raza”, término que guardaba cierta connotación racista puesto que no existen las “razas humanas” dado que todos los humanos formamos parte de una sola especie, y lo que más bien existe es una diversidad de étnias y culturas.

En la última década se ha empezado a denominar a esta fecha el “Día de la resistencia indígena”, término que empezó a usarse en Venezuela y Nicaragua y que se ha ido expandiendo a otros países de américa latina, y que expresa la resistencia de los pueblos indígenas frente al despojo, al colonialismo y el extractivismo con sus luchas, cosmovisiones y saberes.

Y este término es tal vez el que más se acerca a la realidad de los pueblos indígenas: el seguir resistiendo a pesar de las condiciones adversas que vienen enfrentando.

Sin embargo, es bueno resaltar que luego de más de 500 años, los pueblos indígenas han cobrado mayor fuerza política y articulación, apoyados en normas internacionales que protegen sus derechos como el convenio 169 de la OIT o la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas y empoderados en su identidad indígena- los censos nacionales demuestran cada vez más una mayor auto identificación indígena en sus habitantes- han logrado fortalecer su agencia para determinar su propio camino y no solo resistir frente al accionar del otro.

Vemos como largas luchas empiezan a dar frutos y surgen propuestas y prioridades de los pueblos indígenas que emergen desde el reconocimiento y ejercicio de su derecho a la autodeterminación como pueblos.

Por ejemplo, en Ecuador, el pueblo Kichwa de Sarayaku presenta su propuesta de Kawsak Sacha o Selva Viviente al estado ecuatoriano y a la comunidad internacional en la cual, desde su propia cosmovisión y cultura de entender a la naturaleza como un ser vivo y como sujeto de derechos en igualdad de condiciones que los seres humanos, proponen un modelo de conservación para sus bosques y territorios que cambia el enfoque etnocéntrico hasta ahora dominante en las políticas de protección y conservación de la biodiversidad. Como el pueblo Achuar del Pastaza en Perú que viene logrando el reconocimiento de su derecho a titular sus territorios ancestrales de forma integral y no de forma fragmentada como comunidades; o como el pueblo Purépecha en Cherán, México que lleva ocho años de gobierno autónomo lejos de los partidos políticos y manejando sus propios recursos naturales; o pueblos que han logrado reivindicar y reconocer su estatus de nación en nivel de igualdad con otras naciones, como la nación Cree en Quebéc, Canadá.

Estas experiencias sin duda contrastan con la realidad que viven los pueblos indígenas en nuestro país, donde sus derechos colectivos no se encuentran reconocidos en la Constitución Política, y la Ley Indígena sólo hace referencia a ellos como “etnias” privándolos de esta forma de su reconocimiento político como pueblos.

Asimismo, a lo largo de la historia de Chile los pueblos indígenas han sido víctimas de procesos de usurpación, que en un primer momento se materializaron en la usurpación de sus tierras y territorios mediante la utilización de la fuerza -en un primero momento por la Corona española con la cual finalmente el pueblo mapuche pactó tratados que reconocían sus territorios y luego con el estado chileno- y que hoy se materializan en la usurpación de sus recursos naturales mediante la instalación de industrias extractivas en sus territorios, que ponen en riesgo sus propios modelos de desarrollo y sus sistemas de vida, amparados en el marco regulatorio de vocación neoliberal que impera en nuestro país.

Por otro lado, cuando los pueblos indígenas, y en especial el pueblo mapuche, reivindican sus derechos, la respuesta del Estado ha sido en la gran mayoría la represión policial indiscriminada o la criminalización de los líderes que participan en actos reivindicativos, mediante la utilización de leyes de excepción como es el caso de la Ley Antiterrorista.

Es en ese contexto, que en los últimos días se da a conocer el fallo de la Corte Suprema sobre el caso Luchsinger Mackay, mediante el cual se condena a 18 años de cárcel a los líderes mapuche José Tralcal y Luis Tralcal, y al joven mapuche José Peralino -a 5 años de cárcel- por el delito de incendio con resultado de muerte; todo ello mediante un proceso fundado en pruebas obtenidas bajo tortura, desconociendo elementos probatorios que acreditan la inocencia de los condenados. Circunstancias respecto a las cuales la comunidad internacional y en especial al Naciones Unidas manifestaron su preocupación al Estado de Chile, pero que no fueron consideradas por la Corte Suprema al momento de resolver el caso. Ello deja en evidencia el doble estándar de la Justicia Chilena que aplica elevadas condenas para personas mapuche en casos en los que las víctimas son agricultores descendientes de colonos, y consagra la impunidad en casos en los que las víctimas son jóvenes mapuche que mueren en manos de agentes policiales del estado, como han sido los casos de Matías Catrileo, Alex Lemún y Jaime Mendoza Collío.

Sin embargo, pese a estas adversas circunstancias, los pueblos indígenas han logrado posicionar en algunos casos su derecho a auto determinarse de acuerdo a su propias prioridades y cultura, como por ejemplo el pueblo mapuche, que hasta el día de hoy en algunos territorios mantiene vigente sus instituciones ancestrales y su derecho propio, a partir de los cuales guían sus procesos de articulación política y territorial.  

El camino sin duda es largo y difícil, pero las luchas que se vienen dando si bien pueden parecer utopías son más que nunca posibilidades para las próximas generaciones.

Por ello, el 12 de octubre no es una fecha solo para conmemorar la resistencia de los pueblos; sino también para conmemorar una lucha de más de 500 años que se expande por toda américa latina. Una lucha para ser lo que verdaderamente somos.

 

* Karina Vargas es coordinadora del Programa Derechos de los Pueblos Indígenas del Observatorio Ciudadano y Hernando Silva es coordinador del Área Jurídica de la misma institución.

Organizaciones piden reunión con Presidente Sebastián Piñera para instarlo a firmar y ratificar el #AcuerdodeEscazú

Representantes de organizaciones de la sociedad civil llegaron hoy hasta la oficina de partes de La Moneda para entregar una carta al Presidente Sebastián Piñera solicitando una reunión para conversar sobre la firma y ratificación del Acuerdo de Escazú, luego que el pasado miércoles 26 de septiembre el gobierno anunciara que postergaría la  firma del  tratado, a un día de la ceremonia en Nueva York.

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ALEJANDRO CASTRO, UN NUEVO DEFENSOR AMBIENTAL ASESINADO

Última Hora:

Cuando ya estábamos consternados con las imágenes de la Policía Naval parapetada desde las instalaciones de la empresa Oxiquim, abriendo fuego contra vecinas y vecinos que, desarmados marchaban pacíficamente desde la autodenominada Plaza Dignidad hasta el cordón industrial de Puchuncavi-Quintero, exigiendo el cierre de las empresas contaminantes que han intoxicado a casi dos mil personas en las últimas semanas, se conoció la terrible noticia del hallazgo del cuerpo sin vida del dirigente Alejandro Castro, uno de los líderes del movimiento que espontáneamente se ha organizado en la zona, asfixiado con su propia mochila.

Alejandro había encabezado ese mismo día una manifestación en la ciudad de Valparaíso, y en un video grabado solo unas horas antes, hacia un llamado a la unidad y a organizar un paro nacional por la insostenible crisis ambiental y sanitaria que los afecta. Cerca de las diez de la noche, en calle Bellavista esquina Errázuriz se despidió de Polette, su pareja por más de cuatro años y con la que pronto se irían a vivir juntos, quedando solo en las calles del puerto.

Nada existía por tanto en la vida de Alejandro que hiciera pensar en la posibilidad de un suicidio, por eso no convence la versión preliminar de Carabineros tras periciar el cuerpo, descartando tan tempranamente la participación de terceros en la muerte del joven de 30 años y actual secretario del sindicato de pescadores C-24 de Quintero, más cuando este era objeto de seguimientos y amenazas. De hecho, la tesis del suicidio fue cuestionada con posterioridad por el propio director nacional de la Policía de Investigaciones, Héctor Espinoza, quien sostuvo que existe “una investigación muy acuciosa que se está haciendo con mucha reserva y la verdad es que hay bastante preocupación”, por eso, agregó “vamos a trabajar para que las cosas se esclarezcan y se determinen las responsabilidades que correspondan, pues efectivamente, estaba amenazado”.

El caso de Alejandro se suma al de Macarena Valdés, mujer mapuche de 32 años y madre de cuatro hijos, quien junto a su comunidad, Newen Trangil, se oponía al proyecto hidroeléctrico de la compañía austríaca RP Global y la empresa chilena de distribución eléctrica SAESA. Ocho carros policiales y una tanqueta blindada de Fuerzas Especiales de Carabineros resguardaban de forma permanente la instalación de una torre de alta tensión que debía pasar sobre la casa Macarena, la última que restaba para poder darle viabilidad proyecto. Al día siguiente de su muerte, la empresa logró su objetivo.

El cuerpo de Macarena fue encontrado el 22 de agosto de 2016 colgado de una viga, hecho que también fue catalogado por carabineros y por el Servicio Médico Legal como un suicidio. Sin embargo, un nuevo peritaje científico de carácter independiente descarta esta posibilidad, dando cuenta que ella estaba muerta al momento de ser colgada por quienes tuvieron participación en su deceso. Es más, parte del expediente del caso, extrañamente, se extravío. Y la fiscalía, no solo insiste en la tesis del suicidio, sino que aún no traslada al Servicio Médico Legal las muestras obtenidas del cuerpo de Macarena en octubre de 2017 para análisis histopatológico, decretado un mes antes por el tribunal de Garantía de Panguipulli.

Si bien estos casos de sicarismo ambiental, como se les ha denominado a crímenes de este tipo en países con elevados índices de asesinatos por encargo, como Colombia o México, o algunos de Centro América, donde las cifras porcentuales son muy altas dada la baja densidad poblacional, no eran habituales en nuestro país, menos aún con la crudeza de un ahorcamiento, lo cierto es que preocupa que la impunidad en que ha quedado hasta ahora el crimen de Macarena y los intentos de cerrar tempranamente con el mismo argumento del suicidio la muerte de Alejandro, lleven a alentar nuevos asesinatos en contra de defensores y defensoras ambientales que se oponen a la materialización de proyectos de alto impacto para sus comunidades y territorios.

Preocupa también, al no conocerse aún las responsabilidades tras estos crímenes, que quienes estén involucrados no sean necesariamente terceros particulares, sino tal vez agentes del Estado u otro tipo de “criminales a sueldo”, lo anterior, si se atiende a las extrañas y sucesivas  denuncias de amenazas que recibió en vida este importante dirigente sindical.

Finalmente, es una preocupación adicional considerando la desprotección en que se encuentran estos luchadores en el país, que Chile no haya firmado el Acuerdo de Escazú, tratado vinculante que además de fortalecer los derechos de acceso a la información, a la justicia y a la participación en asuntos ambientales, reconoce y garantiza la protección de los defensores de la tierra y el medio ambiente. Decisión que se hace aún más injustificada, ante este nuevo asesinato de un defensor ambiental, que debe ser investigado acuciosamente y los responsables recibir una sanción ejemplar.

  • Paulina Acevedo Menanteau
  • Periodista y comunicadora en Derechos Humanos
  • Observatorio Ciudadano
  • @PaulinaAcevedoM

UACh y Observatorio Ciudadano organizan seminario internacional sobre industria extractiva y derechos humanos en Valdivia

* En Valdivia lunes 8 y martes 9 de octubre de 2018 – 09:00 a 19 horas / Auditorio 4, Edificio Nahmías, Universidad Austral de Chile.

Campus Isla Teja.

En dos jornadas —el lunes 8 y martes 9 de octubre— en la Universidad Austral de Chile se realizará el seminario internacional «Industria Extractiva y Derechos Humanos en un Contexto Global», actividad que tendrá una conferencia inaugural a cargo de Birgit Gerstenberg, representante regional del Alto Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en América Latina.

También habrán paneles donde expondrán los invitados internacionales Amanda Romero, Business and Human Rights; Maurice Kistabich, miembro de la Primera Nación Abitibiwinni de Pikogan, Québec; Jose Julian Tole, de la U. Externado de Colombia; Luis Vittor, asesor del Foro Indígena de Abya Yala, y los académicos de la Wilfrid Laurier University, Terry Mitchel, Miguel Sioui y Alex Latta, junto a los representantes nacionales Amaya Alvez, de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la U. de Concepción; Gonzalo Bustamente, de la U. de la Frontera; Judith Schoensteiner, del Centro de Derechos Humanos de la U. Diego Portales; Sergio Campusano, presidente de la Comunidad Agrícola Diaguita de los Huasco Altinos; Ercilia Araya, presidenta de la Comunidad Pai Ote pueblo Colla; Sebastian Henríquez, del Centro de Estudios Sociales de Chiloé; Patricio Colivoro, werken de la comunidad de Yaldad, Chiloé, y los miembros del Observatorio Ciudadano José Aylwin, quien lo dirige, junto a los investigadores Rubén Sánchez y Felipe Guerra, este último además profesor de la UACh.

La actividad es organizada por la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la U. Austral de Chile y el Observatorio Ciudadano, contando con el patrocinio de la Fundación Ford y del Consejo de Investigación de Ciencias Sociales y Humanidades de Canadá. Colaboran el Consorcio Latinoamericano de Posgrado en Derechos Humanos y la Red Panamericana de Derechos Indígenas y de Gobernanza de Recursos (PAIRR GN).

El evento se efectuará entre las 9 y 19 horas en el Auditorio 4, Edificio Nahmías, de la U. Austral de Chile, Campus Isla Teja, Valdivia y tiene entrada liberada, previa inscripción. Cupos limitados.

Se realizará transmisión vía streaming a través de  http://tvaustral.uach.cl/

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TEMÁTICAS

La actividad de las industrias extractivas, incluyendo entre ellas la minería, los hidrocarburos, la forestación, ha tenido un sostenido crecimiento en recientes décadas. Muchos estados basan hoy sus economías en la extracción y procesamiento de dichos recursos. El rápido desarrollo de estas industrias ha acelerado también sus impactos sociales y ambientales a nivel planetario.

De especial preocupación son los impactos provocados por la industria extractiva en los derechos de los sectores más vulnerables, como las comunidades rurales y los pueblos indígenas. Tal preocupación ha sido manifestada por diversas instancias internacionales, como el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos, los Relatores Especiales de Medio Ambiente y de Derechos de Pueblos Indígenas de Naciones Unidas, entre otros.

Un ámbito especial de preocupación ha sido la afectación de la industria extractiva en los derechos de pueblos indígenas, actividad que por sus dimensiones requiere en muchos casos, de acuerdo con la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de Pueblos Indígenas y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de su consentimiento, libre, e informado.

Las propias empresas, conscientes de sus impactos, han comenzado a abordar está realidad desarrollado estándares sobre su actuación y sus implicancias de derechos humanos, como los elaborados por el Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM), el Forestry Stewardship Council, y el Pacto Global, entre otros.Desde la academia el estudio de las implicancias de la actividad extractiva de recursos naturales en los derechos humanos ha llevado a constituir la Red Panamericana de Derechos Indígenas y de Gobernanza de Recursos Ejemplo (PAIRR-GN) y el Consorcio Latinoamericano de Posgrado en Derechos Humanos.

A nivel de sociedad civil, organizaciones como Derechos y Democracia de Canadá, la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) y Oxfam América han alentado el desarrollo de investigaciones que permitan evaluar los impactos de la actividad de empresas extractivas en derechos humanos, elaborando metodologías para estos efectos.

RESEÑA PANELISTAS

BIRGIT GERSTENBERG

Sirve a la Organización de Naciones Unidas desde 1991 en el campo de los derechos humanos, y actualmente ocupa el cargo de Representante Regional de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos en América del Sur. Previamente, trabajó en el componente de derechos humanos de tres misiones de paz, en El Salvador, Guatemala y Sudan/Darfur. Desde 2002 ocupó diferentes cargos en la Oficina del Alto Comisionado en Jamaica, Uganda, Colombia y Guatemala.  Posee estudios de filosofía y un doctorado en historia de la filosofía en América Latina de la Universidad de Rostock de Alemania. Y cursó con distinción el curso doctorado sobre derechos fundamentales del Instituto Bartolomé de Las Casas de la Universidad Carlos III de Madrid de España.

 JUDITH SCHÖNSTEINER

Profesora asociada de la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales. Posee un Doctorado en Derecho (2011) y un LL.M. en Derecho Internacional de Derechos Humanos (2006) por la Universidad de Essex en Inglaterra, y un M.A. en ciencia política por la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, Alemania (2003). Por encomienda del Instituto Danés de Derechos Humanos, ha elaborado el Estudio Línea Base sobre Empresas y Derechos Humanos en Chile (2016). En la actualidad, investiga sobre las obligaciones estatales en el ámbito empresas y derechos humanos, específicamente sobre empresas estatales y derechos humanos, referido a la Responsabilidad directa e indirecta del Estado por acciones y omisiones de las empresas estatales en materia de derechos humanos.

LUIS VITTOR

Economista peruano y experto en Pueblos Indígenas, Derechos Humanos y Cooperación Internacional por la Universidad Carlos III de Madrid, España. Entre 2009 y 2015 fue asesor de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), red de organizaciones de pueblos indígenas de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Actualmente es asesor del Foro Indígena de Abya Yala (FIAY), una red de organizaciones de pueblos indígenas de América Latina. Ha escrito diversos artículos e informes sobre la situación de los pueblos indígenas en distintos territorios y sobre los impactos de actividades de las empresas transnacionales en los derechos de los pueblos indígenas.

AMANDA ROMERO MEDINA

Doctora en Educación y Magíster en Desarrollo Educativo y Social de la Universidad Pedagógica Nacional. Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional de Colombia. Posee formación en Derechos Humanos entregada por el Instituto de Estudios Sociales de La Haya; Centro El Canelo de Nos de Chile, Fundación Canadiense de Derechos Humanos de Montreal, e Instituto Interamericano de Derechos Humanos de San José de Costa Rica. Actualmente, es profesora titular de la Maestría en Derechos Humanos gestión de la transición y el posconflicto, de la Escuela Superior de Administración Pública. Desde 2011 es investigadora y representante para Suramérica del Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos (Business & Human Rights Resource Centre). Ha sido consultora en diversos temas de derechos humanos, derechos de las mujeres, derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, proyectos de desarrollo y educación intercultural.

DIEGO MORALES

 Abogado, graduado de la UBA. Es el director del Área de Litigio y defensa legal del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de Argentina, desde donde coordina las estrategias jurídicas de los casos en los que el CELS es parte. Tiene una vasta experiencia en litigio estratégico y el desarrollo de clínicas jurídicas.  Entre 2000 y 2003 trabajó en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. Es profesor de Derechos Humanos y Garantías de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Avellaneda y la Universidad Nacional de Lanús. Dictó numerosos cursos de maestría sobre derechos humanos. Además, participó en publicaciones y trabajos académicos sobre el tema, de Argentina y del exterior.

TERRY MITCHEL

Psicóloga Clínica y Comunitaria, con doctorado otorgado por la Universidad de Toronto. Profesora en el Balsillie School of International Affairs en Wilfrid Laurier University. Su enfoque investigativo se centra en los derechos Indígenas, el trauma colonial, y los principios y prácticas de consentimiento libre, previo e informado en la gobernanza de tierra y recursos naturales. Posee un gran compromiso con el trabajo en alianza con comunidades indígenas en la movilización de conocimiento y recursos para apoyar la autodeterminación. Véase www.FPIC.info.

MIGUEL SIOUI

Profesor Auxiliar de geografía y estudios ambientales en la Universidad Wilfrid Laurier (Waterloo, Canada). Doctor en geografía por la Universidad Carleton. Como geógrafo indígena y académico de gestión ambiental, profundamente enraizado con las tradiciones de su comunidad Huron-Wendat. Ve su trabajo y propósito como traductor cultural entre dos mundos, el occidental y el indígena, que históricamente no han podido comunicarse de manera productiva. Donde la academia ha sido tradicionalmente renuente a tratar de investigar las formas indígenas de saber, hacer y ser, e incorporar conceptos relevantes de conocimientos indígenas en campos relacionados con la gestión ambiental. Es esta motivación profunda es la que despertó su interés en el campo de los estudios y la gestión ambiental.

 ALEX LATTA

Doctor en ciencias políticas por de York University. Actualmente es Profesor Asociado de la Wilfrid Laurier University, en los departamentos de Estudios Globales y Geografía y Estudios Ambientales. Ha realizado investigaciones extensivas en el tema de ciudadanía y medio ambiente en Latinoamérica, con enfoque en la hidroelectricidad, políticas ambientales y pueblos indígenas. Su trabajo de investigación reciente trata sobre el rol de pueblos indígenas en la gobernanza del agua en los Northwest Territories, así como en conservación ambiental de base comunitaria en el territorio Dene de la región del Dehcho también en los Northwest Territories.

MAURICE KISTABICH

Miembro de la Primera Nación Abitibiwinni de Pikogan, Québec, Canadá. Tiene más de tres décadas  de experiencia como negociador para las Primeras Naciones de Quebec y Ontario, en Canadá, en particular en la construcción de acuerdos con el sector minero y forestal, y en preparar negociaciones por reclamos de tierras ante los gobiernos provinciales y federal de ese país. Actualmente es el coordinador de Anishnabe O’T’Akiwa (AOT), una organización que reúne a cinco comunidades Anicinape (Algonquin) en el noroeste de Quebec y en el noreste de Ontario, que tiene el objetivo de presentar un reclamo integral de tierras y un gobierno autónomo ante el gobierno federal de Canadá. Maurice actualmente está cursando una maestría en la Escuela de Estudios Indígenas en la UQAT, analizando su experiencia personal desde una perspectiva científica en la negociación de acuerdos entre las empresas forestales y mineras y la Primera Nación Wahgoshig.

 JOSÉ JULIAN TOLE

Abogado y máster en Derecho de la Universidad Externado de Colombia, diplomado en estudios de comercio exterior de la Universidad Nacional Autónoma de México, y máster y Doctor en Derecho internacional económico de la Universidad de Barcelona. Es Docente e investigador de la Universidad Externado de Colombia, investigador invitado del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México y experto y consultor en temas de Derecho internacional económico. Sus principales áreas de actuación son la Organización Mundial del Comercio, Tratados de Libre Comercio, solución de controversias comerciales internacionales, regulación de servicios y mercancías internacionales, Derecho público económico, entre otros.

AMAYA ALVEZ MARIN

Abogada. Doctora en Derecho de la Universidad de York en Canadá, y Magíster en Derecho de Universidad de Toronto, Canadá. Actualmente es Profesora Asociada de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción Chile.

GONZALO BUSTAMANTE

Psicólogo, Magister en Desarrollo Humano Local y Regional. Profesor de Psicología Comunitaria de la Universidad de la Frontera. Ha Participado de programas de trabajo con comunidades indígenas, en Educación Intercultural Bilingüe, formación en intervención psicosocial intercultural y colaboración con organizaciones territoriales del pueblo Mapu­che. Recientemente ha estado trabajando en formación de postítulo en intervención psicosocial intercultural y en consultorías e investigación aplicada con pueblos indígenas, especialmente en salud intercultural y desarrollo territorial indígena.

SEBASTIÁN HENRÍQUEZ

Nacido y criado en Quellón, Chiloé. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad de Concepción y miembro del Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH). Su trabajo en dicho Centro aborda gran parte de las problemáticas político-territoriales de Chiloé bajo un perfil crítico y propositivo con miras al control y gestión soberana del archipiélago.

 JOSÉ AYLWIN

Abogado especialista en derechos humanos y derechos de pueblos indígenas. Ha realizado estudios e investigación sobre derechos de pueblos indígenas en América del Norte, en el marco de su maestría en la Universidad de British Columbia, en Canadá, y de Latinoamérica, para CEPAL, la Universidad de Montana, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos e IWGIA de Dinamarca. Ha participado en múltiples encuentros internacionales, manteniendo relaciones con organizaciones nacionales e internacionales en el campo de los derechos indígenas y la temática medio ambiental. Es autor de diversas publicaciones referidas a derechos humanos y derechos de los pueblos indígenas, tanto en Chile como el exterior. Es profesor de Derecho Indígena en la Universidad Austral de Chile.

FELIPE GUERRA

Abogado, licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile; magíster en Derecho, con mención en Derecho Público, Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile, 2015; diplomado en Justicia Constitucional y tutela jurisdiccional de los derechos fundamentales, Dipartartimento di Giurisprudenza, Università de Pisa, Italia. Fue parte del equipo jurídico que diseño e implementó el programa de reparación comunitaria en el proceso por daño ambiental que condenó a la empresa Arauco y Constitución S.A. por la contaminación del Humedal del Río Cruces. Desde septiembre de 2014 forma parte del Equipo Jurídico de Observatorio Ciudadano. Ha trabajado documentando, preparando y litigando diversos casos, tanto en instancias nacionales e internaciones, en los cuales se han visto vulnerados derechos colectivos de pueblos indígenas y comunidades locales. Ha participado en diversas iniciativas de investigación relativas a derechos de Pueblos Indígenas.

RUBÉN SÁNCHEZ

Originario de Huilio, comunidad mapuche de Freire, Región de la Araucanía. Trabajó como investigador en el Instituto de Estudios Indígenas de la Universidad de la Frontera, y desde 1997 a la fecha ha participado de diversos proyectos de investigación en el área sociodemográfica y territorial. Posee además estudios de informática y programación.

ERCILIA ARAYA

Presidenta Comunidad Colla Pai Ote. Pastora de cabras, trashumante, agricultora, ha representado a su comunidad en diversas instancias y diálogos con el gobierno. Ex Integrante de Pueblos Originarios Unidos (POU), organización nacional de pueblos indígenas. Ha colaborado en diversos documentales y películas de su comunidad, como «Las Niñas Quispe» de Sebastián Sepúlveda, y recientemente ella misma grabó su propio documental, exhibido por TVN en el Programa Indígenas Notables.

SERGIO CAMPUSANO

Presidente de la Comunidad Diaguita de los Huasco Altinos, una de las organizaciones indígenas más antiguas de la tercera región. Existen registros de ellos en el Derecho Indiano, mediante la Tasa de Gamboa de 1580. En 1989, fue uno de los impulsores del reconocimiento antropológico de las culturas Huentelauquén, El Molle, Las Ánimas, Copiapó, Diaguita e Inkas en Huasco Alto. Desde 1990 ha impulsado importantes cambios desde una agricultura agroquímica a una agricultura trabajada más amigable con la naturaleza. Asimismo, promovido el uso de antiguas prácticas agrícolas y de tecnologías en la pequeña agricultura, y ha fomentado la asociatividad de pequeños agricultores para acceder colectivamente a ellas.

PATRICIO COLIVORO

Werken comunidad de Yaldad, Chiloé.

Organizaciones sociales y parlamentarios critican que Chile abandone su propio Acuerdo

Parlamentarios y representantes de la sociedad civil cuestionan decisión del gobierno de aplazar firma del Acuerdo de Escazú y lo llaman a cumplir su compromiso de firmar lo antes posible.

En el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), este 27 de septiembre 15 países de América Latina y el Caribe han firmado el Acuerdo Regional sobre Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales –más conocido como Acuerdo de Escazú-, instancia de la que el Gobierno chileno decidió restarse por razones que el país aún desconoce.

Por este motivo, las ONG’s Fundación Terram, ONG FIMA, Codeff, Observatorio Ciudadano y la Amnistía Internacional; el senador Alfonso De Urresti y la diputada Catalina Pérez, expresaron su molestia en una conferencia de prensa realizada esta mañana en el ex Congreso Nacional.

Las organizaciones y parlamentarios presentaron los principales puntos de la declaración pública, que entre ayer y hoy han firmado más de 2000 personas y organizaciones, para expresar su inconformidad y preocupación por la pésima señal que significa no firmar el acuerdo que desde el año 2012 nuestro país impulsó y lideró, advirtiendo que “mientras más se demore el Gobierno (en suscribir), más adhesiones vamos a tener”, enfatizó Ximena Salinas, Presidenta de Codeff.

Chile posterga firma a Escazú

La decisión de postergar la firma del Acuerdo fue anunciada este lunes por la Ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, sorprendiendo a toda la ciudadanía involucrada en el proceso, ya que el recién pasado 7 de junio Chile junto a Costa Rica, como co-presidentes de la negociación del acuerdo, hicieron un llamado al resto de las naciones de la región para una pronta firma del acuerdo, acción que, tal como lo habían comprometido, 12 países llevaron a cabo esta mañana en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas.

Al respecto, Ezio Costa, director ejecutivo de ONG FIMA, señaló que la decisión del Gobierno “nos parece profundamente preocupante, sobre todo frente a la contingencia en la que nos encontramos, donde los conflictos socio-ambientales son una de las preocupaciones principales que debiera tener”.

Por su parte, el senador De Urresti señaló que es “inadmisible” que el Estado de Chile  se reste de este tratado en último minuto, ya que el impulso de este acuerdo es fruto de un esfuerzo realizado desde 2012 –durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, seguido por la administración de Bachelet y este año por la nueva administración Piñera-, “siguiendo una línea de continuidad por parte de Cancillería y los propios ministerios (…) Creo que Chile no solo pierde una oportunidad, si no que el Estado de Chile y sus instituciones quedan totalmente desacreditadas a nivel internacional y creo que en eso la cancillería tiene que dar una explicación”, finalizó el parlamentario.

Una falta a los derechos humanos y al medio ambiente:

El objetivo principal del Acuerdo de Escazú es abogar por los derechos de acceso –a la información, participación y la justicia en asuntos ambientales-, garantizando así la Democracia Ambiental en los países de Latinoamérica y el Caribe.

Ana Piquer de Amnistía Internacional resaltó que “este tratado no está creando derechos nuevos, sino que lo que está haciendo es reconocer derechos básicos: el derecho a la información, a la participación política, al acceso a la justicia, dándole una especificidad a los temas ambientales en un contexto mundial en que la defensa y la protección del medio ambiente es un asunto de urgencia”.

Paulina Acevedo, coordinadora del Programa Ciudadanía e Interculturalidad del Observatorio Ciudadano, puso el foco en la contradicción del Gobierno de Chile al manifestar “su convicción de mantener y garantizar los derechos que están en el convenio 169 de la OIT y que, por otro lado, niegue un tratado (Acuerdo de Escazú) que refuerza estos derechos y que igualmente menciona a este tratado internacional de la OIT”.

Esto debido a que este acuerdo destaca, entre otros temas, por ser el primer tratado internacional que busca dar protección oportuna a grupos y personas que defienden el medio ambiente. Dejar de firmar el tratado, según Acevedo es “preocupante ante la situación de los defensores/as ambientales vinculados/as a pueblos indígenas. Tenemos la reciente aprobación del recurso de amparo a la abogada Karina Riquelme, tenemos la situación de Macarena Valdés que debe ser aclarada, casos de personas no indígenas como los defensores del agua de Modatima” quienes han sido amenazados por desempeñar sus respectivos roles ambientales en Chile.

Las Zonas de Sacrificio y el acceso a la Justicia Ambiental en Chile:

Para Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, la crisis ambiental vivida en la Bahía de Quintero durante el último mes demuestra porqué es necesario seguir avanzando en los derechos de acceso que busca garantizar este tratado, ya que “la gente de esa zona hace más de un mes que vive episodios críticos de contaminación y eso es nocivo para sus derechos humanos». Según Liberona este acuerdo “si bien no tiene un efecto inmediato en la zona, sí es un acuerdo que permite ir construyendo más democracia, Justicia Ambiental y no discriminación que es lo que hoy día vemos en las zonas de sacrificio”.